Por Patricia Isabel Lequerica Moreno
Rectora UNISANGIL
UNISANGIL, desde hace 33 años, promueve a partir de su proyecto educativo institucional la solidaridad y cooperación entre los diferentes actores de la comunidad académica, sin alejarse de aquellos que se encuentran en nuestro entorno. Lo anterior nace de la firme convicción de que, en cualquier área del conocimiento, los profesionales deben estar en capacidad de analizar, discernir y aplicar lo aprendido en un escenario académico basado en los principios de responsabilidad, integridad, transparencia y equidad. Es entonces necesaria la búsqueda constante de soluciones a asuntos relacionados con el progreso regional, orientada por la investigación, bajo el concepto de región principalmente.
Como centro de conocimiento y de innovación científica y tecnológica, UNISANGIL, a través de sus grupos y semilleros de investigación, ha alcanzado a lo largo de estos años dos patentes que tienen que ver con conservación del recurso hídrico, en particular, con la adecuada relación de la agroindustria con los ríos. Cada año se vierten a los afluentes cercanos toneladas de desechos. Para contrarrestar esto y con recursos del Sistema General de Regalías, la Universidad viene ejecutando dos proyectos de especial interés. Desde su sede de San Gil, el proyecto de Desarrollo y transferencia de una tecnología de desinfección física de aguas residuales vertidas por cavitación hidrodinámica y vorticidad en el río Fonce (Santander), el cual ha permitido transformar la visión actual de los sistemas de procesamiento de aguas residuales urbanas y de la transformación agroindustrial. El otro, en su sede de Yopal, que busca el fortalecimiento de los sistemas de información de la calidad y valoración de los servicios ambientales del agua, con el fin de contribuir al desarrollo sostenible del sector agroindustrial del departamento del Casanare. Esto denota no solo la capacidad científica de la Universidad, sino también la de integrarse con otros actores académicos, científicos y organizacionales, para aportar a la conservación de recursos hídricos.
En UNISANGIL entendemos la cooperación como una herramienta de transformación social y económica en las regiones donde hacemos presencia: la provincia guanentina en Santander, Chiquinquirá en Boyacá y el piedemonte llanero en el Casanare. Varias de estas iniciativas vienen siendo acompañadas por universidades y organizaciones ambientales. De la misma manera en que junto con su aliado más importante, la Universidad UNAB, se han desarrollado programas académicos relevantes con la firme convicción de aportar al avance de la educación. Esta unión de esfuerzos, ha propiciado además que los grupos de investigación se integren para proponer y llevar a cabo proyectos en conjunto, muchos de los cuales lograrán modificar realidades para habilitar mejores ecosistemas.
El compromiso entre las dos instituciones sigue tan vigente como hace 20 años y sólo por medio del trabajo colectivo, el pensamiento crítico y propositivo, con una mirada hacia adelante, las universidades podrán continuar sumando al desarrollo sostenible a través de la docencia, la investigación y la proyección social.
Por: Juan Carlos Mantilla García
Ph.D, Director del Departamento de Estudios Sociohumanísticos Universidad UNAB
La ética aplicada, una disciplina que se ocupa de evaluar y orientar nuestras acciones y decisiones en diversos ámbitos de la vida humana, la sociedad y las relaciones con la naturaleza, desempeña un papel esencial en nuestra época. En un mundo complejo caracterizado por la incertidumbre, la persistencia de problemas sociales como la pobreza y la violencia, y la urgencia de la crisis ecológica, la ética aplicada se convierte en un faro capaz de orientarnos en la toma de decisiones fundamentales.
Experimentamos un acelerado desarrollo científico y tecnológico que redefine la forma en que vivimos, trabajamos y pensamos el futuro. En este contexto, la ética aplicada no solo se vuelve relevante, sino necesaria y urgente. Abarcando subdisciplinas como la bioética, la ética del desarrollo, la ética del medio ambiente, la ética de la tecnología y la ética de la investigación científica, esta “disciplina interdisciplinaria” aborda preguntas cruciales para la convivencia y la toma de decisiones en la sociedad.
¿Cómo decidimos si es ético permitir la minería en un ecosistema virgen con reservas esenciales para la transición energética? ¿Cuáles son los criterios que determinan la aceptabilidad de utilizar animales en investigación científica? ¿Es apropiado imponer límites al desarrollo de nuevas tecnologías cuando los impactos son inciertos? ¿En qué condiciones asignamos recursos públicos para reintegrar a criminales o actores armados en la sociedad? ¿Cómo logramos acuerdos entre actores con visiones morales antagónicas para promover la convivencia pacífica? Estas preguntas son solo una muestra de los desafíos éticos que enfrentamos.
La ética aplicada no solo nos invita a cuestionarnos sobre lo que es correcto y justo, sino que también nos brinda herramientas para abordar estos dilemas en un mundo complejo e interconectado. En nuestra época y contexto, donde las decisiones tienen un impacto global, la ética aplicada es esencial para construir una sociedad más justa, sostenible y ética. Es el faro que nos orienta en la búsqueda de soluciones socialmente pertinentes, y la Universidad Autónoma de Bucaramanga se enorgullece de promover esta disciplina en aras de formar ciudadanos conscientes que lideren el camino hacia un futuro más prometedor.
Por: Juan Pablo Neira Vesga
Jefe Centro de Creatividad, Innovación y Emprendimiento UNAB Creative
Era la primera semana de diciembre de 2022 cuando vi por primera vez en TikTok el bum de la inteligencia artificial (IA), una aplicación llamada Chat GPT que en menos de cinco días logró lo imposible, conseguir más de un millón de usuarios, cuestionar nuestro presente y futuro. Quedé sin palabras. Pasaban los días esperando terminar mis actividades profesionales y familiares para revisar antes de dormir qué había nuevo. Las aplicaciones basadas en IA no paraban de aparecer. Instalaba para luego probar todas las que podía, desde soluciones para la creación de contenido (blogs, posts, etc.), edición de video/audio, presentaciones, imágenes, asistentes virtuales hasta la creación de avatares. Fue desorbitante. Alrededor de 300 soluciones representadas en 50 categorías se encontraban en los directorios de herramientas de IA como aifindy. ¡Qué alucinante todo lo que se podía hacer!
Mientras probaba aplicaciones, venían a mi mente todos los beneficios de la inteligencia artificial en muchos sectores, como por ejemplo en la automatización de tareas, marketing, en la eficiencia, productividad, reducción de costos, en la salud y por supuesto en la educación. Pero nada es gratis. Después de los gozosos vienen los dolorosos y así como la inteligencia artificial tiene grandes beneficios, también tiene retos. Hay preocupaciones sobre la privacidad, la seguridad de los datos, y por supuesto se teme que pueda haber exclusión de ciertos grupos de personas por la falta de acceso a la tecnología. Además, hay cuestiones éticas y de responsabilidad que deben ser tomadas en cuenta, especialmente en áreas como la toma de decisiones y la automatización de trabajos.
En el Centro de Creatividad, Innovación y Emprendimiento UNAB Creative, estamos convencidos de que la inteligencia artificial es una herramienta que va a acompañar de cerca a los profesores, los emprendedores y a las empresas al igual como el internet y el celular para ayudarnos a ser más productivos y eficientes, permitiéndonos centrarnos en tareas de mayor valor. Sin embargo, recordemos que la tecnología nunca reemplazará nuestra creatividad, empatía, curiosidad, pensamiento crítico, liderazgo y trabajo en equipo, los cuales son esenciales para solucionar los nuevos desafíos.
Para finalizar, actualmente en mi equipo de escritorio y celular tengo acceso fácil a Chat GPT, Bing Chat de Microsoft y a Bard de Google para realizar consultas rápidas y confieso, Chat GPT me ayudó a escribir esta editorial mediante una solicitud de 250 palabras donde precisé mi perfil, la longitud del texto, el número de párrafos, el propósito de cada párrafo, el tono y el lenguaje. Pero después de algunas observaciones a Chat GPT, es necesario usar el pensamiento crítico y la creatividad para dejar nuestra esencia y nuestra pasión en el producto final.
Por César Yobany Acevedo Arenas
Director Programa de Ingeniería en Energía UNAB
Si nos preguntaran, ¿qué inventos, tecnológicamente disponibles, ayudan a evitar las consecuencias del calentamiento global?, probablemente muchos responderían: Los módulos solares fotovoltaicos, los aerogeneradores, las turbinas hidráulicas, entre otros.
El común denominador de todos estos procesos de transformación energía (usando fuentes renovables) es que comparten como producto final la energía eléctrica; sin embargo, cuando miramos las causas de las emisiones de los Gases de Efecto Invernadero – GEI, la generación eléctrica es causante solo en un 26 %. Es decir, si no se emitiera una sola molécula a partir de la quema de combustibles para generación de electricidad en el mundo (algo en realidad imposible de alcanzar, al menos en el corto y mediano plazo), nos quedaría faltando por solucionar el 74 % del problema (por ejemplo, emisiones a partir de la producción industrial 16 %, del sector transporte 13 %, del agrícola 12 %, etc.). En otras palabras, se requiere una visión integral del problema, con cambios importantes no solo en la manera como usamos los recursos de nuestro planeta, sino también, en la forma como estudiamos y abordamos esta problemática. A veces unos árboles no dejan ver el bosque.
A nivel país, esto plantea al menos dos cuestiones importantes. En primer lugar, si estamos haciendo bien la tarea, en términos de políticas y mecanismos para lograr el balance entre los compromisos internacionales adquiridos en cuanto a la huella de carbono (reducción de emisiones en un 51 % al año 2030 y carbono neutralidad al 2050), frente a las necesidades de la economía, y en general del desarrollo de Colombia. En segundo lugar, si contamos con lo necesario para lograr las transformaciones requeridas, la cual puede ser respondida en lo referente a la formación de capital humano con cierta tranquilidad ya que en el país existen catorce programas en el campo de la ingeniería energética, siendo la UNAB pionera desde hace más de veinte años en apostarle a este concepto de formación en ingeniería –aún novedoso e innovador–, con su programa de Ingeniería en Energía, donde se propone precisamente este abordaje integral en el nexo energía y desarrollo sostenible.
No obstante, la primera cuestión es un poco más compleja de responder, y es tema de muchos congresos y foros de expertos en la actualidad. Si bien nuestro país tiene un liderazgo regional en temas como la transición energética, también es causante de menos del 1 % de las emisiones de GEI. Por otra parte, particularidades del sector minero–energético colombiano y algunas acciones no muy bien estudiadas, generan incertidumbre tanto a nivel interior como en los mercados internacionales, precisamente por la falta de este abordaje integral por parte de los tomadores de decisiones. Otra vez, ver el bosque completo.
Una definición común de transición energética es “un cambio estructural a largo plazo en los sistemas energéticos”, y si bien está relacionada con la descarbonización de la matriz energética de un país, el horizonte de tiempo en que esto sucede es lo que posibilita su ocurrencia armoniosa con el desarrollo económico de la nación.
Esta cuarta entrega de Ciencia Abierta UNAB está especialmente dedicada a este tema y las apuestas de Santander en esta materia.