
Escrito por Alejandro Marulanda Castaño, Tecnólogo en Regencia de Farmacia (2024).
Tanto la OMS como la legislación española apuestan por el uso “racional” de medicamentos. En este sentido, no podemos considerar al medicamento como un bien de consumo, sino como un “instrumento de salud”, por lo que no “vale igual para todos”. Así, este debe utilizarse de acuerdo con una necesidad médica. Este consumo se ve actualmente afectado por el fuerte protagonismo de las empresas farmacéuticas, llegando a ser cuestionado en sus fundamentos.
Los profesionales de la salud comprenden que un medicamento causa beneficios y perjuicios al mismo tiempo, antes de ser administrado se evalúan los alcances y de acuerdo con la situación específica de cada paciente, toma una u otra sustancia. Entonces, por ejemplo, si se conoce que un medicamento se toma por parte de un paciente que no lo exige, será una serie de sintomatologías, que en sí mismas conducirán a estados peores que los iniciales, puede causar enfermedades en otros sistemas del organismo, incluso desarrollar inmunidad a las acciones de las sustancias que se utilizan en raras ocasiones.
También se acumulan un gran número al uso de fármacos de varios tipos como antibióticos, antiespasmódicos, antiinflamatorios, laxantes, etc.
Los riesgos a los que estamos expuestos por una automedicación no controlada son:
- Intoxicaciones
- Náuseas
- Diarrea
- Gastritis
- Falta de efectividad
- Dependencia
- Adicción
- Interacción con otros medicamentos
Cabe recordar que no todas las personas reaccionan igual en la alteración de los medicamentos, eso quiere decir que la sintomatología no va ser la misma ni las enfermedades causadas por la automedicación, Saber que las partes de los medicamentos pueden causar problemas si se usan incorrectamente es importante para tomarlos de manera segura y siempre con el consejo de un médico.