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Efectivas y estratégicas, el reto de las juntas directivas

Jul 15, 2024 | Gestión Humana

Las seis horas del taller “Juntas Directivas Efectivas y Estratégicas” pasaron volando y generaron numerosas reflexiones en los 18 participantes que tomaron nota de los conocimientos compartidos por el asesor antioqueño Ricardo Mejía Cano, en la sesión efectuada el pasado miércoles 3 de julio en el Auditorio Jesús Alberto Rey Mariño de la Universidad UNAB. 

Ricardo Mejía Cano. / Foto Pastor Virviescas

Encabezados por el presidente de la Junta Directiva de la UNAB, Rodolfo Mantilla Jácome, así como el rector Juan Camilo Montoya Bozzi, y los vicerrectores Javier Ricardo Vásquez Herrera y Franz Dieter Hensel Riveros, los asistentes le oyeron manifestar a Mejía Cano que la selección de los miembros de una junta directiva es una de las actividades y decisiones más cruciales para cualquier organización. 

“Una junta eficaz, además de pedir rendición de cuentas al equipo de gerencia hace énfasis en el direccionamiento estratégico y el crecimiento. Garantizar la diversidad de género, conocimiento, experiencia y otros aspectos críticos es primordial para tener una junta efectiva y dinámica”, recalcó Mejía Cano, quien además de haber desempeñado cargos de primera línea en compañías como Kimberly Clark Andina, Postobón y Colcafé, así como su recorrido docente en las universidades de los Andes y Eafit, es el gerente y fundador de Sala de juntas, empresa dedicada a la consultoría en gobierno corporativo. 

Según el experto, una junta directiva debe estar compuesta por miembros con diversas áreas de especialización, como finanzas, tecnología, marketing, derecho y para el caso de la Universidad UNAB de al menos un gran conocedor de los desafíos y tendencias de la educación superior, lo cual garantizará una supervisión integral y una orientación más estratégica, ayudando a abordar cuestiones complejas desde múltiples ángulos. 

Entre los directivos asistentes también estuvieron Gilda Azuero Paillié, Marcela Pinilla Gutiérrez, Martha Inés Blanco Alviar, Nicolás Duarte Sanmiguel, Rafael Marín Valencia, Rafael Eduardo Ardila Arenas y Tiberio Gómez Bohórquez, lo mismo que Matías Gómez Buitrago y Luis Carlos Arenas Higuera, representantes de los estudiantes, así como los delegados de los profesores Carlos Alberto Oyola Moreno y María Eugenia Serrano Acevedo, quienes mostraron interés en las propuestas de realizar evaluaciones al menos cada tres años para conocer el desempeño de la Junta y qué ajustes requiere, al igual que aplicar encuestas al personal docente y administrativo sobre cómo se sienten y qué les inquieta.

Integrantes de la Junta Directiva en el taller “Juntas Directivas Efectivas y Estratégicas”. / Foto Pastor Virviescas
Integrantes de la Junta Directiva en el taller “Juntas Directivas Efectivas y Estratégicas”. / Foto Pastor Virviescas

Mejía Cano llamó la atención sobre la participación de los corporados y dijo que más allá de su aporte monetario anual y su asistencia o delegación mediante poder a la Asamblea General, lo que en realidad se requiere de ellos es su valioso conocimiento y criterio, estableciendo una comunicación fluida. 

“La función de la junta directiva en el mundo ha cambiado sustancialmente sobre todo en los últimos diez años y las juntas que tradicionalmente eran muy operativas y haciendo parte de la función del rector, ya tienen que pensar mucho es hacia dónde debe ir la institución, cómo voy a llegar a esas metas y con quién. Entonces esta sesión sirvió para hacer énfasis en las nuevas maneras como trabajan las juntas directivas y crear inquietudes de cómo pueden evolucionar de la manera como lo hacen ahora y de la forma como deberían trabajar de acuerdo con las nuevas prácticas que hay en el mundo”, señaló. 

Con el anhelo de alentar expectativas y apoyándose en numerosos ejemplos de éxito tanto a nivel nacional como internacional, el consultor advirtió que se trate de empresas de construcción, fábricas de automóviles o compañías de consumo masivo hasta fundaciones sin ánimo de lucro, colegios y universidades deben tener en cuenta otras experiencias y atreverse a introducir cambios, enfatizando que todos los miembros de juntas directivas tienen la enorme responsabilidad de disponer del tiempo necesario y no simplemente asistir sino trabajar con esmero por la institución. “La tendencia que yo veo en el mundo es que los suplentes se están anulando porque el miembro titular está obligado a no faltar y llegar muy bien informado. El miembro de junta el tiempo que dedique a cada reunión debe ser más o menos el cuarenta por ciento y el sesenta por ciento restantes es estudiando por fuera temas de la institución, haciendo visitas a la misma y conociéndola”, precisó. 

Caracterizado por su estilo directo y ameno, Ricardo Mejía Cano incluyó en su agenda un fragmento de la canción “Nadie es eterno”, para reflexionar sobre un hecho elemental: “Siempre digo que el mejor conferencista de gobierno corporativo sería Darío Gómez porque muchos miembros de juntas creen que es una función eterna y que no van a morir. Obviamente todos tenemos capacidades, pero también una edad de declinación donde ya nuestras fuerzas se reducen ostensiblemente, así que debemos preocuparnos por ir formando nuevos líderes… Hay que crear procesos de transición, porque debemos ser conscientes de que hay un momento en el que uno debe dar un paso al costado para que venga gente nueva, porque lo que quiero no es brillar yo sino que brille la institución”. 

Al finalizar el taller todos los asistentes recibieron una certificación. / Foto Pastor Virviescas

Así que este experto recalcó que en una junta directiva deben estar hombres y mujeres en edades de diferentes rangos, dispuestos a ser medidos tanto en su experiencia como en competencias duras y blandas. “La Junta Directiva debe saber cuál es el clima laboral, cómo se siente la gente en las diferentes áreas, qué motivación tienen… Y otro aspecto fundamental es pensar en quién va a manejar la institución dentro de veinte años. ¿Tenemos el semillero correcto?”. 

Su misión, dijo, es dejar muchas inquietudes y ponerlos a pensar distinto a lo que están haciendo hasta ahora. “Los vi muy receptivas ante ideas tan disruptivas. Hubo un debate provechoso y estoy convencido que con este taller van a introducir cambios en el funcionamiento de la Junta Directiva de la Universidad UNAB”. 

Con esa sensación se marchó al día siguiente a Medellín, a la espera de que su celular vuelva a repicar. No sin antes subrayar: “Una de las principales funciones de la Junta Directiva es inspirar al equipo de la Rectoría a trabajar por el norte de la Institución. ¿Dónde vamos a estar en cinco o diez años? Eso debe ser motivador para todos porque es ampliar el futuro de la institución, garantizando su permanencia. El problema grave de las instituciones es cuando no sé para dónde voy. Porque si lo ignoro querría decir que cualquier camino es bueno y si cojo el camino equivocado termino en el abismo”.

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