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Estudiantes que enseñan su arte

Dic 11, 2008 | Institucional

Mientras aprenden la técnica y la teoría de la música, exploran y amplían sus conocimientos para que sus pequeños aprendices den vida a las primeras notas. Su jefe, Lilia Estela Ariza Durán, directora del taller, califica el trabajo de los jóvenes como “muy bueno, porque son muchachos comprometidos. Vienen de un proceso académico diferente al mío, que soy egresada de música de la UIS, y esos puntos de referencia desde distintas escuelas son interesantes. Con su conocimiento le han aportado mucho a la escuela”, manifestó.

Saúl toca el acordeón desde pequeño. El talento que ha desarrollado empíricamente para sacarle notas musicales a ese instrumento se ha fortalecido en los dos semestres de música que ha cursado en la UNAB. “Cuando entré a la Universidad entendí mejor la música y el instrumento.

Así ya se atreve uno a educar porque tiene un conocimiento claro y básico de la música. Es rico enseñar a estos niños que están dando sus primeros pasos”, reflexiona mientras espera el inicio de su clase y va sacando el instrumento del estuche.

José Fernando dicta guitarra a grupos de niños y adolescentes. Dice que su experiencia como estudiante le ha dado herramientas para lograr que los niños le presten atención y entiendan sus lecciones; “No se hace tan difícil enseñar porque la experiencia lo hace a uno explorar y hacer cosas para que el estudiante entienda. En la carrera uno se forma para tocar y enseñar, y eso hago con estos niños además de motivar en ellos el hábito del estudio de la música”.

Sumado a la experiencia de transmitir el arte que conocen y están profesionalizando en las aulas de la UNAB, su vinculación al taller de música significa unos ingresos extra, que pueden aprovechar para sus gastos. “Es bueno para la economía de uno y es un medio de tener plata para los gastos de la Universidad”, reconoce José Fernando. Agrega que además dictar estas clases le aporta en su formación y en la exigencia personal frente a la música.

Todos los sábados en la mañana sus 21 alumnos los esperan para las clases de guitarra y acordeón. En este escenario los papeles se invierten para Saúl y José Fernando. Pasan de estar sentados frente a los profesores de la Facultad de Música para enfrentarse a un grupo de estudiantes deseosos de aprender sus primeras notas.

Por Javier Ferreira

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