¿Qué impide a los jóvenes rurales tener un proyecto de vida?: el caso Rionegro

Uno de los más recientes proyectos de la convocatoria Orquídeas postulado por la UNAB analizó los principales obstáculos que tiene esta población para trazar planes de vida luego de finalizar la educación media y diseñó seis alternativas sociolaborales que pueden seguir para mejorar su futuro.

Por Alejandra Gualdrón Acevedo

Comunicadora social y especialista en Comunicación Digital y Medios Interactivos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

publicaciones@unab.edu.co

El municipio de Rionegro está ubicado a unos 19 kilómetros de Bucaramanga, la capital de Santander, y aunque están separados por un recorrido en carretera de menos de una hora, las distancias sociales entre ambos lugares son mucho más amplias, especialmente para los jóvenes.

Un adolescente a punto de terminar su grado once en Bucaramanga tiene a disposición una amplia oferta de universidades públicas y privadas, además de mayores oportunidades laborales por vivir en una capital. Este escenario hace más probable que los bachilleres bumangueses cuenten con herramientas para construir una idea clara de lo que quieren hacer con sus vidas incluso mucho antes de culminar su etapa escolar.

En cambio, un muchacho de la misma edad en Rionegro, en donde el 80 % de la población vive en zonas rurales que se han visto marcadas por la violencia, puede ver con pesimismo su futuro al percibir lejanas las posibilidades de formarse a nivel profesional o tal vez contemple el abandonar el colegio sin saber a qué podría dedicarse.

Esta brecha entre áreas urbanas y territorios en los que predominan la vida rural no es exclusiva de Santander, es una realidad en toda la región. Según un informe de 2019 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), solo el 44,1 % de jóvenes rurales de entre 20 y 24 años han terminado el bachillerato y solo el 15 % de quienes superan los 25 completan estudios de educación superior.

En ambos escenarios, y según la misma Comisión, la juventud urbana presenta indicadores superiores al 69 %. A esto se le suma que los jóvenes latinoamericanos desertan del sistema educativo con mayor rapidez que otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Estas evidentes desventajas que tienen los jóvenes rurales y las dificultades que representan para la creación de sus proyectos de vida, han sido temas de interés para la investigadora Adriana María Martínez Arias desde hace casi dos años. La también docente de la Universidad UNAB quiso indagar la magnitud de este panorama y buscar posibles soluciones para Rionegro, un municipio categorizado además como ZOMAC (Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado en Colombia).

Para esto desarrolló el proyecto de investigación “Apropiación social del conocimiento como metodología para el diseño de trayectorias de vida en jóvenes rurales de Colombia” que fue seleccionado por la convocatoria “Programa Orquídeas Mujeres en la Ciencia: Agentes de Paz” del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y tuvo como entidad ejecutora a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

Adriana trazó dos objetivos principales para su trabajo: por un lado, determinar los factores puntuales por los que los jóvenes rurales de este municipio presentan dificultades al momento de idear un plan de vida, y por otro, proponer y diseñar trayectorias educativas y sociales que promuevan una mayor inclusión sociolaboral de esta población.

En el taller “Bote de vela” los estudiantes usaron la metáfora del viaje para identificar elementos como sus aspiraciones (destino), motivaciones (vientos) y obstáculos (anclas). / Foto suministrada por la investigadora

Proyecto de vida: un norte poco claro en Rionegro

Para profundizar en la primera parte del proyecto, se tomó como muestra a un grupo de 120 estudiantes de los grados décimo y undécimo de los colegios Institución Educativa El Pórtico y Fray Nepomuceno Ramos a los que asisten niños y jóvenes mayoritariamente de zonas rurales.

El trabajo con dicha población se realizó durante 10 meses y en su desarrollo se aplicó como estrategia metodológica primaria la apropiación social del conocimiento (ASC) con un enfoque de acción participativa que permitiera interactuar con los estudiantes y efectuar un análisis cualitativo participativo. En este ejercicio se aplicaron herramientas orientadas al diálogo con los alumnos a través de diferentes tipos de talleres para comprender sus aspiraciones, así como los desafíos que enfrentan en su entorno para hacerlas realidad.

Como resultados, se destacó que, si bien una buena parte de los participantes (66 %) anhela estudiar una carrera universitaria profesional, las dificultades económicas de sus familias (35 %) y la desmotivación como factor emocional (30 %) sobresalieron como los principales obstáculos que impiden materializar dicha aspiración.

También se resaltaron como factores en contra los bajos resultados en las Pruebas Saber 11 que normalmente obtienen estos colegios, ausencia de estrategias de orientación vocacional en el ambiente escolar, dificultades para planificar metas a largo plazo, mínimo interés en temas de emprendimiento, habilidades deportivas o artísticas, y poca oferta de transporte para desplazarse a las instituciones de educación superior que solo se encuentran en Bucaramanga.

Con las principales barreras identificadas, se pasó a la segunda parte de co-creación de trayectorias de vida. “La idea no era llegar solo a dar soluciones, sino escucharlos y trabajar con ellos en la creación de estas soluciones. Buscamos entender lo que ellos necesitaban, sus expectativas, y también queríamos escuchar a los rectores, a los profesores, a personas líderes del municipio para no tener un abordaje que fuera impuesto o que se viera como una mirada externa. Lo que hicimos fue crear y adaptar herramientas que estuvieran basadas en apropiación social del conocimiento especialmente para trabajar con jóvenes, porque esta población de este municipio tiene una forma de ver la vida diferente y unos intereses también muy particulares”, manifestó la investigadora.

En Rionegro, considerado uno de los territorios más extensos de Santander, alrededor del 80 % de los habitantes vive en zonas rurales. En ese porcentaje se incluye buena parte de la población estudiantil. / Foto suministrada por la investigadora

Alternativas sociolabores para jóvenes rurales

Para construir las seis trayectorias formativas y de vida, en el proyecto se propiciaron nuevas conversaciones con los 120 alumnos y, de forma alterna, se tomaron conceptos a través de un grupo focal de cinco expertos de la Universidad UNAB en educación virtual, acceso a formación universitaria, transformación social y currículo. Esto permitió abordarlas con una orientación multidimensional y estructurarlas de manera independiente, así cada una puede seguirse individualmente sin depender de las demás.

Inclusión educativa y vocacional

Plantea implementar en los colegios programas de orientación vocacional y de preparación para las Pruebas Saber 11, y brindar orientaciones sobre procesos de matrícula en universidades, becas y financiación.

Emprendimiento local y agroindustrial

Propone fomentar la creación de emprendimientos especialmente de tipo agroindustrial a través de programas de capital semilla. Recomienda desarrollar estrategias en los colegios que incentiven una cultura emprendedora desde edades tempranas.

Innovación digital y competencias tecnológicas

Proyecta la creación de un laboratorio de innovación digital para el municipio en el que los jóvenes puedan fortalecer sus habilidades en programación, marketing digital, inteligencia artificial, entre otros.

Programas SENA articulados con oferta universitaria

Aspira a crear opciones de articulación de títulos SENA que permitan a los graduados de bachillerato tener mayores posibilidades de ingresar a programas profesionales. 

Acompañamiento a programas de educación superior virtuales o híbridos

Sugiere mejorar la falta de conectividad y el acceso a equipos de cómputo en zonas rurales para facilitar el acceso a programas profesionales en modalidades diferentes a la presencial.

Desarrollo de competencias socioemocionales y salud mental

Pretende que en el municipio se divulguen programas de bienestar integral que busquen aliviar las bajas percepciones socioemocionales de los futuros bachilleres.

El proyecto plantea además que se exploren alianzas entre los sectores público y privado que garanticen la efectividad de las trayectorias, y así contar no solo con la voluntad de los estudiantes, sino también con la disposición de instituciones educativas, autoridades gubernamentales y empresas interesadas en contribuir al futuro de las nuevas generaciones.

Adriana Martínez Arias (de negro), doctora en Planificación e Innovación Educativa de la Universidad de Alcalá, fue seleccionada en el Programa Orquídeas de Minciencias a finales de 2023. / Foto suministrada por la investigadora

Más artículos de esta edición

Microplásticos vs. Grafeno

Microplásticos vs. Grafeno

Microplásticos vs. GrafenoUn investigador de la Universidad UNAB lidera el proyecto con el que se busca enfrentar la contaminación generada por estas diminutas partículas que hoy invaden el...

leer más

Artículos de otras ediciones