A la par que cursa octavo semestre de Derecho en la UNAB, Andrés David Galindo Rey ha hecho cerca de doscientas mil fotografías de naturaleza, cuatro de las cuales fueron escogidas para el próximo álbum de chocolatinas Jet.
Por Pastor Virviescas Gómez
Reportero con 39 años de experiencia y tres Simón Bolívar.
Hyalinobatrachium fleishmanni, Bothriechis schlegelii, Melanerpes rubricapillus y –el más simple– Ramphastos sulfuratus. Probablemente esta es la primera vez que leemos estas palabras, pero para Andrés David Galindo Rey (Bucaramanga, 1997) forman parte de su día a día, y no porque sea un estudiante de Derecho preocupado por deslumbrar con latinajos a sus docentes, sino debido a que es un amante de la fotografía de naturaleza que a paso acelerado ha venido forjando un currículo en ese ambiente de aves, reptiles, anfibios y flores.
Los primeros son los nombres científicos y estos los vulgares o vernáculos: rana de cristal, serpiente de pestañas, carpintero habado y tucán. Ellos conforman una mínima muestra entre los miles de imágenes que Andrés David ha hecho en esas extenuantes jornadas matutinas en las que trepa riscos, se adentra en la selva o se sumerge en el mar.
Empero, es al caer la noche cuando en realidad se pone en estado de alerta a la espera de ese ofidio que la lluvia ha sacado de su madriguera o del pulsatrix perspicillata (búho de anteojos) que camuflado entre las ramas de un caracolí monta guardia para preservar la vida de sus crías.
Andrés David debió graduarse en la UNAB hace dos años, sin embargo su pasión por este arte –que descubrió desde los 14 años– lo ha llevado a recorrer el país del Cabo de la Vela al Amazonas y de la isla de Gorgona al Vichada y no contento con eso ha viajado por países como Ecuador, Perú y Bolivia.
Siempre en busca de ese escurridizo animal al que le suelta una ráfaga de 30 o 40 disparos para luego verificar si en esas milésimas de segundo pudo congelarlo en una posición llamativa y obviamente con los ojos abiertos.
Este ejemplar de Bothriechis schlegello, más conocida como bocaracá o crótalo cornudo de Schlegel, fue hallado de sorpresa y en posición de defensa por Andrés Davida Galindo Rey en la espesura de la Isla Gorgona / Foto: Andrés David Galindo Rey
Su primera cámara fue una Nikon D-600 de segunda mano que le regaló un amigo hasta llegar hoy a una Nikon D-7500, que acompaña de un lente para macrofotografía de 105 milímetros, un 100-400, un 150-600, un granangular 24-140, un flash, 24 pares de baterías recargables y un computador portátil. A su estilo expresa: “lo que realmente influye es el indio y no la flecha. Constancia y talento son las claves del éxito en este oficio en el que hallar ciertos animales es como encontrar el amor de la vida, que uno no lo espera pero cuando llega nos deslumbra”.
De tal palo tal astilla es un refrán que en este caso se aplica al pie de la letra ya que sus padres son Robinson Galindo, director Territorial Pacífico de Parques Nacionales Naturales de Colombia, y su madre Beatriz Helena Rey, gestora en los Andes Nororientales del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés). Sin dejar de lado a su novia, la ingeniera ambiental Silvia Alejandra Arévalo, y su cuñado, el biólogo Fernando Cáceres, sus cómplices de caminatas, ampollas y acampadas, y coequiperos en su propia Fundación Ecosistema Colombia que hace inventario de flora y fauna.
Los ejemplares de Anolis (abaniquillo) y Rupicola peruvianis (gallito de las rocas) que conforman la inmensa galería de animales fotografiados por Andrés David Galindo Rey, estudiante de la UNAB / Fotos: Andrés David Galindo Rey
“Con la fotografía me desconecto de la civilización. Soy yo con mi cámara y con lo que logre capturar”, afirma Andrés David, para quien el pasatiempo de fin de semana se convirtió en un trabajo que le ha permitido vender imágenes de una víbora engullendo una rana hasta en 2,5 millones de pesos. O tener la satisfacción de que en el álbum de chocolatinas Jet que circulará en 2024 estarán cuatro de sus obras (dos orquídeas y dos serpientes), a cambio de lo cual no recibirá una jugosa transferencia bancaria y ni siquiera una caja de 50 de esas tradicionales golosinas, sino el honor de ser tenido en cuenta por esa publicación de renombre y seguir los pasos de su papá, a quien ya le han seleccionado una docena de láminas.
Más que estas 569 palabras y mientras se encuentra en la Patagonia argentina a la ‘caza’ de orcinus orca (que son delfines y no ballenas), spheniscus magellanicus (pingüinos de Magallanes), vicugna pacos (alpacas) y rhea americana (ñandúes), que sean las imágenes de Andrés David las que hablen de su labor científica…
Los ejemplares de Hyalinobatrachium aureoguttatum (rana de cirstal de manchas doradas) y Pulsatrix perspicillata (búho de anteojos) que conforman la inmensa galería de animales fotografiados por Andrés David Galindo Rey, estudiante de la UNAB / Fotos: Andrés David Galindo Rey
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