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El periodismo económico no debe ser aburrido

Oct 30, 2006 | Institucional

Por Pastor Virviescas Gómez
Santiago Gutiérrez Viana cada semana tiene una misión difícil de alcanzar. Especialmente los jueves y viernes, con sus noches, debe apelar a su conocimiento para editar la información económica de la Revista Dinero.

Su vasta experiencia por redacciones de medios de comunicación como El Espectador, lo ha llevado a establecer con claridad que tiene que informar sobre un tema que es denso y “ladrilludo”, como se dice en la jerga periodística.

Por ello, afirma que el periodismo económico no debe ser aburrido y que la clave para conseguirlo es tomar distancia de la macroeconomía y sumergirse en el terreno de lo cercano, de lo útil, de los negocios, asuntos que sí son de interés para el ciudadano común y corriente que no está preparado ni se interesa por comprender fenómenos que ni los mismos economistas han logrado descifrar.

En el marco de la Cátedra Semana, realizada el pasado viernes 27 de octubre en el Auditorio Mayor en convenio con la Oficina de Relaciones Internacionales, Gutiérrez Viana insistió en que la crítica fundamental que se deberían hacer a diario él y quienes están metidos en este berenjenal de cifras, tasas y porcentajes, es “qué tan útiles estamos siendo a la sociedad, a los empresarios, a los consumidores, a los sindicatos, para entender qué está pasando, cómo funcionar mejor y cómo hacer que el país crezca más rápido”.

Sin dejar de hablar de déficit, PIB o histéresis en el empleo, términos que sólo los de su especie son capaces de digerir, Gutiérrez Viana, dialogó con Vivir la UNAB y les recomendó a quienes cubren este campo que el principio fundamental de la información económica es aproximarse a la verdad y para ello hay que entender las consecuencias. “Debemos buscar el tercer lado de la moneda, preguntarle al afectado, entender los intereses que se mueven y saber leer los balances para no dejarnos ‘cañar’”, manifestó.

Él es economista, tiene un doctorado en Economía de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) y estudió administración de proyectos en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT por su sigla en inglés). Ha sido docente de pregrado y posgrado en las universidades Javeriana y de los Andes. Se desempeñó como investigador de Fedesarrollo, vicepresidente técnico en la Asociación Bancaria de Colombia, vicepresidente de planeación del Instituto de Fomento Industrial (IFI).

¿Qué se pierde ese ciudadano que no lee o que no entiende la información económica?
Lo fundamental es que si no está metido en una actividad económica, podría pensarse que no se está perdiendo nada, pero sí hay oportunidades interesantes que se está perdiendo dependiendo de cuál sea la información económica de la que estemos hablando. Sin duda todo el mundo quiere saber cuál es la mejor tasa de interés para un crédito de vivienda, o si vale o no la pena tomar un seguro de vehículos o meterse a tal o cual EPS, o si es mejor ahorrar en un depósito en un banco o en el otro. Estas son noticias económicas que generalmente se leen en las publicaciones o sitios de Internet relativamente especializados.

Entonces sería pensar en una tarea de alfabetismo, porque si usted no entiende el lenguaje, que muchas veces es fastidioso y difícil de abordar, posiblemente se esté perdiendo cosas que no son oportunidades para magnates o para grandes empresas, sino que le sirven en su trabajo y además como consumidor le pueden funcionar.

¿Los periodistas económicos están condenados a ser aburridos y escribir para que les entiendan únicamente sus fuentes, o deben pensar ante todo en prestarle un servicio al lector?
Nuestra tarea es ser útiles a la sociedad, tratando de traducir desde fenómenos económicos bien complicados como el efecto que puede tener el entorno internacional en las actividades de los estudiantes de la UNAB, como cosas elementales a la hora de escoger una EPS o la otra.

¿Si no entendemos el impacto de una eventual privatización de Ecopetrol, podremos comprender la globalización?
Deberíamos, porque cada vez más las tendencias internacionales y es lo que hemos visto en los últimos cinco años, son las que determinan qué sucede en Colombia, aunque no lo queramos y sigamos creyendo que tenemos la suficiente fuerza económica y autarquía para defendernos de los movimientos internacionales, la prueba que está documentada en toda clase de series estadísticas y de historias periodísticas es que nosotros dependemos mucho más, inclusive de lo que quisiéramos, de los movimientos internacionales. No solamente de Estados Unidos, que no hay duda, sino que dependemos también de lo que pase en Venezuela o Ecuador, e inclusive de lo que suceda en China, que está al otro lado del mundo.

¿Un consejo elemental para quien no sabe si ahorrar en pensiones voluntarias o meter los euros debajo del colchón?
La recomendación es que cuando hay excesos lo primero es un ahorro, el que sea, hasta que usted tenga seis meses de su consumo disponible en ahorro, de ahí en adelante los fondos voluntarios son buenísimos.

Atreverse a decir que el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos no se va a firmar antes de que venzan las preferencias arancelarias que ese país le da Colombia, ¿no es echarse de enemigo al Gobierno?
Como no se trata de hacerle milimetría a los comentarios sino más bien mirar los hechos, creo que no hay necesidad de hacer nada más que meterle cuentas al TLC y al Atpdea.

¿Dudar de las cifras del Dane y de Planeación Nacional o mejor dejarse meter los dedos en la boca?
Hay unos problemas técnicos serios. Ahora, por ejemplo, hay unos datos de empleo que hay que mirar con cuidado y el Dane no ha contestado. Pero es evidente que hay unos errores, entonces uno sí tiene que garantizar que el Dane haga lo que sea que haya que hacer para mantener su credibilidad. Los colombianos necesitamos que esa cosa funcione bien. 

¿Qué porcentaje de la economía colombiana es transparente y qué tanto le sigue correspondiendo al narcotráfico del que tantos colombianos se benefician directa o indirectamente?
El narcotráfico ha crecido mucho y eso ha ocurrido porque se está internacionalizando como el resto de las actividades económicas. Hay evidencia clara de nexos de las mafias del narcotráfico colombiano con las rusas y con las nigerianas, que parecería una cosa absurda. Es un negocio próspero aunque no sabría decir qué tanto está creciendo, pero sin duda hoy la economía colombiana es una economía más cimentada sobre lo legal que sobre el narcotráfico, al que creo que le estamos dando un poco más de valor que el que realmente tiene.

¿El sistema financiero es sólido o se puede repetir una crisis como la de los años 90?
El caso de la banca colombiana es particular en todo el continente. En México no hay bancos mexicanos, y México es la economía más fuerte de América Latina, al lado de Brasil; en Colombia los bancos grandes siguen siendo bancos colombianos y eso es una muestra de fortaleza muy particular en toda la región.

Pero si el negocio es tan bueno y prometedor, ¿por qué razón se retiraron los proponentes extranjeros en la pugna por Bancafé y se lo dejaron a Davivienda?
Posiblemente anden detrás de algo más grande.

¿A los “cacaos” -Luis Carlos Sarmiento, Sindicato Antioqueño, Julio Mario Santodomingo y Carlos Ardila Lülle, entre otros-, les interesa este país o solamente están preocupados por sus propios capitales?
A ellos sí les interesa el país, no necesariamente por filantropía o altruismo, sino porque les tiene que interesar. Hay un tema que es la responsabilidad social empresarial que está de moda ahora y es simplemente que si usted quiere tener un negocio sostenible en el tiempo, su entorno también tiene que serlo, entonces las inversiones en el entorno son importantísimas y eso lo han entendido las compañías petroleras que están tratando de mover a la comunidad para que crezca, un poco porque la petrolera está ahí. Así que no creo que la miopía extrema esté en las direcciones de los grandes grupos económicos y ellos tienen que entender que el país tiene que ser viable para que puedan seguir funcionando acá.

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