Conversamos con Angie Cristina Mendoza Quiñonez, graduada del programa de Enfermería (2018) y especialista en Epidemiología (2021). Oriunda de Cepitá (Santander) y beneficiaria del programa Ser Pilo Paga, Angie ha consolidado una destacada trayectoria profesional guiada por la investigación, la innovación y el compromiso con el cuidado.
¿Cómo comenzó tu camino en la investigación dentro de la UNAB?
Desde que ingresé a la carrera me sentí atraída por la investigación. Tuve la oportunidad de hacer parte del grupo de investigación Caring, del programa de Enfermería, que trabaja en la línea de cuidado a gestantes, niños y adolescentes. Allí participamos en estudios enfocados en neurodesarrollo y también desarrollamos un aplicativo móvil educativo para promover la salud sexual y reproductiva entre adolescentes. Fue una experiencia enriquecedora porque pudimos llevar conocimiento directamente a jóvenes que estaban terminando el colegio.
Estos trabajos tuvieron un gran alcance ya que los presentamos en congresos organizados por la UNAB, en otros espacios académicos del país y hasta en eventos internacionales en Brasil.
¿Hay alguna investigación que recuerdes con especial cariño?
Hubo un estudio muy significativo sobre risoterapia en niños con cáncer que realizamos en una pequeña muestra en Bucaramanga. Aplicamos sesiones de risoterapia y clown, y los resultados fueron muy positivos: los niños mostraron mejoras en su calidad de vida y en su estado de ánimo. Además, se generó un vínculo emocional con los padres y familiares, quienes también participaron en el proceso terapéutico.
¿Qué rol cumples actualmente en el ámbito de la investigación?
Hoy trabajo en la Dirección Corporativa de Enfermería en el área de investigación dentro del programa de mejoramiento de la práctica de enfermería. Desde ahí, impulso proyectos de práctica basada en la evidencia, innovación y liderazgo clínico, junto a la líder del grupo de investigación.
¿Qué puedes destacar de la formación que recibiste en la UNAB?
Muchas cosas… La UNAB me brindó una formación muy sólida en pensamiento crítico, investigación y evidencia científica. Nos preparan no solo como profesionales clínicos, sino también como líderes e innovadores.
Algo que destaco mucho es el enfoque en el inglés, con la asignatura Nursing, que nos permite aprender el idioma desde el lenguaje técnico y clínico propio de la enfermería. Esto nos da una visión internacional de la profesión y amplía nuestras oportunidades.
¿Hubo docentes que marcaron especialmente tu proceso formativo?
Olga Lucía Gómez, fue una profesora que me inspiró bastante en el camino, ella me ayudó a ver más allá en la profesión. Para mí ella fue muy importante, siempre creyó en mis ideas, incluso en las más locas.
Pilar Abreu Peralta, quien fue clave en mi camino de investigación y siempre estuvo para mi tanto a nivel formativo como profesional. Me animaba y me comprendía durante todo mi proceso formativo. Siempre le estaré agradecida.
¿Cómo te sigues formando profesionalmente?
Aunque en este momento no estoy cursando una maestría, planeo iniciar pronto una en epidemiología o administración (MBA). Mientras tanto, me mantengo activa haciendo cursos de liderazgo, análisis de datos, investigación y procesos de calidad. Considero que la formación en salud debe ser constante.
¿Qué consejo le darías a los estudiantes que están por graduarse como enfermeros?
Que nunca dejen de cuestionarse. Ser críticos no significa criticar por criticar, sino buscar cómo mejorar. Sean curiosos, propongan, innoven. La enfermería necesita más líderes que se pregunten por qué y cómo transformar lo que hacemos. Y, sobre todo, crean en ustedes mismos. Si uno cree en lo que es capaz de hacer, todo es posible. Nunca dejen de aprender ni de soñar.
