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LA MADRE DE AGUABLANCA

Jul 21, 2008 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Pastor Virviescas G?mez

pavigom@unab.edu.co

La Ciudad Norte de Bucaramanga, en Cali se llama el Distrito de Aguablanca, la ?nica diferencia es que all? son m?s de un mill?n de seres humanos que conviven con la miseria y la inseguridad, mientras las clases adineradas del Valle del Cauca se averg?enzan de ese "lunar".

Y all?, liderando a la comunidad, dando ejemplo de vida franciscana, est? desde hace 21 a?os la hermana Alba Estela Barreto Caro, una bumanguesa que cambi? las comodidades de la direcci?n del Colegio Alvernia en Bogot? por meterse en el lodo, vivir en un cambuche, soportar cr?ticas y presiones, y tener aliento para luchar contra la injusticia y la superaci?n de unos colombianos abandonados a la mano de Dios.
"?Voy a regalar mi vida, que es una, para estar en un colegio ense??ndoles a ni?as ricas? ?No!", reflexion? y arranc? a trabajar con los franciscanos en la Universidad de San Buenaventura.Al frente del colegio estaba ubicada la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano, Celam, y por all? pasaban los curas y obispos de todo el continente con sus historias de terratenientes y andrajosos, de damas rancias y ni?os con par?sitos. Su inspiraci?n fue la Teolog?a de la Liberaci?n de los a?os 70, que algunos despistados descalifican asoci?ndola con el fantasma del comunismo.

Sigui? tir?ndole l?nea a las ideas del brasile?o Leonardo Boff y fue a parar a la Alcald?a de Hernando Dur?n Duss?n, donde se desempe?? como subdirectora de Bienestar Social, tiempo durante el cual pr?cticamente hizo un doctorado en problem?tica social, derechos humanos y ciencias sociales con Bogot? y Ciudad Bol?var como caldo de cultivo.

El comienzo

Alba Estela Barreto Caro naci? en Bucaramanga en 1940 y adelant? sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio de la Sant?sima Trinidad con las hermanas franciscanas de Mar?a Inmaculada (m?s conocidas como "Pachas") de esta ciudad, aunque termin? gradu?ndose de bachiller en Pasto (Nari?o), donde esta la sede de esa congregaci?n.

Contando con recursos para ingresar a una instituci?n privada, estudi? en la Universidad Pedag?gica de Bogot?, donde conoci? al sacerdote Camilo Torres Restrepo, claro que mientras sus compa?eros tiraban piedra, ella y su h?bito se resguardaban en la Porci?ncula (calle 72 con carrera 11), donde los frailes le dec?an que a la pr?xima no le abrir?an. Luego hizo un posgrado en Administraci?n Educativa y despu?s la vida.

La felicidad no ha desamparado a esta religiosa ni durante los 34 a?os que port? los h?bitos ni en las dos d?cadas que han pasado desde cuando se deslig? jur?dicamente de la orden pero fue a la Arquidi?cesis de Cali e hizo votos privados. Sin embargo, no se convirti? en una ?monja de la reserva?, sino que dio el paso a la vanguardia.

La madre Alba Estela viste como una parroquiana m?s, de bluyin, sandalias y con una letra Tao de madera (la ?ltima del alfabeto griego) colgada del cuello que le regal? un monje italiano que a su vez la trajo de As?s y con la cual el santo firmaba sus escritos.

Ella no se amilana ante las dificultades, ni siquiera cuando en el atrio de la iglesia dos sicarios segaron la vida del arzobispo de Cali y ex p?rroco del Esp?ritu Santo en Bucaramanga, el sangile?o Isa?as Duarte Cancino.

Crimen cometido el 16 de marzo de 2002 en la parroquia del Buen Pastor al concluir una boda colectiva y que en su momento se atribuy? a las Farc, pero que la madre Barreto hoy d?a considera fue orquestado por el narcotr?fico y los pol?ticos ante las reiteradas denuncias que monse?or Duarte Cancino hab?a formulado sobre la financiaci?n de campa?as con dineros de los capos del norte del Valle del Cauca.

Precisamente una de las cualidades de esta religiosa, a la par de su vocaci?n de servicio y su fuerza para el trabajo, es su franqueza, de la que hace gala en este extenso di?logo con 15, en el que acepta hablar de lo divino y lo humano, conservando la compostura pero expresando m?s de una verdad inc?moda.

Su memoria se remite al d?a en que sus superioras la trasladaron al municipio de Silvia, Cauca. Coincid?a con la determinaci?n tomada por un considerable porcentaje de sacerdotes franciscanos de meterse de lleno a trabajar con los pobres de ese pa?s del Esp?ritu Santo llamado Colombia, y a quienes les colaboraba en el Huila con la creaci?n de comunidades eclesiales de base con los campesinos.

Tres largos a?os permaneci? con los ind?genas, "pero empez? como una urgencia de la congregaci?n para que volviera a los colegios y me mandaron a Cali. Yo no quer?a ya, as? que ped? una licencia pero no me la dieron. Entonces habl? con el arzobispo -el hoy cardenal Pedro Rubiano S?enz-, quien me dijo que me fuera a trabajar con ?l y me pidi? que le ayudara en Aguablanca".

Distrito cale?o al que ella califica como "la invasi?n m?s grande que ha habido en Colombia". Un total de 44 barrios habitados por una mayor?a de personas provenientes de la costa Pac?fica, desde el Choc? hasta Nari?o, pero tambi?n de otras regiones del pa?s e inclusos paisanos suyos.

O la radiograf?a del problema del desplazamiento forzado en Colombia, porque a orillas del r?o Cauca hay m?s de un mill?n de personas. "Y eso lo hicieron pol?ticos cale?os como Carlos Holmes Trujillo, que cambiaron votos por lotes en una zona que no estaba urbanizada. Llevaron la gente a vivir en las condiciones m?s inhumanas", dice.

Un terreno no apto para vivienda porque est? por debajo del nivel del r?o, con lo que la palabra inundaciones era el pan de cada d?a. Con la implicaci?n de que todo el manejo hidr?ulico hab?a que hacerlo con motobombas a costos muy elevados.

Miles de lotes sin luz, agua, alcantarillado, tel?fonos, ni v?as fue lo que se encontr? la madre Alba Estela cuando acept? la invitaci?n del obispo. "Los materiales los ten?amos que entrar en carretas tiradas por caballos porque nadie quer?a llevarlo a uno, rob?bamos la energ?a de los postes y nos obligaron a levantarnos a la una de la madrugada a coger agua porque pusieron unas pilas pero s?lo conectaban el servicio a esa hora".

Ella, decidida, acept? el reto de habitar un cambuche con letrinas comunales, mientras el movimiento guerrillero M-19 intentaba edificar su feudo en ese lugar, lo cual les generaba miedo. "Pero la gente no le camin? al Eme, sino que llegaban por la necesidad de vivienda. Se fueron quedando hasta que hoy son parte de la ciudad, con un rechazo enorme de la clase dirigente y empresarial de Cali, que los ven con horror y fuera de eso poblado por negros, haciendo gala de una discriminaci?n tremenda".

Una capital salsera e industrial en la que la gente iba a pedir trabajo y si dec?a que viv?a en Aguablanca no se los daban", se?ala.

No obstante, contaban con la compa??a de una especie de extraterrestres, la mayor?a de ellos religiosos suizos, de la India, alemanes e italianos, y como cuota criolla la madre Alba Estela, "porque tampoco el clero cale?o iba all?". No hab?a parroquias y s?lo se ve?a a un jesuita, el padre Alfredo V?elker.

Forasteros y criollos comenzaron a aplicar la metodolog?a de ver, juzgar, actuar y convocar a la gente. Lo cual se tradujo en un an?lisis profundo de la situaci?n y luego darles a los laicos responsabilidades en la iglesia. "No llegamos a construir parroquias ni a rezar, y adem?s ten?amos campo libre porque no hab?a ninguna tradici?n, aunque s? muchas sectas", subraya.

El arzobispo Rubiano les autoriz? realizar un estudio conjunto con el Centro de Investigaciones de los Jesuitas, Cinep. El plan fue construido con la gente, a quienes les preguntaron qu? esperaban de la Iglesia.

Resultaron diez retos y en ellos centraron sus esfuerzos. Econom?a solidaria, porque no ten?an en empleo ni subsidios; Mujer y familia, por la violencia intrafamiliar y los pap?s que abandonaban a sus criaturas; y la parte Pastoral, que consisti? en hacer una catequesis renovada, en la que a los laicos se les deb?a dar el protagonismo que ped?a el Concilio Vaticano.

De all? surgieron diez parroquias que elaboraban un s?lo plan de pastoral, lo cual redundaba en acciones fuertes.

En ese momento fue trasladado a Bogot? el arzobispo Rubiano, y en su reemplazo lleg? Isa?as Duarte Cancino, procedente de Urab? y a quien debieron explicarle en qu? consist?a ese cuento de ?hacer iglesia?, considerado como revolucionario por algunos sectores ortodoxos del catolicismo.

"A nadie nos obligaron a ir y los agentes de pastoral llegaban porque quer?an. Fue as? como formamos una comunidad eclesial grande, no diferente en el contenido pero s? en la organizaci?n, con mucha participaci?n de los laicos y de la mujer, no como espectadora sino como animadora de esa iglesia". Con su estilo, porque monse?or Duarte Cancino estaba en todas las jugadas.

Y as? d?a tras d?a, noche tras noche. Aguantando el temporal, sacando fuerzas para continuar adelante. Hasta que lleg? en 2002 el asesinato del alto prelado por matones que salieron de Aguablanca pero fueron contratados por quienes pensaban que "todo lo malo de Cali se camufla en Aguablanca y entonces aprovecharon para cometer el crimen en ese sector".

Duarte Cancino hab?a denunciado que las elecciones del norte del Valle del Cauca se hab?an hecho con ?dineros calientes?, pero el presentador de noticias y presidente de la Rep?blica, Andr?s Pastrana Arango lo avent?, mientras que al tel?fono del jerarca llegaban m?s y m?s amenazas.

"Le dec?an ?c?llese porque lo vamos a matar?, y ?l lloraba, pero les dec?a, como buen santandereano, ?a m? no me callan?… y lo mataron", dice la madre Alba Estela, sin poder describir la sensaci?n que sinti? al ver la muerte de su Pastor, quien cuatro d?as despu?s iba a rendir testimonio en la Fiscal?a. "?l se dio cuenta, porque alcanz? a poner la mano, pero cay? muerto. Esto nos marc?, pero no nos intimid?".

Fe y evoluci?n

?Qu? la hace seguir en ese lugar del oriente de Cali en vez de venirse a vivir c?modamente su retiro en una finca de recreo en la Mesa de los Santos?

"Son razones de fe que no tienen explicaci?n", dice, para insistir en que opt? por ese compromiso dado que ten?a claro su paso por esta vida. Y segundo, porque "estoy convencida del trabajo con los m?s pobres. La paz se construye desde abajo y no desde arriba", recalca.

Nadie la saca del convencimiento de que su labor en Aguablanca les permite forjar grupos, comunidades y estilos de vida, diferentes a la corrupci?n, la delincuencia y el narcotr?fico. "Uno comienza a generar valores que se han acabado, a constituir y fortalecer la familia, la organizaci?n popular, no politiquera, sino la que empieza a replantearse y amar a su pa?s".

Sin olvidar la educaci?n, campo inh?spito en una sociedad de consumo en la que los sectores desprotegidos son los primeros en caer en la trampa de comprar todo lo que les vendan, "llegando a ser m?s importante tener el s?per equipo de sonido que comprar la comida".

Un cambio con demostraciones, as? como lo ha sido la eliminaci?n de la actitud asistencial. "Aguablanca es fruto de eso, porque los pol?ticos le daban a la gente y entonces uno entraba y la gente extend?a la mano: ??d?nme!, ?d?nme!?, pero nosotros empezamos a parar eso".

Sorpresa y molestia combinadas porque hasta para que la comunidad asistiera a un taller donde les iban a ense?ar algo ?til, ten?an que pagarles.

Adem?s, se?ala, "Cali es la capital mundial de las ONG, con miles de proyectos. Aguablanca se ha hecho qui?n sabe cu?ntas veces de los millones que se han invertido y se han perdido en actividades que no han producido nada pero que sirven para reportar asistencia a los donantes".

La organizaci?n popular es otra de las claves, porque cada quien quiere estar s?lo y tirar para su lado. "En la medida en que nos organicemos, vamos saliendo", explica. Ah? es donde les cae como anillo al dedo el m?todo de los microcr?ditos craneado por el Premio Nobel de la Paz (2006), Muhammad Yunus. "Al principio nadie cre?a en nadie, porque el valor de la palabra se perdi?; ahora los pr?stamos los hacemos a grupos de cinco personas que son solidarias, se han visto los resultados y hemos sacado a mucha gente del ?gota a gota?, que es una cosa perversa".

Como se trata de microcr?ditos, sus pr?stamos no superan los 500 mil pesos. Este ?banco de los pobres? funciona a partir de esos grupos de cinco personas que se juntan en centros de ocho a 12 de esos grupos, el cual es administrado por ellos y se vuelve de ellos.

La madre Alba Estela y su gente hablan de "erradicar la pobreza", no de disminuirla, porque esto ?ltimo lo entienden como un simple maquillaje. "No estamos de acuerdo con toda esa asistencia del Gobierno de ?lvaro Uribe. Eso de entregar mercados y lo de las Familias en Acci?n es perverso. Est? haciendo un da?o enorme y la gente no quiere hacer nada. Hay quienes me dicen: ?ay, no, hermana, si el presidente me da? y nosotros nos preguntamos ?hasta cu?ndo el Se?or Presidente va a tener plata para repartir? Lo que el Gobierno est? repartiendo es deuda externa y es muy costosa".

Inclusive, cuestiona ciertos enfoques del Banco de Oportunidades. "El Presidente Uribe estuvo all? en la inauguraci?n, y del Banco Agrario y del Sena le presentaron a seis personas a quienes les iban a prestar 400 mil pesos. ?l se enoj? terriblemente y dijo: ?qui?n les dijo a ustedes que con 400 mil pesos se acaba la pobreza?. Luego les pregunt? cu?nto necesitaban. Una dijo tres millones, el otro pidi? cinco millones, y el presidente se los hizo entregar ah?, en vivo y en directo por televisi?n, para todo el pa?s".

Hasta ah? les alcanz? el impulso con los microcr?ditos en el barrio ?Potrero Grande?, "pero a esas familias les lleg? la hora de pagar y como no ten?an, ya les embargaron las casitas y est?n viniendo a que les prestemos para pagar intereses, pero para eso no se presta. Prestamos para emprendimientos".

Otra novedad es la aplicaci?n de la "Justicia Restaurativa", un modelo alternativo en el que se tiene en cuenta a la v?ctima, al victimario y a la comunidad, un tri?ngulo que no funciona si no est?n los tres componentes. "El victimario reconoce y la v?ctima acepta ser reparada con apoyo de la comunidad, y la comunidad primaria son las familias de la v?ctima y del victimario que preparan todo un proceso hasta que se da el encuentro entre los dos, con apoyo de la comunidad. El victimario se compromete a reparar, no con dinero exclusivamente".
Esta mujer de fe ha logrado aglutinar a 570 j?venes pandilleros. "Si yo le digo a un muchacho que le rob? una bicicleta a otro que se la pague, va y atraca y viene y la paga. Entonces ellos hacen trabajo comunitario y con su fruto van recogiendo fondos y pagan. Es restaurar moralmente, reconocer que fallaron y pedir perd?n a la comunidad". Esa misi?n la cumplen con el apoyo de la Universidad Javeriana, de Cali, que ya tiene una c?tedra sobre ese invento que lo que busca es arreglar las relaciones.

Empero, otras preocupaciones siguen rondando la cabeza de la madre Barreto Caro: "Tenemos servicios p?blicos, pero seguimos siendo una zona marginal de Cali, con el agravante de que est? infiltrado por todas las fuerzas corruptas que hay en este pa?s. Todo el que llega a Cali y se quiere camuflar, all? va y se mete. Por eso tenemos guerrilla, ?paras? y ?narcos?… es como un fog?n. Adem?s hay mucha violencia de pandillas y no armas hechizas, es una guerra a muerte", relata.

En este instante su cara empieza a descomponerse cuando trae a su mente la imagen de ni?os y adolescentes armados y fuera de eso adictos a los estupefacientes, un fen?meno en boga desde hace dos a?os cuando eran los carros lujosos que entraban a comprar y ahora es la gente del mismo sector quienes est?n consumiendo la droga.

"En Aguablanca se toc? piso, hemos comido barro y por fortuna ya vamos de salida, pero en muchas partes del pa?s apenas van llegando all? y van a tener que comer mucho barro para darse cuenta de que las cosas no son as?", manifiesta esta hero?na que se tom? a pecho la palabra del Se?or.

Dios, lo admite, es la fuerza de su vida. "?l es quien nos anima", asevera esta mujer canosa que vuelve a sonre?r cuando recuerda, por ejemplo, que hace un par de meses lleg? una joven universitaria estadounidense quien por la Internet se enter? de la Fundaci?n Paz y Bien -creada en conjunto con las religiosas de San Pablo Ap?stol- y contra viento y marea tom? la decisi?n de vivir esta experiencia.

?La pobreza es un castigo divino?, le indagamos. "No, es un pecado de la Humanidad. Es la avaricia de unos pocos que acaparan en contra de la mayor?a", sentencia esta religiosa que no siente rencor cuando se pasea por algunos sectores de Bucaramanga donde el derroche es una costumbre. "Siento que tengo que trabajar mucho para que la gente de all? pueda vivir dignamente".

Sin dejar de pensar en la estigmatizada Aguablanca, en sus planes figura irse a pasar su vejez a Vitaco, una poblaci?n cercana a Cali donde tambi?n est? organizando ecoaldeas con poblaci?n en condici?n de desplazamiento.

"Vayan para que vean que lo que les cont? no es nada comparado con la realidad, observen los progresos y de paso descubran la complicidad de agentes estatales que comercian ilegalmente con los pandilleros. ?No les de miedo!, vayan", concluye la madre de Aguablanca.

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