El primer estudio que aborda este problema en Colombia ha revelado que el 49 % de los estudiantes de cirugía general sufren acoso laboral y el 14,9 % acoso sexual.
Por Pablo Correa Torres
Exeditor ambiente, salud y ciencia del periódico El Espectador (2010-2021). Knight Science Journalism Fellow at MIT (2012-2013).
Las salas de cirugía donde se forman los futuros cirujanos del país se parecen bastante a un campo de entrenamiento militar. Quien pone un pie allí debe respetar una estructura de poder piramidal. Hay competencia, estrés y la adrenalina corre por todo el cuerpo. Los errores se pagan caro: alguien puede morir. Son largas y extenuantes las jornadas que exigen un alto estándar de coordinación y precisión entre el grupo de trabajo. En suma, son las condiciones necesarias para salvar vidas pero que al mismo tiempo, y con facilidad, desembocan en comportamientos de abuso laboral y sexual.
Al otro lado del teléfono, Luis Carlos Domínguez, del departamento de cirugía de la Universidad de la Sabana explica que junto a sus colegas de la División de Educación de la Asociación Colombiana de Cirugía, y ante la falta de datos claros sobre la manifestación de este problema en los 20 programas universitarios de cirugía general en el país, en el que se forman cerca de 380 estudiantes, decidieron aplicar una encuesta.
El 80 % de los estudiantes respondieron al llamado lo que da una alta confianza a la investigación. Los resultados, publicados en la revista Biomédica, dejan claro que las escuelas de medicina enfrentan un serio problema que exige soluciones.
La tasa global de acoso laboral que detectaron fue del 49 %. “Sabíamos que esto era un problema latente pero no teníamos una cifra hasta ahora”, comenta Domínguez. El resultado no fue una sorpresa para los investigadores. Una reciente revisión a nivel global había demostrado que las tasas de acoso laboral entre cirujanos en otros países podían ascender hasta el 63 %.
Curiosamente los investigadores no detectaron diferencias en función del sexo, el tipo de programa (privado frente a público) o el año de formación de la residencia, pero si por regiones. De los 164 residentes en programas de la Región Central, 80 (59,7 %) experimentaron acoso laboral, un porcentaje mucho mayor que los de otras regiones (Norte: 25 %; Oeste: 44 %, y Sur: 40,7 %). ¿Cómo se manifiesta el acoso laboral en Colombia? El comportamiento negativo más frecuente fue “recibir gritos o ser objeto de ira espontánea” (67,5 %). Domínguez resalta que el resultado que más los sorprendió fue descubrir que los principales responsables de acoso laboral fueron los cirujanos encargados de la formación.
“Teníamos la hipótesis de que la mayor parte de este problema se daba entre los estudiantes de cirugía de mayor rango sobre los de menor rango. Pero curiosamente son los profesores, los cirujanos, los principales responsables. Esto nos da una señal clara sobre dónde atacar el problema”, responde Domínguez.
En cuanto al acoso sexual la tasa detectada fue de 14,9 %. Un total de 21 casos (47 %) correspondieron a acoso por razón de sexo, 21 casos (47 %) a atención sexual no deseada y 3 casos (7 %) a coacción sexual. A nivel global la tasa de acoso sexual entre estudiantes de cirugía es del 27 %. Los investigadores no revelaron diferencias según el tipo de programa (privado frente a público) o el año de formación en la especialización. Obviamente hubo diferencias significativas entre hombres y mujeres (4,5 % frente a 29,1 %). También por regiones: de los 45 casos detectados el 27 (60 %) ocurrieron en la región Central.
La Asociación Colombiana de Cirugía ya tiene en marcha otros estudios para seguir explorando y entendiendo este problema. Domínguez cree que el reto es enorme pues se trata de cambiar toda una cultura organizacional donde tradicionalmente ha prevalecido la competitividad, estructuras jerárquicas y machistas.
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