Los delitos por Internet, que con el tiempo se multiplican a velocidades exorbitantes en todos sus frentes, les sacan cada día más ventaja a las autoridades colombianas.
El crecimiento acelerado de este tipo de crímenes, tiene un serio agravante en este país como es la falta de preparación de las autoridades y los organismos fiscalizadores para combatirlos.
En las naciones desarrolladas, ante la magnitud del problema, se han creado divisiones y escuadrones completos de detectives especializados para procesar a los delincuentes de la red, mientras en Colombia, son muy pocos los asignados a una tarea que aquí debería dársele incluso más importancia.
Es que si a los delitos ya comentados, se les agrega el lavado de activos pero sobre todo el movimiento de finanzas y las comunicaciones de grupos al margen de la ley, la situación toma ya ribetes de desesperación. Sobre todo, porque a esa escasez de personas expertas para combatirlos, se le unen leyes absolutamente laxas para procesarlos.
Mientras quienes calumnian y explotan a niños amparados en el anonimato que brinda Internet, sepan que cuentan con la impunidad absoluta, al tiempo que los grupos subversivos, terroristas y de narcotraficantes también se valgan de la red para trabajar sus finanzas y comunicarse para planear atentados y masacres, no existirá tranquilidad alguna para la ciudadanía.
Por esa cantidad de razones, es que el Congreso debe abordar urgentemente el problema, mediante el endurecimiento de las leyes que hacen falta para perseguirlos. Ese proyecto, claro está, tiene que nacer unido de una voluntad inflexible por parte de las autoridades y entes fiscalizadores, de dedicar los fondos y expertos requeridos para luchar contra ese tipo de delincuencia que amenaza con salirse de todos los límites.
Fuente: Vanguardia Liberal martes 6 de noviembre de 2007.
