Energía, optimismo y compromiso es lo que tienen –y de sobra– los 140 estudiantes, padres de familia, líderes comunitarios, docentes e investigadores que en la tarde del miércoles 23 de octubre participaron de la rendición de cuentas y sostenibilidad del Proyecto Comunidad Con-Ciencia, en el Auditorio Jesús Alberto Rey, de la Universidad UNAB.
Provenientes de los barrios aledaños al Colegio ‘Mario Morales’, de la Ciudadela Nuevo Girón; Colegio ‘Luis Enrique Figueroa Rey’ y La Presentación (Piedecuesta); Colegio Claveriano, de Ciudad Norte (Bucaramanga) y Colegio ‘Gonzalo Jiménez Navas’, de La Cumbre (Floridablanca), todos ellos atendieron las explicaciones de rigor y luego realizaron un taller en el que expusieron sus ideas y buscaron la manera de concretarlas echando mano de quienes hicieron las veces de Gobierno, ONG y empresarios, a sabiendas de que aunque cuentan con esta valiosa ayuda externa dependen de lo que ellos mismos hagan para que tales propósitos cristalicen.
Proyecto ‘Comunidad Con-Ciencia’
El nombre completo del proyecto es “Contribución al uso cotidiano de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, con participación ciudadana, para dar respuesta a demandas de desarrollo territorial”. Comenzó en diciembre de 2022 y finaliza este mes de noviembre, involucrando a más de 3.000 personas de diversas edades.
La Universidad UNAB es la entidad ejecutora de Comunidad Con-Ciencia y como aliados estratégicos se cuenta con las Hermanas de la Presentación, la Corporación Universitaria Uniminuto y la Fundación Fe y Alegría. El Estado colombiano, por medio del Sistema General de Regalías y una convocatoria de apropiación social del conocimiento, inyectó un poco más de 500 millones de pesos, mientras que las demás instituciones aportaron como contrapartida otros $200 millones.
Pese a que concluye la financiación estatal, como traen tanto impulso la que viene es la segunda fase, cuyos detalles se conocerán a comienzos de 2025 con el objetivo de seguir adelante con esta iniciativa que es una apuesta por la construcción de mecanismos de impacto social desde la Universidad para que las comunidades también generen habilidades de gestión de proyectos, piensen en salidas acompañados de expertos y sepan que solos no pueden desarrollar soluciones, teniendo que colaborar y construir con otros actores de la sociedad.
Provienen de sectores que no esperan el asistencialismo y tampoco dependen de la filantropía de un acaudalado que aparezca de la noche a la mañana. Por esa misma razón son ellas las protagonistas de esta historia, porque plantean sus problemas y necesidades desde la realidad de sus territorios, orientando las acciones que les proporcionen el conocimiento científico o lo que se derive desde el Estado mismo y las organizaciones de la sociedad civil interesadas en darles la mano.
Andrea Catalina Martínez Lozada, decana de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad UNAB, investigadora principal y líder del proyecto, afirma que la UNAB heredará este mecanismo y lo articulará con sus funciones. “Por ahora lo que sabemos es que la UNAB no quiere dejar abandonadas las comunidades, tampoco quiere archivar el mecanismo porque vemos oportunidades, contamos con ese capital social y queremos fortalecerlo; ahora hay que hallar la manera de hacerlo”, subraya.
Para esta encomiable labor dice que ha tenido coequiperos entusiastas como Germán Darío Leuro Casas (director operativo), Diana Martínez, Germán Andrés Cortés, Julio Eduardo Benavides, Claudia Marcela Molina, Adriana María Martínez, Laura Santos y Laura Molina, así como Mauricio Otálora, rector del Colegio ‘Mario Morales’ y representante de la Fundación Fe y Alegría; la religiosa Yanira Carrillo, rectora del Colegio La Presentación; Olga Villamizar, rectora del Colegio Claveriano; y Héctor Orejarena, docente de Uniminuto, entre otros.
Martínez Lozada aspira a que en la Fase II este mecanismo de trabajo y este capital social se muevan para seguir incidiendo en los territorios desde la UNAB y junto a los aliados.
“Que esta estrategia que ponemos al servicio de la sociedad no se quede en esta iniciativa, sino que la Universidad impulse con recursos propios este tipo de acciones, pensando en que todas las Facultades podemos de manera articulada incidir desde diferentes dimensiones, porque al final el desarrollo territorial no es de una sola Facultad sino de los diversos campos del conocimiento. Así que esperamos que toda la UNAB vea en estos enclaves oportunidades donde se puedan desarrollar proyectos, llevar estudiantes y construir planes en conjunto desde cualquier campo y disciplina, a través de la Dirección de Transformación Social, para el mejoramiento de la calidad de vida que es el gran propósito”, argumenta.
Precisamente fue el profesor Leuro Casas el encargado de ratificar el interés y la voluntad de los asistentes cuando al unísono pronunciaron: “Me comprometo a hacer parte de las acciones en el nodo y de la formalización de alianzas del ecosistema regional de innovación social, participando de manera colaborativa y generando diálogos constructivos. Juntos, lograremos establecer y fortalecer alianzas estratégicas que impulsen nuestras iniciativas. Unidos, podemos co-crear soluciones innovadoras que respondan a los desafíos locales y fortalezcan el bienestar social. ¡Hagamos que este esfuerzo colectivo sea un éxito para el futuro de nuestras comunidades!”.