La trayectoria de Wilson Vega, un periodista apasionado por la tecnología

Jul 25, 2024 | Cultura y humanidades

La evolución profesional de Wilson Vega refleja la transformación del periodismo en la era digital. Desde sus primeros pasos al momento de graduarse del programa de Comunicación Social UNAB en el año 1999, pasando por la innovación de programas como ‘Tiempo Real’ en El Tiempo, hasta su actual cargo como líder editorial de Xataka Colombia, Vega ha sido un testigo activo de cómo la tecnología ha redefinido la manera en que consumimos y producimos información.

¿Cuál fue el primer trabajo que hiciste al graduarte de la Universidad? ¿Puedes contarnos un poco de esa experiencia?

Mi primer trabajo después de la universidad fue como jefe de programación en una emisora comunitaria en San Gil llamada La Cometa. Fue una experiencia espectacular, ya que era tomar un medio prácticamente desde su nacimiento. Aunque la iniciativa fue creada por comunicadores talentosos de Santander, como Iván Chain, yo llegué cuando la emisora llevaba apenas cuatro días al aire.

Aunque mi deseo era regresar a Bucaramanga, mi ciudad natal, esa etapa en San Gil la recuerdo con mucho cariño. Para empezar a trabajar siempre tuve que buscar oportunidades fuera de mi ciudad y cuando finalmente conseguí trabajo como periodista, fue con Vanguardia Liberal pero en Barrancabermeja. Yo acepté el contrato ya que Vanguardia me ofreció el trabajo con la condición de trasladarme a Bucaramanga en seis meses, lo cual se prolongó a un año. Llegando posteriormente a la redacción local de Vanguardia en Bucaramanga en 1997.

Una anécdota de mi paso por ese cargo fue el abordar los atentados del 11 de septiembre. Todos estábamos ansiosos por saber qué hacer y esperábamos la orden de sacar una edición extra. Se demoraron mucho en decidirlo, pero finalmente, el director nos organizó y sacamos la edición después de todos los demás. Aunque salimos más tarde que El Espectador y El Tiempo, nuestra edición contenía más información. Fue también una experiencia significativa en mi carrera.

¿Qué te llevó a especializarte en el periodismo de tecnología? 

Mi especialización en el periodismo de tecnología comenzó mucho antes de lo que muchos podrían pensar. En 1992, mientras estaba en la universidad, una amiga estadounidense me preguntó si tenía acceso a internet. En ese entonces, el internet era un concepto nuevo para muchos, incluyéndome. Tras su sugerencia, descubrí un computador con conexión a internet en un subnivel del edificio administrativo de la UNAB. Era una máquina con pantalla monocromática y letras naranjas, donde uno ingresaba códigos para enviar mensajes que llegaban casi instantáneamente.

Esa primera experiencia me llevó a comprar un libro sobre internet en una librería ya inexistente llamada “Mi Alegría de Leer” en Bucaramanga. El libro proclamaba que internet era el invento más importante y útil de la humanidad, incluso más que la imprenta o la rueda. Me enamoré de internet y de su capacidad para conectar a las personas y acceder a información que de otra manera tardaría mucho en llegar físicamente.

Años después, cuando comencé a trabajar en el periódico El Tiempo, me asignaron a la redacción internacional, pero mi interés siempre estuvo en la tecnología. En esa época, las redes sociales y multimedia estaban emergiendo, y recuerdo haber sido uno de los primeros periodistas en solicitar una cámara web, que en ese momento era considerada más un juguete que una herramienta de trabajo. A pesar de la negativa inicial, insistí en su utilidad para comunicarnos a través de internet, lo que eventualmente llevó a la creación de “Tiempo Real”, un programa pionero que realizaba entrevistas a través de la cámara web.

Este programa fue tan innovador que captó la atención de personas alrededor del mundo, permitiéndonos conectar con individuos en lugares remotos como el círculo polar ártico y el desierto de Atacama. Una de mis entrevistas más memorables fue con una joven que vivía en lo alto de un árbol en Tasmania, pero que tenía acceso a internet de banda ancha.

Esta curiosidad y disposición por la tecnología abrieron las puertas para que, cuando se presentó la oportunidad, me ofrecieran el puesto de subeditor en la sección de tecnología. Aunque siempre me consideré un periodista internacional, terminé haciendo carrera como periodista de tecnología. Esta trayectoria me ha mostrado que la tecnología no solo cambia la forma en que trabajamos, sino también la forma en que vivimos y nos conectamos con el mundo.

¿Cómo llegaste a Xataka y cuál fue el camino a seguir para convertirte en Editor Jefe?

Mi camino hacia Xataka y eventualmente convertirme en Editor Jefe es una historia de adaptación y pasión por el periodismo tecnológico. La ironía de mi carrera es que, aunque el periodismo ha cambiado mucho, no siempre de maneras que me agradan. Trabajé en redacciones como la de El Tiempo, donde la tecnología nunca fue una prioridad. Los medios generalistas se centran en lo judicial, político, económico y deportivo, relegando la tecnología a un segundo plano.

Con el tiempo, me di cuenta de que los grandes periódicos estaban reduciendo su espacio para la tecnología y los medios especializados no estaban dispuestos a pagar lo que yo aspiraba ganar. Comencé a considerar la posibilidad de crear mi propio medio, pero es un proceso mucho más complicado de lo que uno podría imaginar.

Fue entonces cuando me contactaron desde México para hablarme de Xataka. Conocía Xataka como la mayoría, por sus versiones en España y México, pero la oportunidad de liderar la operación editorial de Xataka Colombia fue un sueño hecho realidad. Es el tipo de periodismo que quiero hacer y el medio ideal para hacerlo. Aunque somos una pequeña parte de un engranaje más grande, es enormemente satisfactorio.

En Xataka, creemos que el periodismo tecnológico debe servir al usuario, enfrentando cualquier tema con un enfoque de utilidad y servicio. Cubrimos desde RAM y software hasta inteligencia artificial y computación cuántica, porque es importante que la gente esté informada sobre las posibilidades y riesgos asociados con estas tecnologías.

Después de ser editor de tecnología en El Tiempo, no estaba buscando un puesto de nivel de entrada. La propuesta de Xataka fue única: querían reactivar la operación en Colombia y necesitaban a alguien al frente de la redacción editorial. 

Si no pudiera hacer este trabajo en Xataka, probablemente buscaría hacerlo bajo mi propio nombre. No es fácil resistirse a la tentación de no solo enterarse de las novedades tecnológicas sino también de compartirlas. Afortunadamente, para eso están las redes sociales, que permiten difundir conocimiento y pasión por la tecnología.

De toda tu carrera ¿cuál ha sido el proyecto más significativo y por qué?

 El proyecto que marcó un hito en mi carrera fue Tiempo Real, al cual considero ‘la niña de mis ojos’. Aunque hoy en día no tendría sentido realizarlo de la misma forma, ya que la plataforma en sí ya no es una novedad, seguimos trabajando para encontrar esa diferenciación en otros aspectos.

El periodismo me ha dado la oportunidad de viajar, hablar con personas mucho más inteligentes que yo y conocer tendencias. Me obliga a mirar mi propia realidad con otros ojos. Recuerdo una anécdota tras mi regreso de un viaje de más de cuatro meses en la India. En una rueda de prensa de Proexport, el gerente preguntó si Colombia estaba más cerca de ser Somalia o Suiza. A diferencia de la mayoría, yo dije Suiza, porque a pesar de los problemas, nuestra sociedad funciona y es estable, algo que no se puede decir de muchas otras sociedades.

El periodismo tecnológico tiene la particularidad de enfocarse en el potencial y en lo que sí funciona. Creo firmemente que la tecnología, a largo plazo, ayudará a resolver más problemas de los que causa. Sin embargo, esto no significa que debamos ignorar cómo las empresas tecnológicas utilizan los datos o la necesidad de regular la inteligencia artificial para que cumpla con su potencial.

En el ámbito de la tecnología, todo está dispuesto para aprender. He tenido la oportunidad de ver cómo fabrican celulares y he encontrado personas en Bogotá que están haciendo satélites o programando sistemas para vehículos autónomos. Es un momento hermoso para visibilizar estas innovaciones y mostrar su valor y sentido.

No me preocupa que la inteligencia artificial nos domine, sino que nos haga retroceder en nuestras capacidades. La inteligencia artificial está permeando los espacios donde pasamos nuestro tiempo, como Office, Facebook y nuestros celulares. Es crucial entender qué hace y qué no hace la IA, para no delegar competencias como la redacción, la síntesis, la contextualización y el pensamiento crítico.

La inteligencia artificial generativa es solo una parte del espectro de la IA, y me preocupa que la gente dependa demasiado de ella, como cuando piden a ChatGPT que escriba ensayos sobre la ilustración. Cualquier error que cometa la IA, y los cometerá, puede llevar a malentendidos o información incorrecta. Es esencial mantener un equilibrio entre el uso de la tecnología y el desarrollo de nuestras propias habilidades.

¿En qué medida crees que la formación recibida en la UNAB te preparó para afrontar los retos que presenta el periodismo?

La formación recibida en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB) ha sido fundamental para afrontar los retos del periodismo. La idea de que un periodista se gradúa y luego aprende en la práctica es tanto correcta como equivocada. Durante mi paso por la universidad, hubo muchas críticas sobre la preparación que recibimos, pero al salir al campo laboral, me di cuenta de la importancia de las lecciones aprendidas.

En la UNAB, las materias de investigación, epistemología y filosofía, así como el entrenamiento en redacción, fueron cruciales. Tuve profesores que realmente nos enseñaron a escribir, una habilidad determinante en un mundo donde la calidad de la escritura periodística a menudo es baja. Hoy en día, la capacidad de escribir bien es un criterio esencial para contratar a un periodista.

La UNAB me preparó en áreas que no esperaba que fueran tan relevantes para mi carrera. El enfoque de la universidad es lo que necesita el periodismo en Colombia. Aunque creo que los periodistas deberían recibir una formación profunda en un campo específico de conocimiento, estoy agradecido por la educación que recibí en comunicación. Ser periodista ha definido mi vida, y la UNAB tiene el mérito de formar periodistas en un sentido más amplio que va más allá de las aulas, algo que justifica plenamente la formación recibida.

¿Qué profesores marcaron tu paso por la universidad?

Durante mi paso por la universidad, hubo profesores que dejaron una marca indeleble en mi formación y en mi visión del mundo. María Mercedes Ruiz y Gonzalo Ordóñez son dos de ellos que recuerdo con especial cariño. Ellos nos desafiaron y confrontaron en el aula, empujándonos a mirar más allá de lo evidente y a cuestionar nuestras propias perspectivas. Su exigencia nos brindó la confianza necesaria para explorar nuevos horizontes y asumir retos que antes no nos atrevíamos a considerar.

También guardo gratos recuerdos de Joel Meneses en la asignatura de televisión. Él nos proporcionó un espacio de libertad creativa que fue fundamental para nuestro desarrollo. Recuerdo una visita a la Universidad Javeriana en Bogotá, donde lo primero que nos mostraron fue su laboratorio de televisión. Nos dimos cuenta de que, aunque ellos contaban con cámaras Super VHS, nadie tenía acceso a ellas. Mientras que en nuestra universidad teníamos acceso a una cámara de tres cuartos que todos podíamos utilizar. Esa experiencia práctica nos enseñó el concepto de grabar y producir, conocimientos que incluso aquellos que no se dedicaron profesionalmente a la televisión, pudieron aplicar en el ámbito multimedia.

Estos profesores no solo impartieron conocimientos técnicos, sino que también nos enseñaron el valor de la curiosidad, la importancia de la práctica y la audacia de innovar. Son lecciones que trascienden el aula y que han sido fundamentales en mi carrera periodística, especialmente en un campo tan dinámico como el de la tecnología.

Para nuestros estudiantes en Comunicación Social ¿Qué habilidades y conocimientos consideras esenciales para un ser un buen periodista en la actualidad?

El periodismo siempre ha sido una carrera exigente. Aquellos que entran en ella buscando fama o popularidad, en lugar de una verdadera vocación, probablemente se enfrentarán a dificultades. En la era de las redes sociales, cualquiera puede alcanzar visibilidad, pero el periodismo va más allá de los seguidores y los ‘likes’. Se trata de servir a la sociedad a través de la gestión de la información.

Antiguamente, la desinformación provenía de la falta de información. Hoy, el exceso de información es el problema. El reto actual es distinguir entre el ruido y el contenido valioso. No se trata de competir con quienes producen contenido superficial, sino de aprender de su capacidad para conectar con el público y aplicarlo de manera responsable y ética. Un periodista debe tener un fuerte compromiso con la verdad y la ética.  La capacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y plataformas es crucial. Evaluar la información y distinguir entre hechos y opiniones es más importante que nunca. Mantener una mente inquisitiva y estar siempre dispuesto a aprender. 

No esperes a tener el título para comenzar tu carrera. Si estás estudiando comunicación, es probable que ya tengas un blog, un canal de YouTube o una presencia activa en redes sociales. Produce contenido, experimenta y aprende. Encontrar cómo diferenciarte del ruido es el desafío más grande. Piensa detenidamente por qué eliges esta profesión. ¿Qué te motiva? ¿qué quieres lograr? Las nuevas generaciones ya vienen equipadas con las herramientas; lo que importa es la intención y el compromiso detrás de su uso. Sin una razón significativa, estudiar periodismo no tendría mucho sentido.