Por Franz Dieter Hensel Riveros
Vicerrector académico
En el número anterior de Ciencia Abierta nos referíamos a la atmósfera de incertidumbre del panorama político y social colombiano. Aquella revista salió a imprenta solo unos días antes del atentado al candidato presidencial Miguel Uribe Turbay, y fue previo a nuevos sucesos de polarización y radicalidad que se han venido incorporando –con pasmosa velocidad y naturalidad– a la realidad política regional y global. Nos urge, como sociedad, volver a los principios del horizonte democrático –complejo e imperfecto, pero necesario para nuestra forma de vida en comunidad–. Vivimos momentos paradójicos en los que la cantidad de información corre el riesgo de producir ignorancias peligrosas, en los que las redes masivas pueden aislar, no unir; y en que varios medios de comunicación parecen haber renunciado a dar lugar a la opinión del otro solo para afianzar ideas cómodas al pensamiento propio.
El número que presentamos hoy de Ciencia Abierta tiene un cierto énfasis, desde miradas diversas, a temas clave: democracia, justicia y liderazgo. Abrimos y cerramos con un panorama de los principales riesgos, tensiones y posibilidades de la contienda electoral del próximo año. Temas como el voto femenino, la calidad misma del debate electoral, la política exterior y la fragmentación partidista serán factores fundamentales de la agenda pública y política de nuestro país. Pasamos, luego, a las posibilidades de acción y reflexión concreta desde la UNAB, como el caso de Justicia a la vista, un juego creado por profesores de nuestro programa de derecho que permite a quienes juegan entender desafíos concretos de justicia como la revictimización, la impunidad y la desinformación. Jugar ha de ayudarnos, también, a que nuestras investigaciones trasciendan lugares de experticia temática, no solo para “socializar” o “instruir” sino para construir formas de conocimiento en conjunto con las comunidades. A renglón seguido nos dedicamos a entender la migración a través de una investigación sobre familias transnacionales en Colombia, España y Venezuela.
Los siguientes cuatro artículos abordan formas concretas de liderazgo, con sello propio, entre los que se cuentan diseños participativos de Esquemas de Ordenamiento Territorial, una escuela de formación de “lideresas al volante”, el programa de formación doctoral Orquídeas y, en otra línea, nuestra participación en la creación de una patente que combina el trabajo colaborativo entre medicina, ingeniería mecatrónica y ciencias básicas. Cerramos esta edición con tres artículos dedicados al arte y a la creación artística. Nos dedicamos a nuestra Orquesta Sinfónica, a su fundación desde hace un poco más de 20 años, a su febril actividad y a su profundo impacto social en Santander, que ha implicado una extensa programación clásica, y una serie de apuestas por “sacar” a la orquesta de escenarios tradicionales para llegar a colegios, iglesias, teatros, centros comerciales y parques. Exploramos luego los cruces productivos entre teatro, ciudad y naturaleza para crear narrativas teatrales que permitan reconocer la fauna urbana, a menudo invisibilizada o despreciada. Finalmente, prestamos atención a la última novela de uno de nuestros profesores, premiada por el Ministerio de las Culturas, que implicó un ejercicio de escritura del yo como vía narrativa de temas íntimos y dolorosos como el duelo, la crisis de la masculinidad y la fragilidad de la identidad.
Decía el maestro Estanislao Zuleta en el Elogio de la dificultad que una sociedad mejor no es una carente de conflictos, sino una que tiene más y mejores formas de tramitarlos. Que perseguir la felicidad, como un océano empalagoso de autocomplacencia y perfección, con promesas de “mañanas radiantes” y anuncios de “nuevos reinos milenarios” puede llevarnos fácilmente a salidas con tono y sabor totalitario. Las universidades tenemos un rol definitivo en los días que corren, no solo como arenas o foros de discusión pública de las ideas, sino también como actores que han de recordar a la sociedad la centralidad del horizonte democrático, de una democracia sin atajos, en palabras de Cristina Lafont, una noción que se aleja de los enormes riesgos que representan los caminos cortos y las promesas de remedios rápidos para democracias adoloridas. El mundo del conocimiento y la creación que promovemos desde la UNAB (y desde varias universidades), tiene una marcada distancia con la imagen de “torre de marfil” que suele asociarse con la academia. Investigar tiene mucho más que ver con generar buenas preguntas y formas de ver el mundo, apela a la idea de una comunidad de pares en movimiento e indagación. Se trata de un ejercicio de curiosidades en movimiento, de formas de pensar e interrogar el mundo, que han de afianzar el presente como una elaboración colectiva, conflictiva y nuestro orden político democrático es una tarea diaria y ardua. Que el miedo no nos gane, y que podamos recordar que la política está hecha de deseos y de miedos, que no es la obra exclusiva de la mente o la voluntad, ni tampoco del azar absoluto, sino de una combinación inesperada, vertiginosa, imperfecta e inacabada.
Mi deseo de una lectura amena y provechosa de estas páginas.