
Hoy les invitamos a conocer la historia de María Camila Montero Lizcano, administradora turística y hotelera de la UNAB (2017), especializada en Innovación y Desarrollo de Negocios de la Universidad Externado de Colombia (2021). Gracias a una beca tuvo la oportunidad de participar en un Summer School en la University College of London (UCL) y compartir experiencias académicas y culturales con estudiantes de India, Bélgica, China y Chile lo que en sus propias palabras “fue una experiencia enriquecedora que amplió mi visión del mundo y fortaleció mi enfoque en la innovación con perspectiva global”.
Actualmente, María Camila se desempeña como directora del Clúster de Turismo de Santander, liderado por la Cámara de Comercio de Bucaramanga.
¿Qué te motivó a estudiar tu carrera en la UNAB?
La primera motivación fue la carrera en sí. No muchas universidades ofrecían el programa de Administración Turística y Hotelera, y la UNAB no solo lo tenía, sino que era de las mejores en el país. Además, mis hermanos también son graduados de la UNAB, y ese vínculo familiar fue clave para tomar la decisión.
Tuviste la posibilidad de trabajar mientras estudiabas ¿cómo fue esa experiencia?
En la mitad de la carrera había una práctica opcional y me obsesioné con hacerla fuera del país. Gracias al programa Work and Travel, conseguí un trabajo en un hotel en Put-In-Bay, Ohio, donde ocupé varios roles: recepción, jefa de habitaciones y bar. Esta experiencia fue increíble; me permitió conocer de cerca la cultura laboral de Estados Unidos y fortalecer mi nivel de inglés.
¿Qué tan pertinente consideras que fue la formación recibida en la UNAB?
Desde el inicio nos hablaron con franqueza sobre lo que implica trabajar en turismo. Mientras muchos asocian el turismo con ocio y descanso, la realidad es que uno está al servicio de quienes están disfrutando. Esa visión realista y profesional del sector, sumada a la calidad académica y humana de los profesores, es algo que valoro profundamente.
A propósito de que tú profesión implica trabajar cuando otros disfrutan ¿cómo encuentras ese balance entre tu vida personal y laboral?
Uno de los retos más grandes fue adaptarme a trabajar en fechas especiales como Navidad, Año Nuevo o el Día de la Madre. Al principio fue difícil renunciar a esos momentos familiares, pero entendí que hacer parte del sector turismo, especialmente en hotelería, implica estar al servicio de los demás justamente cuando ellos están descansando. Admiro profundamente a quienes trabajan en hotelería porque es una de las áreas más exigentes y sacrificadas del sector. Con el tiempo, decidí aportar al turismo desde otros frentes que me permitieran mantener esa vocación de servicio desde una nueva perspectiva.
Una de mis primeras jefas me enseñó algo que nunca olvido: los límites los pones tú. Aprendí a darles su lugar a los espacios personales y a protegerlos. Cuando estoy en mi vida personal me entrego por completo, y lo mismo cuando estoy en el trabajo. Además, tener momentos para mí, hacer ejercicio, tener hobbies, compartir con los míos, me ayuda a gestionar mejor el estrés y mantener el equilibrio.

¿Cuáles profesores fueron determinantes en tu proceso formativo en la Universidad?
Dos profesoras que marcaron profundamente mi formación fueron Luz Adriana Gallego y Glorita Oviedo. Además de ser excelentes profesionales, son seres humanos admirables. Me impactó mucho la forma en que transmitían la responsabilidad y el compromiso que requiere esta carrera; siempre nos impulsaron a asumirla con seriedad, pasión y ética.
Su visión del turismo y su entrega como docentes dejaron en mí una huella muy especial. A Glorita he tenido la fortuna de encontrarla después de graduarme, y sigue siendo tan cálida como siempre. Y con Luz Adriana tengo el privilegio de trabajar actualmente muy cerca, lo cual me alegra muchísimo.
¿Cuál es tu aporte al sector turístico desde el cargo que desempeñas actualmente?
Desde el clúster trabajamos para transformar los productos y servicios turísticos de la región en experiencias diferenciadoras, sostenibles y de valor agregado, a través de la sofisticación del tejido empresarial. Nuestro enfoque está alineado con tres líneas estratégicas:
– Diseño y desarrollo de productos turísticos experienciales y sostenibles.
– Acceso a mercados y fortalecimiento comercial para posicionar la oferta regional.
– Transformación digital y mejora de calidad para fortalecer la competitividad del sector.
El clúster actúa como un articulador entre empresarios, entidades y aliados estratégicos, promoviendo proyectos colaborativos e iniciativas que generen impacto real en el desarrollo turístico de Santander.
¿Cómo te fortaleces profesionalmente?
Mi cargo actual me exige estar en constante aprendizaje. Estoy siempre actualizándome en tendencias, herramientas y modelos que puedan beneficiar al sector. Además, tengo el proyecto personal de iniciar una maestría; estoy entre continuar la línea de innovación o hacer un MBA.
¿Qué valores te definen?
Durante mi paso por la UNAB, los valores que más se reforzaron en mí fueron el servicio y la hospitalidad. Creo que son parte de mi esencia, estén donde estén: disfruto genuinamente servir a los demás y me encanta ser anfitriona. Esos principios los llevo conmigo en cada proyecto profesional y personal.
¿Cómo describirías tu estilo de liderazgo o de trabajo en equipo?
Mi estilo de liderazgo es transformacional. Me importa genuinamente el bienestar de mi equipo y creo firmemente en liderar con el ejemplo. Entiendo que trabajamos con personas, cada una con sus particularidades y eso requiere empatía. Disfruto mucho el trabajo en equipo, creo que cuando se construye en conjunto los resultados siempre son más nutridos y sostenibles.
¿Cuál es el sello que identifica a los graduados UNAB y los hace diferentes de los graduados de otras Universidades?
Desde mi experiencia, los graduados UNAB se destacan por su capacidad de adaptación y su calidad humana. Siempre digo que detrás de un gran profesional hay una gran persona, y eso lo veo en muchos colegas formados en la universidad.
¿Hay algún proyecto o logro profesional del que te sientas especialmente orgullosa
Sí, tengo un emprendimiento familiar que me llena el corazón. Se llama Delcielo y nació en plena pandemia, en un momento muy difícil para el sector turismo. Todo comenzó con una receta muy especial: el antipasto de mi papá. Él solo cocina una vez al año, en Semana Santa, y toda la familia espera con emoción la publicación de su menú cada año y el antipasto nunca falta.
Durante esos días en que el turismo estaba totalmente detenido, decidí preparar antipasto para vender. Yo había sido su ayudante en muchas ocasiones, y pensé que podía intentarlo. Poco a poco se fueron sumando mi mamá, mi hermana y mi papá. En la primera Navidad llegamos a producir más de 600 frascos de 500 ml, trabajando juntos desde casa.
Hoy en día el emprendimiento sigue, producimos por temporadas y además hemos sumado al portafolio de productos confituras para servir con queso crema: uchuva, frutos rojos, maracuyá y pimentón, que son recetas de mi mamá. Mi papá es el jefe financiero y operativo, mi mamá es la creativa y la encargada de las fotos, y mi hermana y yo lideramos la producción y la comercialización.
Más que un negocio, Delcielo es una experiencia que nos ha unido como familia, nos ha permitido compartir desde el amor por lo que hacemos, y además es una delicia.
¿Qué consejo le darías a los estudiantes actuales o a recién graduados de tu programa?
El turismo es un sector dinámico, creativo y con muchísimo potencial. En nuestra región hay un mundo por descubrir y desarrollar. Mi consejo es que le apuesten a lo local, que se enamoren del territorio y que sumemos fuerzas para mostrar lo mejor de lo nuestro. Hay muchas oportunidades, pero necesitamos más manos que crean en esto.
Además creo que para tener una carrera profesional satisfactoria la resiliencia y la adaptabilidad son fundamentales. Los caminos no siempre son lineales y el entorno cambia constantemente. Saber reinventarse, aprender de los retos y seguir avanzando es clave.
