La ciencia, la innovación y la creatividad fueron de la mano de las 85 investigaciones que durante dos días participaron en CienTIoN 2025, una iniciativa liderada por la Red de Instituciones de Educación, Investigación y Desarrollo del Oriente Colombiano (Unired), junto con las universidades UNAB, Industrial de Santander (UIS) y Santo Tomás.

Después de dos extenuantes días en los que el cronómetro fijó en 180 segundos la presentación de cada póster, llegó el momento esperado por más de 250 jóvenes universitarios que en esta tercera edición respondieron al lema: “Investigación que conecta, innova y transforma”, celebrada en el Auditorio Jesús Alberto Rey Mariño, de la Universidad UNAB, los días 30 y 31 de octubre.
Mientras algunos de sus compañeros estaban angustiados por la máscara o el vestuario que lucirían en la víspera del día de todos los santos, en este recinto de lo que se hablaba era de asuntos complejos como nanoemulsiones, análisis cienciométrico y cinemático, relaves auríferos, efectos del TLC, energía nuclear, lactancia materna, rehabilitación cardiaca, exoesqueletos, así como de caminos de justicia y reparación e inclusión laboral, entre tantos temas de interés.
En la Categoría A (Investigación Básica), que fue calificada por el público a través de un código QR, los ganadores fueron Isabel Sofía Reyes León, Diego Alfredo Olarte Robles y Mariana Rodríguez Portillo, estudiantes del Instituto Caldas e integrantes del semillero Eco Caldas, quienes contaron con la tutoría de los docentes Manuela Franco Mateus y Juan Camilo Manrique Pinto. Su trabajo: Creación de un catálogo digital de mariposas y plantas del Instituto Caldas como herramienta para promover la educación ambiental y el desarrollo de competencias científicas.
De la Universidad UNAB, Ronald Steven Díaz Niño y Luis Sebastián Mendoza Castellanos recibieron distinción por su trabajo: Diseño e implementación de un sistema de control con pedaleo asistido en bicicletas eléctricas, dirigido a la movilidad urbana de Bucaramanga. Y de la Universidad Santo Tomás, Kizzye Vanessa Hidalgo, con Andrés Américo Navarro como tutor, con la investigación: Análisis teórico de la eficiencia energética en aerogeneradores de pequeña escala. Análisis preliminar de potencial eólico en la Mesa de los Santos (Santander).
Una de las reglas establecidas por los organizadores de CienTIoN 2025 era que los ganadores tenían que estar presentes en la ceremonia de cierre, porque de lo contrario perderían el galardón y el estímulo de $300.000 pesos acompañado de agendas y material promocional. Precisamente eso fue lo que les sucedió a Juan Manuel Chaustre, Pablo Hernández y Mariana Sofía Monsalve, de la Santo Tomás, quienes expusieron sobre la implementación e integración de tecnologías para la construcción de un satélite (CanSat) e incluso llevaron el piloto, pero no acudieron a la premiación a pesar de estar informados.
En la Categoría B (Investigación Aplicada), la cual fue evaluada por jurados expertos, las distinciones recayeron en Emanuel Botía Duque, Yohana Castro Hernández, Alexander Meneses Jácome, Daniel Orlando Martínez Quesada y Claudia Isabel Cáceres Becerra, de la Universidad UNAB, como autores de: Innovación en la gestión para un triple impacto: Modelo de movilidad sostenible en el Multicampus UNAB.
Las otras dos distinciones fueron para estudiantes de la Universidad de Santander (UDES). David Francisco Suárez Pedraza y Wilfredo Valdivieso Quintero presentaron: Proteínas extracelulares como biomarcadores estratégicos para la detección rápida de Salmonella typhimurium; en tanto que Keizy Elkeana Orozco Cantillo expuso: Morfología de los circones como herramienta para identificar la roca fuente en muestras sedimentarias del municipio de Chitagá (Norte de Santander).
Cada exposición debía cumplir con las fases de introducción y objetivos, metodología y discusión, finalizando con conclusiones y recomendaciones en cada uno de los cinco enfoques: Bioeconomía, ecosistemas naturales y territorios sostenibles; Ciencia para la paz y soberanía; Derecho a la alimentación; Energía sostenible, eficiente y asequible; y Soberanía sanitaria y bienestar social. La Universidad Santo Tomás concursó con 37 pósteres, la UNAB con 27, la UDES con 11 y la UIS con 10.
Los evaluadores fueron Yohana Castro Hernández, Gabriela Blanco Díaz, Juan Pablo Neira Vesga, María Carolina Páez Leal, Eylen Pabón Arias, Tatiana Alexandra Castañeda Sánchez, Liliana Bohórquez Agudelo, César Hernando Valencia Niño y Óscar Fernando Becerra Angarita.
Dos jornadas repletas de ideas, curiosidad, energía, talento y aprendizaje compartido de cara al fortalecimiento de la cultura científica en el nororiente colombiano, que dejaron satisfechos tanto a los organizadores como a los estudiantes y profesores que atendieron el llamado para hacer del conocimiento un motor del desarrollo sostenible y bienestar colectivo.



Preguntar y repensar
Como complemento a estos dos días en los que la ciencia sirvió de puente para unir instituciones y comunidades, el psicólogo y docente de la Universidad UNAB, Germán Andrés Cortés Millán, realizó la charla “Una ciencia que se interroga”, en la que manifestó que la universidad como institución es un espacio para encontrarse, interpelarse, repensarse y construir conocimiento.
La investigación no puede ni debe ser esquiva a las coyunturas, dijo Cortés Millán, para quien este tipo de eventos no es simplemente una oportunidad para ‘botar corriente’, sino también para saber en qué lugar están las preguntas de cada quien y cómo van cambiando en función de lo que acontece en el país, en la ciudad, en la empresa o en el mismo planeta.
“La ciencia también tiene que autocuestionarse y replantearse y todos los días debemos hacernos nuevas preguntas sobre lo que estamos estudiando. Igualmente tenemos que romper muchos paradigmas acerca de lo que significa la vida profesional y laboral. Y no solamente se interrogan quienes hacen investigación”, dijo, añadiendo que “una ciencia que se interroga es una ciencia que se piensa contextualmente, que empieza a entender que hay una cantidad de cosas que suceden en ese circulito cotidiano y que le exigen pensar no solamente sus métodos, sino también su sentido y propósitos. Necesitamos darle ese lugar de nuevo a la ciencia que se interroga para hacerla más cercana a la vida cotidiana”.
“Es indispensable la interlocución crítica porque a veces uno piensa que se las sabe todas, pero el ejercicio de la ciencia es bonito porque uno se contrasta permanentemente con cosas que no sabía que existían”, concluyó Cortés Millán, reiterando su invitación a valorar las preguntas, la contradicción, las paradojas y las nuevas preguntas.
En su opinión, la ciencia responde a poderes, intereses e intencionalidades, “y no es simplemente una cosa arbitraria y espontánea que a alguien se le ocurrió para pensar sobre una pregunta”, sugiriéndoles a los asistentes que tengan reflexión aguda y rigurosa frente a lo que pasa alrededor del tema de investigación, “porque no podemos pensar que la investigación es ajena a las tensiones, dilemas y transiciones actuales”.
En el siguiente enlace se encuentran las imágenes del evento.






