Encontrar en qué etapa del proceso productivo de una organización se presentan ‘escapes’ es un valioso insumo para establecer los controles necesarios que mejoren los resultados a largo plazo.

Por Luis Fernando Rueda Vivas

Director Oficina de Comunicación Organizacional Unab – Periodista con Maestría en Comunicación Digital y Especialización en Periodismo Electrónico.

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“Aquí es donde estás teniendo un desperdicio”, ese puede ser el estribillo de la canción que los oídos de cualquier empresario quieren escuchar, sin embargo, para llegar a tararearlo es necesario haber desarrollado una habilidad especial, digna de ‘sabuesos’ capaces de rastrear las pistas para hallar esas pérdidas de eficiencia en los procesos administrativos o de producción en las organizaciones, que a simple vista o por intuición, son difíciles de detectar.

Dejar esa brecha abierta le puede significar a una compañía salir del mercado o, en el menor de los casos, trabajar con márgenes muy estrechos que repercuten directamente en su competitividad en un mundo globalizado. ¿Y cómo se pueden mejorar entonces esos niveles? La respuesta está en la correcta gestión de la información por medio de sofisticadas herramientas de análisis.

“Las empresas con mayor productividad no necesariamente son las mismas que cuentan con la mayor cantidad de talento humano, infraestructura o capacidad técnica y tecnológica, sino las que son capaces de optimizar al máximo sus recursos produciendo eficientemente”, escribió Olga Parra Villamil, directora ejecutiva del Consejo Profesional de Administración de Empresas, en el prólogo del libro ‘La eficiencia y productividad del sector textil y confecciones en Colombia’, escrito por Diana Oliveros Contreras, Alba Patricia Guzmán Duque, Edgar Mauricio Mendoza García y Tatiana Andrea Blanco Álvarez, investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).

DEA en acción

El texto, producto de un proyecto de investigación que nació de una convocatoria de este Consejo, aborda el comportamiento del sector textil y confecciones desde un enfoque Data Envelopment Analysis (DEA) -análisis envolvente de datos-, es decir, un modelo que permite medir y analizar las actividades orientadas desde la influencia de factores como los inputs (insumos) y outputs (productos y/o servicios) como indicadores de eficiencia en la producción de bienes o servicios.

¿Cómo se logra? A partir de la calidad de los datos que se obtengan los cuales, en este caso, tomaron como fuente la información que las empresas contrastadas reportaron a la Superintendencia de Sociedades, la base de datos EYMIS University así como información de cada empresa.

“Es una metodología muy potente”, dice el profesor Edgar Mauricio Mendoza, al advertir que “es posible obtener modelos de eficiencia en cualquier sector”. De alguna manera, señala Mendoza, esta es una forma de ejercer una “vigilancia competitiva” que permite hacer un aprendizaje comparativo al interior de cualquier sector de la economía.

Los hallazgos

Las principales empresas de la industria textil en Colombia se encuentran en Medellín, Bogotá, Cali y Bucaramanga. Para 2017 representaba el 6 % del PIB industrial, y en comparación con el mercado regional, Colombia es el tercer país productor-exportador en América Latina, después de México y Argentina. 

Para este estudio se compararon 46 empresas textileras y 159 de confecciones, entre 2015 y 2018, un sector prioritario para el país, impulsado por el Programa de Transformación Productiva a cargo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el cual busca su consolidación a partir de alianzas público privadas (APP), que logren hacerlo competitivo a nivel mundial en términos de eficiencia, productividad y calidad.

Este sector, hace tres años, generaba alrededor de 450 mil empleos y una dinámica  importante dentro de la cadena de producción (ofrece el 70 % de los empleos en esa cadena). Las principales amenazas, según los investigadores, tienen que ver con la apertura de almacenes de grandes marcas, el contrabando proveniente de China y el efecto que causa la ‘moda rápida’, sobre la cual nuestra industria no tiene capacidad pronta de reacción.

Según la investigación, las empresas de mayor tamaño son más eficientes en la optimización de los recursos, son capaces de negociar y reducir los precios de los insumos y, además, pueden contar con personal altamente capacitado. En cuanto a la rentabilidad sobre los activos (ROA), la eficiencia está determinada por la capacidad de utilizar los recursos reales de inversión para obtener ganancias.

Dentro del estudio Santander alcanzó el 71,6 % en eficiencia técnica, es decir, tiene una oportunidad de mejora del 28,4 %. Sin embargo, se analizaron pocas empresas ubicadas en la región por la disponibilidad limitada de información.

Se encontró que el leve incremento en la productividad de las empresas se debe, prioritariamente, a una mejora en el cambio técnico más que a mejoras en la eficiencia. Por término medio las empresas analizadas podrían mejorar la optimización de sus recursos activos, costos de ventas y gastos totales en 20 %. Entre tanto, en términos de productividad el estudio refleja avances significativos en un departamento como Santander, el cual tiene una larga tradición en la industria de las confecciones.