La costumbre y la tradición no son las consejeras más precisas a la hora de atender a un paciente. Tomar decisiones basadas en la evidencia científica disponible es la mejor opción y es la apuesta del programa de Enfermería de la UNAB, pionero en una certificación internacional de buenas prácticas basadas en la evidencia.

Por Gloria Correa

Apostaría a que el nombre de Florence Nightingale no aparece en la memoria de muchos lectores. Tal vez mientras intentan recordar, sus neuronas están repasando las últimas series de Netflix en busca de alguna actriz norteamericana con ese nombre. Error. Nightingale es uno de esos personajes históricos con los que todos de una manera u otra estamos en deuda, pero no lo sabemos.

Esta científica británica es considerada una de las precursoras de la enfermería profesional contemporánea y su mensaje aún resuena en las escuelas de enfermería alrededor del mundo. Ella solía decir que “la enfermería es un arte progresivo, en el cual permanecer inactivo es haber fracasado”. En sus Notas de Enfermería consignó que “para los enfermos es importante tener lo mejor”.

Foto John Álvarez

El programa de Enfermería de la UNAB busca mantener vivo ese legado. Por eso desde el año 2015 a la cabeza de su directora Olga Lucía Gómez Díaz, se impulsó un profundo e innovador proceso de transformación en la metodología de enseñanza de los contenidos de la profesión gracias a un convenio con la Asociación de Enfermeras Registradas de Ontario en Canadá (RNAO, por sus siglas en inglés). 

El motor de esa transformación es “la enfermería basada en la evidencia científica”. El objetivo es que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico y reflexivo para identificar problemas reales y tomar las mejores decisiones basadas en estudios científicos, que respondan a las necesidades tanto de pacientes como de sus cuidadores. Aquello de que más sabe el diablo por viejo que por diablo, no aplica a la hora del cuidado de pacientes. La filosofía aquí es apelar a la mejor evidencia científica disponible. 

El concepto de enfermería basada en la evidencia surgió hasta los años 80 del siglo pasado, derivado de la medicina basada en la evidencia, este último acuñado en la universidad canadiense de McMaster. David Sacket, médico epidemiólogo,  definió la medicina basada en la evidencia como “el uso consciente, explícito y juicioso de la mejor evidencia disponible para la toma de decisiones sobre el cuidado de los pacientes”. En el mismo sentido, la enfermería basada en la evidencia busca implementar modelos de enseñanza sustentados en una verdadera ciencia de los cuidados.

De los emplastos a las escalas de valoración y a los apósitos

Las úlceras en piel de las personas que por una razón u otra permanecen mucho tiempo postradas en cama, son un buen ejemplo para entender la importancia de la enfermería basada en la evidencia.  

“Hay que aplicar en la nalga un gran emplaste hecho a partes iguales de Dessicativum Rubrum y Unguentum Comitissae con el objeto de aliviar su dolor y secar la úlcera, también deberíamos aplicarle una pequeña almohada debajo, para dejar la nalga al aire y evitar que se apoye”, se indicaba como manejo en el siglo XVI. Más adelante la recomendación se enfocó en los cambios frecuentes de posición y otros establecieron que la dieta era fundamental en este problema. 

Ante el manejo de estas lesiones aún hoy existen cuestionamientos ¿Cómo usar apósitos? ¿Cuál es la mejor técnica? ¿Cómo saber cuándo todos estos cuidados son necesarios para favorecer el proceso de cicatrización?

Docentes del programa de Enfermería / Foto John Álvarez

Justamente para evitar que cada quien haga las cosas a su parecer, la enfermería basada en la evidencia construye guías de práctica clínica, como las de la RNAO, para unificar tratamientos según los mejores datos disponibles. Así los estudiantes aprenden escalas para evaluar el riesgo de aparición de la úlcera, clasifican y seleccionar las mejores conductas para actuar de forma preventiva o tratar las lesiones según las mejores recomendaciones científicas.

“Buscamos que el estudiante de enfermería entienda que el cuidado se hace a través de la práctica basada en la evidencia para brindar un cuidado seguro al paciente y la familia. Hemos adaptado el currículo, en los cursos de investigación se tiene un módulo de práctica basada en la evidencia, en otros semestres se brindan herramientas para la búsqueda de la evidencia científica. Y en seminarios y prácticas profesionales el estudiante aplica las guías y hace seguimiento a los pacientes”, afirma Adriana Patricia Bonilla Marciales, enfermera,  docente UNAB y BPSO Host Leader.

Los estudiantes del programa de Enfermería trabajan de la mano del Centro Vida Álvarez / Foto John Álvarez

El convenio UNAB-RNAO, pionero en Colombia

Siendo Canadá referente en las prácticas basadas en la evidencia, la RNAO se dedica desde 1999 a la elaboración de estas guías para enfermeras abordando temáticas de interés en el ejercicio profesional que van desde el manejo de las úlceras hasta la lactancia materna pasando por el manejo del dolor, la prevención de caídas, los accesos venosos, el cuidado de pacientes con problemas de salud mental, entre muchas otras. Además establece convenios con instituciones a nivel internacional para garantizar la difusión y puesta en práctica de las guías a las que ofrece acceso gratuito en su sitio web.

También otorgan la certificación de mejores prácticas en este campo (Best Practice Spotlight Organization, BPSO) a instituciones que luego de un riguroso proceso se comprometen con la excelencia en el cuidado, convirtiéndose en generadoras de buenas prácticas basadas en la evidencia. La UNAB es la primera universidad en Colombia y la segunda en Latinoamérica en obtener esta certificación desde 2018. 

Las instituciones con certificación BPSO igualmente promueven la formación de una red de líderes difusores de las guías. La UNAB, por ejemplo ya formó 27 estudiantes como Champion Students en noviembre de 2021. También cuenta con la cátedra Florence Nightingale, en la cual presentan las mejores propuestas del proceso de atención de enfermería basados en los reportes de docentes y estudiantes que han aplicado las guías en diferentes escenarios. 

“El cuidado de enfermería no es sólo repetir una orden médica y ejecutarla, sino tener la capacidad de generar un criterio, un pensamiento crítico y reflexivo frente al paciente, analizar qué le conviene y qué no le conviene y eso solamente lo da la práctica basada en la evidencia”, resalta Bonilla Marciales.

Adicionalmente, la certificación BPSO le da a la UNAB la capacidad de supervisar, en nombre de la RNAO, la designación de otros entornos académicos nacionales como BPSO. Este proceso ya está en marcha con la Fundación Universitaria Juan N. Corpas y pronto se podrían sumar otras instituciones. Existen además trabajos colaborativos de investigación sobre las guías con la Fundación Oftalmológica de Santander, Universidad Industrial de Santander, Unisangil, Universidad Nacional de Colombia y el Hospital de Grace en Toronto (Canadá), entre otras. 

Siendo Bucaramanga un referente en la salud del Nororiente colombiano, la certificación BPSO de la UNAB –la cual también tienen como aliados a la Clínica Foscal y la Foscal Internacional–, marca un hito que las ratifica como pioneros a nivel nacional e internacional del cuidado de enfermería basado en la ciencia, el cual se traduce en un beneficio significativo para los pacientes que acuden o acudirán a estas instituciones prestadoras de salud.

En octavo semestre los estudiantes en la ceremonia de imposición de Símbolos de Enfemería «Tocas y Placas» / Foto John Álvarez