Más allá de una ‘molécula mágica’ contra la preeclampsia

La preeclampsia es una enfermedad que cada año mata a miles de embarazadas. La investigadora UNAB María Carolina Páez Leal recalca a las madres que salir del cuadro crítico no es el final de esta patología.

Por Pastor Virviescas Gómez

Enviado especial de Ciencia Abierta UNAB. Reportero con 39 años de experiencia y tres Simón Bolívar.

publicaciones@unab.edu.co

Cada vez que la médica bumanguesa María Carolina Páez Leal pronuncia la palabra preeclampsia la mayoría de sus interlocutores no saben de qué está hablando, no imaginan la tragedia que se esconde tras ella: cada tres minutos muere una mujer en el mundo a causa de esta condición médica, lo que se traduce en más de 70.000 defunciones al año, según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para miles de mujeres alrededor del mundo la llegada de la semana 20 del embarazo, en cuestión de pocas horas, se puede convertir en una situación de vida o muerte. La presión arterial se puede disparar, sufrir dolores de cabeza intenso, visión borrosa, niveles bajos de plaquetas, vómitos, sangrados, problemas renales, así como edemas en la cara y en las manos. Si esas madres no reciben atención médica oportuna el cuadro clínico rápidamente desemboca en un nacimiento prematuro, un abrupto desprendimiento de la placenta, enfermedad cardiovascular y afectación de otros órganos como pulmones, hígado, riñones y accidentes cerebrovasculares.

Esta graduada de la primera cohorte de 46 médicos de la Universidad UNAB ha invertido ya casi dos décadas tratando de entender mejor las causas de la preeclampsia y de paso soñando con alguna ‘molécula mágica’ que ayude a salvar a las mujeres en riesgo. 

Además de la maestría con énfasis en inmunología que cursó en la U. de Antioquia, María Carolina está cursando un doctorado en Salud Pública en la Universidad Nacional de Colombia, a la par que adelanta un estudio integral sobre las determinantes sociales de la salud y su impacto en procesos biológicos asociados con la preeclampsia y otras enfermedades. Recientemente realizó una estancia de dos meses en Suecia para indagar sobre variantes genéticas en enfermedades cardiovasculares. La otra parte de su tiempo se la dedica a ser docente en el posgrado de Ginecología y Obstetricia de la UNAB, porque esta bachiller del Instituto Caldas afirma que la que coloquialmente es calificada como ‘la enfermedad de las teorías’ (inflamatoria, inmunológica, genética, metabólica, etc.) ahora se ha convertido en la excusa para escudriñar otros componentes de lo cotidiano y del entorno de cada mujer y de cada hogar.

Investigadora y también docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad UNAB, María Carolina Páez Leal, dice que no se limita a formar médicos sino personas con una mirada más integral para que entiendan tantos elementos que los afectan a ellos mismos y a sus pacientes. / Foto Pastor Virviescas Gómez

Sabedora de que en muchos años no será encontrada esa ‘molécula mágica’, María Carolina ha decidido enfocarse en entender mucho mejor los factores ambientales que pueden estar influyendo en el desarrollo de la preeclampsia.

“La preeclampsia es una mala sombra que ha acompañado a la mayoría de gestantes en Colombia y Latinoamérica, así como en África donde es más frecuente”, dice a Ciencia Abierta UNAB. Y añade: “Estas enfermedades claramente son biológicas, pero tienen un componente social que no podemos desconocer y en el que nos falta mucho por trabajar”.

Se desvela intentando interpretar el comportamiento de una población multiétnica con una carga genética tan variopinta y la información que de ello se deriva. A la maraña de moléculas y de probabilidades, les está sumando la alimentación, la nutrición, el medioambiente y el apoyo o maltrato en la familia que afectan a los componentes biológicos que llevan a que con tanta frecuencia las colombianas enfermen de preeclampsia, pero también de cáncer o diabetes.

María Carolina lamenta que la ciencia no haya  logrado predecir la enfermedad por lo que en muchas situaciones el único tratamiento es desembarazar a la madre, independientemente de la edad del bebé y eso aumenta la mortalidad en el niño. Su reto enorme es terminar de entender esta enfermedad y tratar de identificar cómo bajar ese riesgo para que esa píldora que se requiere para el tratamiento o esa molécula particular que va a indicar que una paciente va a enfermar no se conviertan en su única razón de investigar, sino evitar que la gestante llegue allá y modular los otros elementos que pueden estar de manera temprana propiciando que la preeclampsia se genere y cause tanto daño.

La investigadora UNAB, María Carolina Páez Leal, sostiene que las enfermedades son biológicas, pero tienen un componente social que los médicos y el sistema de salud no deben ignorar. Háblese de preeclampsia o de cualquier otra afección, insiste en que no basta con ir a una EPS para ser diagnosticados y medicados, regresando como si nada al mismo contexto que está afectando a madres y pacientes en general. / Foto Pastor Virviescas Gómez

Por ese motivo es que de forma temporal ha dejado a un lado guantes, caretas y matraz de Erlenmeyer para ir adelante de la búsqueda de esa molécula específica. Su mirada ya no es reduccionista. No se fija meramente en genes y variantes particulares, tampoco en determinado marcador genético sino al menos en un millón de ellos, con la ayuda de otras ciencias como la informática. Del contacto exclusivo con sus colegas médicos, María Carolina ahora hace equipo con sociólogos, trabajadores sociales, salubristas, comunicadores, economistas, ingenieros y otros conocedores de la dura y cruda realidad para concebir la preeclampsia como un todo dinámico, a sabiendas de que esta es siete veces mayor en los países en desarrollo que en los del primer mundo.

Lo suyo no era pasar su vida entre las cuatro paredes de un consultorio y optó por explorar las raíces profundas de esta enfermedad que en América Latina provoca el 25,7 % de las muertes maternas, según los indicadores de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) plantean que entre los años 2016 y 2030 se debería reducir la tasa global de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos. ¿Una meta fácil de alcanzar? Para nada. Pero en lo que atañe a María Carolina Páez Leal investigar y aportar a la sociedad es lo que le gusta y sabe hacer. 

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