Discurso José Antonio Ramírez Gélvez

Oct 15, 2024 | Institucional

Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías, breve y eficaz, por medio de ejemplos y del ejercicio de una práctica” Séneca

Les habla Jose Antonio Ramirez Gelvez, Administrador de Empresas graduado en la EDAF en 1974.

Fotografía tomada por Erika Díaz.

Son contadas las ocasiones que la vida nos presenta, en las que un acontecimiento pueda conmovernos tan vivamente como hoy. Esta es, sin duda, una de ellas.  Quiero ponerlos en contexto histórico a Uds. amables presentes, y, por ello, inicio mi intervención, dando lectura a un fragmento de la axiología de la Corporación Instituto Caldas, para que, a partir de la misma, podamos asimilar y comprender mejor, como se construye todo un proyecto, a partir de una manera de pensar y una forma de ser y de hacer.

Se hace urgente tener en Bucaramanga un establecimiento serio, bien orientado hacia fines democráticos y de logro de auténtica cultura en donde haya verdadera investigación científica y amplia custodia y filosofía, enderezadas a la formación de la personalidad del educando con el espíritu orientado al servicio de la sociedad y los sentimientos de tolerancia y solidaridad humanas”.

Así reza la filosofía educativa de la Corporación Instituto Caldas, escrita en 1952 pensando en la educación media, el colegio, pero a ese rezo estaba subyacente una idea de orden más elevado: Una escuela de estudios superiores que naciera para cubrir la urgente necesidad de mejorar los niveles y sistemas de la administración de las empresas de ese entonces.

En efecto, nace la EDAF, la escuela de administración y finanzas, con la consigna de formar administradores, que fueran a gerenciar las empresas. Era como un slogan y en esa época no se hablaba de emprendimiento, sino de administradores útiles que jalonaran nuevos hitos en la administración. Esto nos fue dando la idea, a los matriculados, que nos encontrábamos en una escuela seria e importante, con muy buen nivel académico.

Quiero decirles, que soy interprete del sentir emocionado de mis compañeros graduados en 1974, y les decimos a Uds., que esta es una noche plena de añoranzas, de recuerdos memorables que hacen parte de la historia de Bucaramanga. Hace 55 años, a comienzos de marzo de 1969, un grupo de jóvenes unos y otros más maduros, iniciamos las clases en la EDAF, con la matrícula de 44 alumnos, 7 exponentes del género femenino, era un grupo bastante heterogéneo dada la circunstancia de haberse vinculado a la escuela, personas mayores muy destacadas de la industria y de los negocios,  emprendedores de la época, como Eduardo González (+), empresario fabricante de persianas, Ada Vargas de Pérez Niño, Odontóloga, Lucia Beatriz Arango de Peña empresaria en el ramo de los seguros, Irma Rueda de Gálvez, empresaria con su esposo Alonso en la industria de la construcción, Miller Sánchez, empresario del sector agrícola,  algunos empleados en el sector público, como lo era Miguel Antonio Vargas M, en ese entonces funcionario de la tesorería departamental,  como también representantes de la empresa privada, como Álvaro Estrada subgerente de J. Glottman, Gerardo Dávila Ruiz, funcionario de la empresa Gasan, en fin, una serie de personas  bien dotadas de valores humanos que le dieron al grupo de iniciadores una identidad propia por esa mixtura de experiencia combinada con la juventud de la mayoría de  nosotros, muchachos incipientes en la vida, pero con altas expectativas de triunfo, y en verdad, fue un grupo armónico, todos respetuosos de la diversidad y  de las formas más nobles de convivencia humana.

Valiéndome de la metáfora de la semilla, confieso ante este auditorio, que quienes nos matriculamos en la EDAF, fuimos un grupo de creyentes en ese proyecto académico, fue una idea que llegó con fuerza a la ciudad de Bucaramanga, la voz a voz fue muy importante. En mi caso, me enteré de la EDAF en Bogotá, cuando en la calle me encontré con Don Rafael Duarte contador de Ropa el Roble y me dice: Van a crear una universidad en Bucaramanga en el colegio Caldas. En mi interior dije: esa es mi oportunidad y así fue.

La semilla se llamó, Guillermo Schafer Racero, barranquillero, quien vino a estudiar ing. industrial en la Universidad Industrial de Santander-UIS; una vez graduado viaja a España a realizar una maestría en administración y economía. A su regreso a Bucaramanga en 1967, llega con la idea de crear una escuela de Admón. y por eso, realizó los estudios preliminares de planeamiento educativo y administrativo, con un modelo hibrido teórico-práctico que serviría como base para la fundación de una novedosa Escuela de Administración y Finanzas.

Lo primero que hace el Dr. Schafer a su regreso a Colombia , es ir a su universidad la UIS, a exponer su proyecto de la escuela y allá no tuvo eco, su idea no fue bien recibida,  todo esto es entendible por la dureza ingenieril de UIS en esa época y como todo buen emprendedor, el Dr. Schafer, va en  búsqueda de un mecenas y por la gracia divina, digo yo, se dirige a quien era la persona más indicada de la época para que lo escuchara: Don Armando Puyana Puyana, un hombre de unas dimensiones inimaginables, un ser extraordinario, salido de todos los moldes, hombre egregio, de carácter emprendedor,  y visionario sin par. Don Armando, le da la bienvenida al proyecto y ni cortos ni perezosos, se constituye al interior de la corporación Instituto Caldas, un equipo de corporados, es decir, aparecen los sembradores que tenían a su disposición el campo fértil con un suelo nutricio que era la gran experiencia educativa de la corporación instituto Caldas, que ya tenía además de su planta cómoda física, una experiencia acumulada de 17 años de existencia.

Es así, como un grupo de personas como don Carlos Gómez Albarracín, quien era el rector del Colegio Caldas, con muchos años de formación en la enseñanza media, educador por naturaleza y principio, el Dr. Alfonso Gómez Gómez, el idealista, soñador, maestro de la vida y constructor de toda una historia de la cultura política de nuestro departamento, y rector EDAF en 1975.  El Dr. Álvaro Rueda Gómez, arquetipo de lo que debe ser un docente en mayúscula, matemático puro, con gran experiencia en la educación superior. Se suman a la idea y propósito educativo, otros personajes como, Alejandro Galvis Galvis, Elías Botero Isaza, Luis Ogliastri, Ernesto Azuero Soto, Don Pedro María Buitrago, Alfonso Silva Silva, Don Guillermo Montoya Mejía, abuelo paterno del actual rector de la UNAB, Dr. Juan Camilo y 52 corporados más, una mezcla de santandereanos, antioqueños, boyacenses, bogotanos, que quisiera nombrarlos a todos y referirme con gratitud, a quienes conocí. 

Rápidamente el Dr. Shaffer, es nombrado presidente de Seguros Bolívar en Bogotá por lo cual debe dejar su obra y con gran acierto, deja en su reemplazo, al Dr. Eduardo Peña Alvarado, un Administrador de Empresas graduado en EAFIT de Medellín.   Ellos ya se conocían desde INCOLDA, el Instituto Colombiano de Administración donde laboraron los dos.

Corresponde al Dr. Peña asumir la dirección académica de la escuela, realiza el perfeccionamiento de los planes curriculares, adelanta las solicitudes de aprobación al MEN, continua la selección de profesores y el pertinente control académico.  El Dr. Peña, por haber asimilado la tecnología educativa de EAFIT, es así como trae a la escuela, algunas ideas como la mecánica y funcionamiento de los semestres de práctica, que eran el valor agregado más importante y novedoso de la EDAF y que marcaron una gran diferencia con el resto de los programas académicos de la ciudad.

El Dr. Peña, único sobreviviente de los directivos y docentes de aquella época, y residente en Medellín, sabe que ahora mismo estamos reunidos en esta fiesta y en representación suya, están hoy con nosotros varios miembros de su familia. Les comparto las palabras que me dijera en estos días el Dr. Peña, vía telefónica desde Medellín:

“Tengo cuatro hijos, Carlos Eduardo, Diana Margarita, Juliana y la EDAF, un enano que se convirtió en gigante”.

Expreso mi saludo de gratitud y reconocimiento por acompañarnos en este día, a la Dra. Lucila Niño Bautista, su esposa y a Carlos Eduardo, su hijo mayor, que están con nosotros esta noche, para que lleven nuestra voz de cariño y gratitud a su padre, persona inolvidable para nosotros. 

Traigo a la memoria, uno de los aspectos más fuertes que diseñaron los directivos de la época y que no se equivocaron: la escogencia de los profesores, o quien llamo de ahora en adelante, los cultivadores de la siembra.  No recuerdo a ningún docente, que le haya quedado grande la misión de enseñar. Con ese olfato y ese rigor del Dr. Peña, se propuso vincular a personajes de la academia y hay que decir, que los docentes de la UIS, prestaron muy buen concurso y status, en temas de formación de alta calidad. El Dr. Peña también se hizo cargo de la docencia y fue así, como nos dictó contabilidad 1 y siendo administrador de empresas, lo hizo de manera ejemplar.

Quienes pensaron que la EDAF iba a ser una universidad de baja exigencia académica y de “media panela”, se equivocaron. Tanto es así, que, en la primera cohorte, ingresamos 44 alumnos y nos graduamos 6 y en la segunda cohorte, se matricularon un poco más de 40 estudiantes, y se graduaron 5. Ese tamizaje demuestra la veracidad de lo que estoy hablando sobre el rigor académico.

Una de las grandes fortalezas de la EDAF, fue, haber fusionado la teoría con la práctica, lo que llamaban la simbiosis entre la Universidad y la empresa. Iniciamos el plan de estudios con 11 semestres, de los cuales 3 eran de práctica, el 5°, el 7° y el 9°. Mientras estuvimos en la EDAF, en esos 5 años y medio, ya había en la ciudad y fuera de ella, cerca de 400 estudiantes realizando sus prácticas industriales. Esa modalidad fue muy importante como quiera que tuvo un impacto muy grande en las empresas, las cuales abrieron sus puertas a los alumnos de la EDAF.

En este contexto, que vengo describiendo y refiriéndome más a los cultivadores, traigo a la memoria al Dr.  Álvaro Rueda Gómez, para destacar de manera ejemplar lo que es un docente con todas las virtudes del verdadero maestro y primer rector de la EDAF.

Reconocer también, las altas calidades profesorales, de otros docentes invitados desde la UIS, como Jaime Luis Gutiérrez (estadística 1), Duilio Alterio Basso (química), Orlando Mercado( física),  Enrique Dacarette (investigación de operaciones), Efraín Prada (economía 2), Antonio Aljure (procesos de manufactura),  Matilde Dulcey ( Psicologia), Luis Fco. Solano Puyana, (relaciones industriales); Emiro García Sáenz,( administración de salarios), Rodrigo González,  (estadística 2),  todos excelentes docentes para  nunca olvidar.

Se vincularon también al cuadro de honor, docentes extranjeros como Sheila Hudges de Núñez, británica ella y prof. De ingles I, Evelyn Merlach, de nacionalidad Sueca, nos dictaba sociología, Susan Parker, jovencita ella, norteamericana quien nos dictó ingles II, Carlos Sanpedro Facciola, chileno, quien dicto a la segunda cohorte la asignatura de Finanzas, todos docentes de grata recordación.

En esa época, no había docentes de profesión para cubrir las asignaturas específicas de la carrera de administración de empresas. El Dr. Peña, dentro de su estrategia tuvo la habilidad de vincular a personajes de la industria, especialistas en áreas determinadas y subsana esa deficiencia del docente, con la practicidad y experticia en un campo determinado de la industria. Por ejemplo, al Dr.  Eduardo Sierra Barreneche,  Director de la corporación financiera de Santander, lo llamo para dictar  finanzas; Antonio Aljure, director de producción de Coltabaco, nos dictaba procesos de manufactura; Alejandro “CuCo”  Galvis Ramirez, Director de Vanguardia Liberal, nos dictaba economía, Gabriel Alarcón French, director de ventas de Ropa el roble, nos dictaba ventas (en esa época no se hablaba de marketing); don Edmundo Mutis Arenas, contador de Ropa el roble, nos dictaba contabilidad de costos  y así, pudiera nombrar otros casos , de profesores expertos en la industria en áreas específicas que fueron nuestros docentes.

A todos ellos, a los sembradores y cultivadores del conocimiento, en nombre de la sociedad, de mis compañeros graduados en 1974 y en el mío propio, extendemos una voz de agradecimiento. Honramos la memoria, de todos estos personajes.

Para cerrar la metáfora, me voy a referir a la cosecha. Siento un gran respeto y admiración, por mis colegas que coronaron posiciones muy importantes en el escenario empresarial de la región y del país, la mayoría de ellos sirviendo a las empresas de la región, y otros compañeros muy destacados,  sirviendo al país en empresas públicas y privadas, tal es el caso de nuestro compañero Miguel Antonio Vargas Mayorga, sobresaliente en el ámbito de lo público, como gerente y cofundador de las empresas públicas de Bucaramanga, Secretario General del Ministerio de Comunicaciones, Viceministro de Comunicaciones, Vice Presidente y presidente de Telecom, Gerente General de los Ferrocarriles Nacionales. No es fácil adelantar una carrera tan brillante como lo hizo Miguel, combinando lo político con el ejercicio profesional y con el aderezo de una personalidad administrativa bien interesante.

De igual manera, quiero destacar a otros graduados que llegaron a posiciones muy importantes, como Gerardo Dávila Ruiz, gerente de Ventas de Urbanizadora David Puyana, gerente de sus propios negocios de comercialización de café y también con una visión muy ágil como emprendedor,  incursiona en el campo de la finca raíz creando su propia empresa y luego promoviendo la consolidación de varias empresas del sector inmobiliario y es así como es cocreador de Alianza inmobiliaria, hoy una muy importante organización nacional.

Leonardo Porras Martínez, con sus ejecutorias en la Corporación Financiera Popular de la cual fue gerente por cerca de 20 años y su destacada actuación en el campo de las finanzas, le valió ser el ejecutivo del año de la Cámara Junior en 1984, además profesor universitario en el área de finanzas por más 45 años, en la UNAB y UNISANGIL

Alirio Diaz Tello, destacado hombre de negocios en el sector de los seguros, toda una biblia en ese ramo de la economía y miembro de la planta directiva de Seguros Patria por espacio de 40 años.

Me refiero ahora a los compañeros ausentes fuera de la ciudad y del país y uno por incapacidad física.

Gerardo González Uribe, directivo de Alpina, presidente de la Organización Corona, Presidente de la multinacional Skandia, profesor universitario de maestrías en universidades colombianas, entre ellas la UNAB y además otras universidades  del exterior.

Raymundo Vanegas Torres, asumió procesos de cambio en las empresas gaseoseras de la región y en la empresa Coca Cola, como gerente de varias de sus plantas en el país.

Álvaro Reyes Martínez, hoy ausente, experto en el área financiera proponiendo cambios estructurales en la Nacional de Cigarrillos, asumió los retos de ser por espacio de 37 años el director administrativo y financiero de la Federación Nacional de Cafeteros y también actúo como docente de finanzas aquí en la UNAB.

Y en mi caso, me vincule al sector público a través de las EPB, como director de varios departamentos, director administrativo de la división teléfonos y gerente financiero. Terminada esa experiencia con lo público, me vinculo al sector privado correspondiéndome la responsabilidad de administrar por 12 años el talento humano de las empresas Hilanderías del Fonce (10 años) y Servilla de Bogotá (2 años) .  También me vinculé a la tarea de ser profesor universitario por espacio de 50 años, 14 de ellos como docente UNAB.

Recordamos con cariño a los graduados 1974 fallecidos, Víctor Julio Serrano, quien desarrollo su carrera profesional en Empresas de Venezuela, Rafael Duarte, empresario en la industria de muebles de madera en Bogotá y Orlando Fuentes Sanguinetti, quien fuera alcalde cantagallo-Bolivar y uno de los pioneros de los procesos de paz con los grupos alzados en armas del sur de Bolivar. Fue reconocido por la Gobernación de Bolívar como el mejor alcalde en su época.

Otra es la historia de la UNAB, que a partir de 1979 toma esa razón social para reemplazar a la antigua EDAF. Ya llegará el tiempo en que, dentro de otros 50 años, los vivientes de esa época, cuenten la historia de la UNAB, la de hoy y de los años venideros.

Termino mi intervención, expresando los agradecimientos, en primer lugar, a todo el equipo UNAB que se hizo responsable de la organización de esta fiesta y, a todos ustedes que nos halagan con su presencia, en particular a mis hijos Juan Carlos, José Andrés y María Juliana, todos graduados en la UNAB y a Juan Pablo el menor de todos.

Viva la EDAF, viva la UNAB

Muchas Gracias.

Bucaramanga, 10 de septiembre del 2024.