Sentir felicidad
es difícil,
en tan dura realidad.
Somos frágiles como las rosas
y duros como las rocas,
cuando a las adversidades
en nuestra vida tenemos que enfrentar.
Personas vienen y van,
pero que realmente dejen huella,
difícil de encontrar.
Conocemos grandes seres
que son como los árboles,
los vemos fuertes y grandes,
cuando en realidad son tiernos y suaves.
Quien no se va a equivocar,
si por personas turbias
como las aguas
nos dejamos llevar.
Puentes nos ayudan
a salir de la oscuridad,
amores y tristezas
se unen con los recuerdos,
y regresa la ansiedad.
Vivimos momentos
difíciles de olvidar,
pero gracias al tiempo
nuestra mente logramos despejar.