Estudiantes mexicanos pertenecientes al Programa Delfín se integraron a proyectos comunitarios liderados por la Dirección de Transformación Social de la Universidad UNAB. Esta iniciativa internacional promueve la investigación y el intercambio académico entre jóvenes de América Latina, mediante estancias en las que fortalecen sus habilidades científicas mientras aportan al desarrollo social.

A través de proyectos enfocados en el trabajo con personas mayores y el fortalecimiento institucional de fundaciones locales, los jóvenes vivieron, durante varias semanas, una experiencia intercultural que combinó formación académica, compromiso social y desarrollo personal.
Desde su llegada, los estudiantes mostraron una alta disposición para aprender y aportar a los procesos investigativos y comunitarios. Así lo destacó Claudia Marcela Molina Gómez, directora de Relaciones Nacionales e Internacionales. “Son estudiantes que tienen una altísima experiencia investigativa, vienen con todo el entusiasmo, siempre muy dispuestos a aprender y sin duda alguna el compromiso ha sido muy valioso para que los investigadores puedan avanzar en tareas muy específicas dentro de los proyectos”, explicó.
Además, resaltó que este tipo de experiencias “fortalecen muchísimo la cooperación investigativa a través de enlaces y alianzas que se consolidan en el marco de estas movilidades internacionales”.
Una de las estudiantes participantes fue Andrea Paola Chávez Silva, del Instituto Tecnológico del Valle de Morelia, quien trabajó en la Fundación Funtaluz desarrollando perfiles para el personal. “Fue muy enriquecedor, aplicamos todos los conocimientos que habíamos venido trabajando en la carrera. También estuvimos conviviendo con los abuelitos, fuimos a leerles cuentos a niños. Fue una experiencia muy bonita porque la disfruté, aprendí y también di mis conocimientos”.
Por su parte, Damaris Xelhua Hernández, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, lideró un proyecto llamado Entregeneraciones, que conectó a niños y personas mayores mediante el intercambio de cartas y dibujos. “Mi propuesta conectó niños y adultos mayores. Afortunadamente y gracias a la gestión de Transformación Social, se pudo hacer el encuentro la semana pasada, y la verdad que fueron resultados muy, muy bonitos”, comentó.
Por último, Violeta Hernández Pérez, destacó que el enfoque comunitario fue determinante al momento de elegir este proyecto y venir a Colombia. “El proyecto me hizo ver otra perspectiva, tanto en este país como en México. Como soy de administración, apoyamos a una fundación con la parte organizacional: análisis de puestos, competencias, todo lo que debía tener cada perfil. Pero también convivimos con los miembros de la fundación y fue muy bonito”, afirmó.
Estas experiencias reflejan el impacto positivo que tiene la movilidad internacional no solo en los estudiantes, sino también en las comunidades con las que interactúan. Además de aportar con sus conocimientos, los jóvenes fortalecieron redes académicas y personales que trascienden fronteras.