Las lesiones en los pies de los diabéticos son uno de los desafíos más grandes en salud por lo difícil que resulta tratarlas y por el alto número de personas afectadas.

Por Pastor Virviescas Gómez

Reportero con 39 años de experiencia y tres Simón Bolívar.

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Entre el 40 % y el 70 % de todas las amputaciones no traumáticas de los miembros inferiores ocurren en pacientes con diabetes. Una historia dramática  que empieza siempre de la misma forma: una pequeña herida en el pie que va creciendo y resulta resistente a todo tipo de cuidados. 

La médica Claudia Lucía Sossa Melo se conoce esa historia de memoria. La ha visto repetirse en decenas y decenas de pacientes en los hospitales en los que ha trabajado. Los daños en los nervios sumados a los problemas de circulación contribuyen a que estas heridas tarden semanas o meses en sanar. Además son dolorosas, limitan la movilidad, generan secreciones abundantes, mal olor y riesgos de infección. Es frecuente que estos pacientes sufran depresión y otros trastornos emocionales.

La úlcera de pie diabético tiene una incidencia del 4 % al 10 %, con un porcentaje de riesgo para desarrollarse entre el 15 % y el 25 % durante la vida del paciente, y de un 20 al 80 % de que se vuelva a repetir.

Ante la impotencia de los tratamientos tradicionales, que funcionan apenas en un 50% de los casos, y junto a un grupo interdisciplinario de investigadores vinculados a la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNAB y la Clínica Foscal Internacional, en 2018 Sossa comenzó a escudriñar las posibilidades que ofrecen las células madre. 

Una célula madre tiene el potencial de formar muchos de los tipos diferentes de células encontradas en el cuerpo. Esto significa que bajo las condiciones adecuadas, pueden ser manipuladas para convertirse en la célula que se desee. Alrededor del mundo pululan los experimentos para que estas células ayuden a tratar enfermedades en diversos campos médicos, desde la neurología hasta la cardiología. Sossa y su equipo se han embarcado en probar su utilidad en la atención de pacientes con pie diabético.

Las células madre en general son un tipo de célula indiferenciada que tiene la capacidad de dar origen a células específicas y especializadas. Esta propiedad ha permitido su uso en el campo de la medicina regenerativa, donde pueden reparar o regenerar algunos tejidos afectados por ciertas enfermedades.

En este estudio en concreto utilizaron las células madre mesenquimales, las cuales corresponden a una población de células heterogéneas, no diferenciadas y autorrenovables presentes en diferentes tejidos adultos (médula ósea, tejido adiposo, músculo y placenta, entre otros). Estas células tienen la capacidad de diferenciarse de células del linaje adiposo (tejido graso), condrocitos (cartílago), osteoblastos (hueso), como a otros tipos celulares. Además, pueden modular respuestas inmunes exacerbadas, y son hipoinmunogénicas (pasan desapercibidas por el sistema inmune).

(Cambiar foto) Foto: Martha Ligia Arango

“La eficacia terapéutica de las células madre mesenquimales en defectos cutáneos se atribuye principalmente a dos mecanismos: diferenciación en células parenquimales (queratinocitos, glándulas sebáceas, epitelio folicular, células dendríticas), y/o producción de factores bioactivos solubles (factores de crecimiento y citoquinas) que estimulan diferentes mecanismos como son: la formación de tejido de granulación, la neovascularización, inhiben la inflamación, manejan el estrés oxidativo, protegen a las células lesionadas de la apoptosis, activan la migración, la proliferación y la diferenciación de células progenitoras endógenas, inducen formación y remodelación de la matriz extracelular y tienen efecto antifibrótico.

Entre los factores secretados por las MSCs que tienen relevancia en la regeneración cutánea se encuentran: IGF-1, KGF, VEGF, EGF, EPO, SDF-1, Ang1/Ang2, entre otros”, explica la investigadora Sossa Melo.

Y complementa: “Estos mecanismos inducen e incrementan la reparación /regeneración cutánea, lo que se ve reflejado en una disminución generalizada y constante en el tamaño de la úlcera, un aumento tanto en la vascularización de la dermis como en el espesor dérmico del lecho de la herida, como un incremento en la celularidad en el tejido.

A su vez, inducen el restablecimiento de las fibras reticulares; cambios que indican que la administración de las células madre mesenquimales conduce a la reconstrucción o regeneración dérmica de las  heridas que no cicatrizan”.

Aprovechando los trabajos que la investigadora Martha Ligia Arango había realizado en animales diabéticos con lesiones en la piel en los que demostró la seguridad y cierta efectividad de las células madre, el grupo de trabajo diseñó un primer experimento con humanos.

Encontrar una mejor solución para estos pacientes podría tener repercusiones globales. La diabetes es uno de los mayores desafíos de salud pública en el planeta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas con diabetes aumentó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014. Se estima que en 2016 la diabetes fue la causa directa de 1,6 millones de muertes. Cifras que causan tanto escalofrío como saber que 1 de cada 2 personas diabéticas en el mundo no han sido diagnosticadas (aproximadamente 212 millones con edades entre los 20-79 años). En Colombia la diabetes se encuentra entre las primeras cinco causas de muerte y su morbilidad también es considerable.

Foto: Martha Ligia Arango

Las madres de todas las células

El principal hallazgo -subraya Sossa Melo-, ha sido ver como a los pacientes que se les administraron las células madre o los productos de las células madre, tuvieron una curación de la úlcera más rápido, aproximadamente un mes, mientras con tratamientos convencionales como apósitos de alta tecnología el tiempo de curación se puede extender hasta tres o cuatro meses.

Un resultado interesante de la investigación es que los científicos santandereanos demostraron que no es necesario inyectar células madre directamente en las heridas sino que los productos o secreciones que ellas liberan también producen un beneficio terapéutico. Este es el primer estudio que se ha hecho con este abordaje en pacientes con úlcera de pie diabético, no solo en Colombia sino a nivel internacional.

La mayor recompensa para estos investigadores, entre los que también figuran Jorge Pereira, Martha Villamil, Silvia Milena Becerra, Víctor Alfonso Solarte, Sergio Serrano, Juan José Rey, Ligia Cecilia Mateus y Edwin Wandurraga, junto a Álvaro Meana (de la Universidad de Oviedo-España), ha sido ver que se abre una nueva oportunidad para millones de pacientes diabéticos. Sin embargo, y por tratarse aún de una terapia experimental, insisten en la importancia de prevenir la diabetes y sus devastadoras consecuencias.

Pormenores de esta investigación con sello UNAB se pueden encontrar en Mesenchymal stromal cell derivatives as a novel therapeutic approach to treat diabetic foot ulcers. Endocrinol Diabetes Metab Case Rep. 2020; 2020: 19-0164. doi: 10.1530/EDM-19-0164.

Foto: Martha Ligia Arango

Premio internacional

La Sociedad Internacional de Terapia Celular y Genética (ISCT por su sigla en inglés), le confirió a este grupo de investigadores de la UNAB y la Foscal el reconocimiento como el trabajo más sobresaliente de los países emergentes, después de leer su presentación «Seguridad y eficacia de la inyección intradérmica de derivados de células madre mesenquimales en las úlceras crónicas del pie diabético: un ensayo clínico aleatorio y controlado», el cual fue aplaudido en la reciente convención anual celebrada de modo virtual en Nueva Orleans (Estados Unidos).

Con sede en Vancouver (Canadá), la ISCT además les hizo entrega de una placa distintiva del Premio Top Scoring Emerging Economy Abstract Award -patrocinado por la revista médica Cytotherapy- y un cheque por mil dólares, tras una revisión realizada por pares que lo calificaron con el máximo puntaje.