El uso de tecnologías de simulación como las que implementó la UNAB puede elevar el contenido que recuerdan los estudiantes desde un 10 % hasta un 75 %.

Por Alejandra Sandoval Sarmiento

Comunicadora Social-Periodista y Magíster en Dirección de Comunicación Corporativa.

publicaciones@unab.edu.co

Mónica Andrea Rodríguez Álvarez está conectada a través de la plataforma Zoom, y en esta sala virtual tiene el reto de mantener una conversación con el alcalde de una ciudad, ante la mirada de varios espectadores: 

– ¿Usted sabe por qué en las ternas de elección no se está garantizando que haya una mujer?, se arriesga a preguntar.

El mandatario le responde:

– ¿Las ternas de elección?, eso no lo tenemos agendado el día de hoy… incluso voy tarde para la inauguración de un asilo. No me es posible apoyarla en este momento, si quiere puede subir al piso 12 y le dice a Beatriz, mi secretaria, que agende el tema para poder verlo con atención plena para un próximo día.

Mónica Andrea es una líder que en 2022 realizó un curso sobre comunicación para el ejercicio de la política en la Fundación Mujer y Futuro de Bucaramanga. Una parte de su entrenamiento consistió en enfrentarse con un avatar que personificaba al alcalde de su municipio. 

“Nos reunimos una hora antes de que iniciara la simulación para que ellas fueran soltando, porque se sentían muy angustiadas. Aunque debían interactuar con un avatar, sentían que lo iban a hacer mal por la presión, que no iban a saber poner en conversación los temas de interés. Una vez hecho el ejercicio algunas experimentaron frustración, rabia o alegría como si hubiera sucedido en la vida real”, expresó Nayibe Fuentes González, coordinadora del proyecto de la Fundación Mujer y Futuro.

La Fundación Mujer y Futuro de Bucaramanga es una de las organizaciones que ha usado los servicios del Centro Tecnológico de Simulación UNAB. / Foto: Valery Ruiz Santoyo.

Este es tan solo uno de los múltiples escenarios que opera con un software creado en 2005 en la Universidad de la Florida (University of Florida) en Estados Unidos. La idea surgió como una tesis doctoral pero el éxito que tuvo impulsó a sus creadores a fundar una spin-off (iniciativa empresarial basada en investigación aplicada). Román Eduardo Sarmiento Porras, director del Centro Tecnológico de Simulación (CTS) de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), conoció la herramienta mientras completaba un postdoctorado en la Universidad de Texas, en Austin. En 2018 convenció a los directivos de la UNAB para adquirir la licencia y empezar a apoyar procesos pedagógicos.

En 2019 se firmó un convenio entre la UNAB y la Universidad de Texas para formar un curso certificado enfocado en capacitar a docentes en creación de situaciones y usos de las simulaciones. Allí inició tímidamente el proceso.

Tras el éxito de la fase piloto, que tuvo efecto hasta el primer semestre de 2022, se comenzó a expandir su uso hasta alcanzar los 2.500 estudiantes de posgrado. Unos 30 docentes se han capacitado con la herramienta.

“No lo digo yo, ya está comprobado, la enseñanza basada en un profesor con unas diapositivas hace que los estudiantes recuerden menos del 10 % de lo que vieron y escucharon. En cambio, las experiencias reales o a través de simuladores como este permiten que el proceso de aprendizaje se potencie y los estudiantes recuerden hasta siete veces más”, comentó Sarmiento Porras. En encuestas informales aplicadas a estudiantes de posgrado, la mayoría afirmó que la experiencia pedagógica preferida fueron las simulaciones.

Esta tecnología, propiedad de Mursion (empresa a la que University of Florida cedió los derechos del software), que se implementó primero en las aulas de posgrados hoy se está utilizando con líderes de diferentes sectores económicos de Santander como los de salud, turismo y el social, entre otros. Se tiene pensado integrarla a la oferta de pregrado de la UNAB en el segundo semestre de 2023.

La herramienta permite simular desde una entrevista de trabajo hasta situaciones más complejas para profesionales de la salud cuando deben dar una mala noticia a sus pacientes o familiares de los enfermos. Incluso se puede simular una clase con niños para entrenar docentes en pedagogía infantil. 

Claramente, la pandemia del covid-19 nos dejó una ventaja y fue el hecho de vernos forzados a tener en casa un computador con cámara, micrófono y conexión a Internet y es justo lo necesario para poder participar en este tipo de simulación de realidad mixta. 

No es 100 % Inteligencia Artificial (IA), ni 100 % de componente humano y por eso se le da la connotación de simulación de realidad mixta. Es impulsada por humanos y asistida por IA. Estas simulaciones están diseñadas para la fuerza laboral actual, escenificando interacciones entre estudiantes y/o trabajadores con avatares.

Este diseño logra realismo y resultados de alto impacto en un corto periodo de tiempo. Cada experiencia de simulación puede tener un máximo de 10 minutos, alcanzando resultados tanto para estudiantes como para las organizaciones. 

Román Eduardo Sarmiento Porras, director del Centro Tecnológico de Simulación. Crear un escenario puede costar cerca de 4 millones de pesos, pero varía según la complejidad. / Foto: Valery Ruiz Santoyo.

En cuanto a capacidad técnica, cada simulación se soporta en servidores, en este caso de la UNAB, que cumplen unos requerimientos específicos, desde donde se transmiten las simulaciones a cualquier parte de Colombia y el mundo, para que el usuario final pueda vivir la experiencia en línea, sin requerir un súper equipo, simplemente con un dispositivo que tenga a la mano, ya sea un computador, tableta o celular. 

Cuando llega la solicitud de una nueva simulación comienza el proceso para determinar varios puntos. Uno de estos es elegir el o los avatares que se requieren de un banco de posibilidades que tiene la licencia predeterminados y en la misma medida los tipos de escenarios que podrían funcionar, los cuales ya están recreados en una galería limitada que tiene desde salas de hospitales, entradas de hoteles hasta oficinas y cientos más. 

Posteriormente se elabora un libreto en el que se consigna la información y datos de las múltiples situaciones a las que debe obedecer la personalidad de cada avatar, que va a responder al comando de voces de cualquier persona que vaya a hacer el ejercicio pedagógico o de entrenamiento. Hay simulaciones que el equipo de cinco personas del CTS de la UNAB ha desarrollado en un día y otras que les ha llevado un tiempo de 15 días debido a la complejidad, en las que participan expertos del sector determinado.  

“Decidí acudir por lo innovador y al ser una forma alterna de aprendizaje, en particular en el proceso psicoeducativo de cuidadores de personas con demencia. El impacto fue positivo, aunque se evidenció cierto temor de la gente a la hora de participar, funcionó y el costo beneficio fue apropiado”, expuso Henrry Alberto Porras Angarita, médico psiquiatra y uno de los contados psicogeriatras que hay en Colombia, quien acudió a los servicios del CTS de la UNAB. 

Cualquier realidad imaginada puede tomar forma en este lugar. “LinkendIn hizo un estudio que puso al descubierto qué están buscando los gerentes a nivel mundial de sus empleados y, sorprendentemente, el 85 % decían que las habilidades para la vida, habilidades blandas que ahora llaman humanas, porque lo técnico es fácil, pero necesitan personas buenas en comunicación asertiva, que sean buenos negociantes, que tengan inteligencia emocional, algo que no suelen enseñar en la universidad. El mercado lo está gritando y nosotros le vamos a ayudar a esas organizaciones”, manifestó Román Sarmiento. 

Aunque estas simulaciones se podrían hacer con gafas de realidad virtual para hacerlas inmersivas, no es recomendable porque los adultos, después de tres minutos de simulación, al quitárselas suelen presentar mareo, náuseas, incomodidad y malestar contrario a lo que experimentan frente a una pantalla, ejercicio que es similar al de una videollamada o al de una reunión por medio de plataformas virtuales como las de Zoom, Meet u otras. Además, se determinó que si bien tiene el mismo nivel de interacción y es novedoso, la sensación incómoda posterior podría sacrificar parte de los términos del aprendizaje.

La computación en este momento, por más que tengamos el ChatGPT, no está en el punto en el que una simulación sea 100 % con inteligencia artificial. Qué sucede al hablar con la asistente virtual desarrollada por Amazon y lanzada en 2014, con el nombre de Alexa, pues que nos contesta, nos hace un chiste, pero cuando le preguntamos algo para lo que no está programada o para lo que no tiene respuesta, ¿qué contesta Alexa, Google o todas las inteligencias artificiales que existen?. Responde: “no tengo información al respecto, voy a buscar, no sé de qué me está hablando”. Es en este punto cuando decimos, se perdió el encanto. Porque no atiende ciertos modismos, que son muy coloquiales.

En cambio, con esta simulación de realidad mixta, si el humano les dice a los avatares algo que no está incluido en los libretos, para eso está el ser humano, para hacer ajustes y proporcionar respuestas que se darían en la vida real. Por eso el día que tengamos una inteligencia artificial lo suficientemente capaz de racionar, lo entenderemos. 

Una de las primeras invenciones de simulación en el siglo XX ocurrió en la industria de la aviación en Estados Unidos. Cuando en la primera mitad de este siglo se desarrollaron simuladores de vuelo para entrenamiento de pilotos militares, una alternativa para evitar el peligro a la hora de aerotransportarse sin tener un entrenamiento previo y que los eventos fortuitos pudieran terminar en fatalidades.

Así luce la entrada del Centro Tecnológico de Simulación de la UNAB. / Foto: Valery Ruiz Santoyo.

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