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De alumnos a profesionales en sólo dos horas

Abr 25, 2005 | Institucional

Por Édgar Alfonso

Durante cinco años han usado jeans, camisetas, sandalias y ropas descomplicadas, pero en este día la transformación es absoluta: corbatas, trajes de saco y pantalón, vestidos de gala, sedas, tules, peinados, maquillaje. Algunos están irreconocibles. Uno a uno se ubican en la silla que les corresponde de entre 207 graduandos de 10 carreras y seis especializaciones. Comienza entonces la ceremonia de graduación del jueves 21 de abril, justo a las cuatro de la tarde.

Luego del discurso de la decana de la Facultad de Educación, Alba Rosa Arocha y del juramento de los graduados, cuando todos se ponen de pie y ante el rector Gabriel Burgos Mantilla, prometen tomar en cuenta los principios de la Universidad en su vida profesional, los decanos de cada Facultad y algunos directores de Escuela pasan a recoger los diplomas de entre varios paquetes ubicados en una mesa. Unos sólo tienen que entregar un diploma, otros, como el decano de Derecho, Juan Carlos Acuña, varias decenas.

Ronald Jaimes Cáceres, quien recibe su título de Ingeniero de Sistemas, vino con sus papás y su hermana. Su mamá, Eddy Cáceres, profesora en Guaca (Santander), tiene cara de haberse sacado la lotería: "Él fue un buen estudiante: hizo su carrera en cinco años, sin atrasarse", dice orgullosa. "Fue un gasto tenaz pagarle la carrera. Uno tiene que sacrificar muchas cosas para poder costearle los estudios a un hijo", dice.

La preocupación de muchos de los recién egresados es encontrar un puesto de trabajo, según conversan entre ellos. Sin embargo, Javier Jurado, quien se gradúa como ingeniero mecatrónico con tesis meritoria, dice que eso no le preocupa tanto. "En este momento estoy optando para dos cargos: uno como gestor de tecnologías y otro como docente de electrónica y control, aquí mismo en la Universidad. Es que en diciembre del año pasado terminé el diplomado en formación de monitores", manifiesta Jurado.

Más de una hora transcurre en la lectura de nombres. Entre tantos, aparece el de Marvy Pirela, quien se gradúa como especialista en Gerencia de Recursos Energéticos. Recién egresada de Ingeniería Química de la Universidad de los Andes, de Mérida (Venezuela), viajó a Bucaramanga en julio de 2003 y se quedó durante 18 meses viviendo sola. "Me llamó la atención esta especialización porque en Venezuela no existe. Además la formación acá es bastante completa". Marvy, como muchos otros, sólo regresó a Bucaramanga para recibir el diploma.

Al final, los decanos firman el acta del evento y las sillas blancas de plástico dispuestas para la ceremonia son retiradas rápidamente del Auditorio, mientras, la secretaria general María Victoria Puyana y su asistente Olga Patricia Ríos, se disponen a descansar luego de una semana de planeación. "No se imagina el trabajo tan difícil que es confirmar la asistencia de tanta gente. Aún así faltaron como 40, aunque casi todos porque no viven acá en Bucaramanga", afirma la señora Puyana.

Los casi 80 fotógrafos, que no pudieron acercarse al Auditorio, se quedaron en la Plazoleta Fundadores hasta el final. Tras el retrato familiar de $5.000, los nuevos egresados se van a festejar con sus allegados. Dos horas después de entrar como estudiantes, salen siendo profesionales.

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