Por: Silvia Pita Juliana Pita Utrera, administradora turística y hotelera.

Hoy, más que nunca, la palabra wellness se ha vuelto viral en la industria. Sin embargo, no basta con añadir un spa o una carta de jugos para hablar de hospitalidad de bienestar en su propia esencia. El wellness verdadero no es una tendencia de mercadeo: es un estado de vida y un arte de vivir, que transforma cómo entendemos el descanso y el lujo, y cómo damos calidad a los años a través del tiempo que dedicamos al descanso o a las vacaciones.
El contexto global lo exige, el estrés ha sido catalogado por la OMS como una de las epidemias más serias de nuestra sociedad, y la respuesta de la industria hotelera puede ir más allá de ofrecer un escape temporal, puede proveer herramientas de bienestar integral. Tal como señalan los expertos en el Global Wellness Institute, la longevidad no se trata solo de añadir años a la vida, sino de sumar calidad y propósito a esos años. En este sentido, los hoteles y las tan bien llamadas: branded residences se convierten en espacios diseñados para favorecer salud física, mental, emocional y social de forma sostenible.
Un mercado en crecimiento, imparable
Los datos respaldan esta transformación: la economía global del wellness alcanzó los US$6.3 trillones en 2023, representando el 6 % del PIB mundial, y se proyecta que crecerá a una tasa del 7.3 % anual hasta 2028, superando con creces el ritmo de la economía global. Dentro de esta industria, el segmento de wellness real estate, incluyendo branded residences, es uno de los de mayor dinamismo: pasó de US$225 mil millones en 2019 a más de US$550 mil millones en 2024, y se espera que supere el billón de dólares para 2029. Estamos frente a una tendencia estructural, no coyuntural, y como profesionales en la industria debemos reconocerlo, adaptarnos y transformarnos para ser parte de este crecimiento.
Pero si hablamos del impacto del wellness en la industria, no hablamos únicamente del huésped o el residente, un proyecto de lujo de bienestar auténtico también transforma a la comunidad donde se desarrolla: genera empleo calificado, fomenta la capacitación continua, impulsa la sostenibilidad y da valor al local heritage. El verdadero lujo no consiste en el mármol o la ostentación, sino en la capacidad de crear momentos irrepetibles que honran la cultura, la naturaleza y las tradiciones locales. Una caminata guiada por un miembro de la comunidad, un ritual ancestral compartido con respeto, o un plato que narra la historia de generaciones, son experiencias que no se pueden replicar ni olvidar.
La autenticidad que marca la diferencia
La multiculturalidad se convierte así en un pilar esencial: los viajeros buscan autenticidad, pero también respeto. Incluir prácticas ancestrales, trabajar de la mano con comunidades, integrar talento local y promover el entendimiento intercultural no solo eleva la experiencia del huésped, sino que refuerza el tejido social. El lujo en la actualidad es, en esencia, empatía y conexión: entender a la sociedad, respetar su diversidad y devolverle valor. Lujo + bienestar + experiencias a través de una propiedad que genera experiencias.
Profesionalización del servicio de bienestar como fundamento para el crecimiento
Nada de esto sería posible sin la profesionalización de la hotelería. La excelencia no surge de la improvisación: requiere conocimiento, experiencia, formación constante y la convicción de que la hospitalidad puede y debe ser un motor de desarrollo social y cultural. Detrás de cada experiencia que emociona hay horas de preparación, capacitación y detalle.
El futuro de la hospitalidad no está en sumar etiquetas, sino en asumir un compromiso real con el bienestar, la comunidad y la cultura. El wellness hospitality y las branded residences no solo ofrecen descanso: ofrecen una nueva forma de vivir. Y en esa forma de vida se encuentra el verdadero lujo.
La conversación internacional se ha desplazado hacia el turismo de bienestar y de longevidad: no se trata solo de vivir más, sino de vivir mejor. El Global Wellness Summit destaca que los espacios deben enfocarse en ampliar el healthspan (años con salud) y en este terreno los destinos y branded wellness residences que integran nutrición, salud preventiva, tratamientos para la longevidad, fitness inteligente y conexión con cultura y naturaleza local están ganando terreno competitivo.
Y ahora, que ya estamos en la industria de la hospitalidad ¿Qué hace falta para avanzar?
- Idiomas y multiculturalidad. Estándares sólidos en inglés y un segundo idioma, junto con formación en sensibilidad cultural, para que la autenticidad se traduzca en respeto y valor. De acuerdo con informes en Colombia, únicamente un 8.6 % de la población en el país puede mantener una conversación en inglés de forma fluida.
- Infraestructura y supraestructura. Diseño biofílico, espacios de recuperación, hidroterapia eficiente, conectividad, seguridad y certificaciones que respalden la promesa de bienestar.
- Condiciones de mercado e inversión extranjera. Reglas claras y estímulos responsables.
- Capacitación continua al talento. Certificaciones y alianzas académicas en nutrición, spa, longevity coaching y hospitalidad de lujo para formar trayectorias sólidas.
- Branded wellness residences. Este segmento superará el billón de dólares hacia 2030, generando ingresos estables, elevando ADR/RevPAR y beneficiando empleo, comunidad y proveedores
En definitiva, la hospitalidad y el lujo del futuro no está en marcas y etiquetas, sino en proyectos capaces de transformar comunidades, respetar herencias locales y ofrecer experiencias irrepetibles. Profesionalizar el sector en esta industria no es opcional: es la única vía para que el bienestar deje de ser un eslogan y se convierta en un motor real de desarrollo y competitividad, incluso a nivel marca país.