El respeto, la tolerancia y el buen trato, son algunas de las características que tiene la comunidad UNAB, y hoy, en la sección Nuestra Gente, les contamos la historia de una persona que es ejemplo de esas cualidades.
Se trata de Sinforoso Carreño Figueroa, del equipo de Infraestructura y Operaciones, quien lleva más de 30 años trabajando en la UNAB. “Me gusta el trato con la gente, el respeto que le tienen a uno, el deseo de colaboración de las personas, la ayuda que le prestan a uno, todo eso me impacta de la universidad”, expresó “Don Sinfo”, como le dicen cariñosamente.
Sinforoso ha sido testigo del crecimiento que ha tenido nuestra Institución, tanto física como académicamente, “cuando llegué a la Universidad, apenas estaba empezando el edificio administrativo y todavía no estaban construidos los bloques N ni el L. Eso es lo que lo impacta, ver el crecimiento de la universidad, uno como miembro de la comunidad se alegra porque ve cómo evoluciona”, contó.
Carreño Figueroa empezó como jardinero en el campus El Jardín y luego pasó a hacer parte del equipo de mantenimiento del campus El Bosque. Entre 1996 y 1997 cumplió una de sus metas, finalizar sus estudios de bachillerato con el apoyo de la UNAB junto a Cajasan.
Sinforoso se prepara para iniciar su etapa de pensionado, “son sentimientos encontrados, primero porque cuando uno comienza a trabajar, comienza a proyectarse para la pensión. Y también siento nostalgia de dejar 30 años atrás con la UNAB. Compañeros y amigos, eso es lo que lo marca a uno”, explicó.
Entre sus nuevas metas se encuentra poner un emprendimiento, para continuar trabajando y mantenerse activo. A sus compañeros y a la comunidad de empleados les da el siguiente mensaje, “el pilar de un empleado es sentir amor por lo que hace y por la institución. Tener el sentido de pertenencia que uno llama, hay que llevarlo bien puesto y arraigado. Con constancia diaria. Yo pienso siempre en la Universidad, el bien de la Universidad”.
