“‘Geometrías del Silencio’ no es una exposición para mirar, sino para escuchar con los ojos. El silencio hoy es un activo subversivo. Es el espacio donde aparece lo humano: esta serie de pinturas pretende ser un grito contra el ruido constante de la sociedad del rendimiento. El minimalismo de las obras podría ser un rechazo a la saturación visual del mundo digital”.
Con esta provocación, Iván Heredia Silva abre su exposición en La Casona UNAB (Calle 42 #34-14) y espera que los visitantes se tomen el tiempo para apreciar sus 25 piezas de arte abstracto y minimalista con las que –advierte– no ofrece respuestas, sino un espejo geométrico de nuestro tiempo: hermoso, perturbador y profundamente necesario.
Este bumangués de 50 años afirma que su exposición es una especie de código visual que descifra el malestar de la era digital, ya que construye “un paisaje donde las formas puras y el color se convierten en voces mudas de emociones contemporáneas: la soledad en la hiper conexión, la nostalgia por un futuro que nunca llegó, la opresión bajo sistemas aparentemente perfectos”.
Con sus círculos inconexos, cuadrículas que se asfixian y triángulos suspendidos, dispuestos en una sala de colores cálidos y en otra de azules que se desvanecen y grises metálicos, Heredia Silvia manifiesta que el silencio no es vacío, sino presencia activa, razón por la cual sus figuras geométricas “habitan espacios deliberadamente austeros, evocando la paradoja de un mundo sobresaturado de información pero emocionalmente desértico”, y por ello los tonos fríos chocan con destellos cálidos “como si la memoria de lo humano persistiera entre algoritmos”.
En esa confrontación de sentimientos, las líneas rectas que se quiebran revelan la fragilidad bajo la fachada de orden tecnológico, y las superposiciones de capas transparentes aluden a la pérdida de privacidad.
Inspirado en grandes maestros como el ruso Wassily Kandinsky –considerado el precursor del arte abstracto en el que la representación del objeto es secundaria y la belleza radica en la simplificación formal y en la riqueza cromática–, Heredia Silva señala que en su obra la nostalgia aparece por ejemplo no como un regreso, sino como un duelo por lo que la tecnología prometió y no cumplió: círculos incompletos que anhelan cerrarse. “La repetición de formas no es serenidad, sino monotonía impuesta; los espacios vacíos no son paz, sino aislamiento”, subraya.
Exposición en la UNAB
La Dirección Cultural UNAB ha hecho posible esta exposición que permanecerá abierta de 7 de la mañana a 12 del mediodía y de 2 de la tarde a 7 de la noche, de lunes a viernes, hasta el próximo 25 de mayo. Está dirigida a todo tipo de público –incluidos niñas y niños– y su entrada es libre.
Iván Heredia Silva es bachiller del Colegio San Pedro Claver, administrador de empresas de la Universidad de los Andes, con estudios de literatura y cuenta con una especialización en mercadeo de la Universidad UNAB.
Desde niño dibujaba y luego incursionó en la música electrónica experimental, hasta que la pandemia de covid-19 y la reflexión sobre la fragilidad de la existencia humana le sirvieron de detonante para meterse de lleno en el mundo de la pintura. “No me voy a morir sin sacar el pintor que llevo adentro”, se dijo. Esta es su cuarta exposición –incluida la Feria de Arte de República Dominicana– y ganó en 2022 el Salón Regional del Museo de Arte Moderno de Bucaramanga (MAMB), entre otras distinciones.
Lo suyo no es el arte figurativo, así que no pinta ríos, lagos, pájaros, árboles ni montañas; tampoco hace cuadros para que compaginen con el color de sofás o alfombras. Su mira está en los sentimientos, sensaciones y emociones, así como en todas esas cosas e ideas que nos rodean y no podemos ver. Amor, desesperanza, agotamiento, soledad, nostalgia, libertad y reconexión adoptan títulos como “Cromoterapia Geométrica”, “Utopías Geométricas” o “GDS”, en el contexto de una sociedad digital a la que –en palabras de Iván– se le conminó a ser feliz y exitosa.
