Por Ivonne Rodríguez y Jonathan Saavedra P.
periodico15@unab.edu.co
La explicación recurrente acerca de las causas del desplazamiento sigue ubicado a las estrategias militares usadas en el conflicto armado como el principal factor. Pero también existen interpretaciones que ubican el motivo en razones económicas, en el deseo de los ‘amos de la guerra’ de apropiarse de la tierra para sus intereses económicos inmediatos o a futuro.
Organizaciones no gubernamentales destacan esta última hipótesis: “El nororiente colombiano tiene una gran riqueza minero-energética. En Rionegro hay perspectivas de nuevas explotaciones, el Sur de Bolívar tiene yacimientos de oro, en el Catatumbo (Norte de Santander) dicen que hay carbón natural y en el sur de Santander, reservas de plutonio. Y estos son los polos donde se ha dado el desplazamiento”, agrega William Ramírez, investigador de la Corporación Compromiso.
Según esta interpretación, hay una relación entre la expulsión de personas de zonas rurales y los futuros megaproyectos económicos u obras de infraestructura que se realizarán en dichas áreas. Así, por ejemplo, hay alto desplazamiento de campesinos en zonas del Magdalena Medio donde se impulsa la producción de palma africana y caucho, así como en inmediaciones a donde se piensa construir un aeropuerto internacional en Sabana de Torres (Santander).
Pese a que las oficinas de Barrancabermeja y Bucaramanga de la Red de Solidaridad Social no comparten esa postura, estas observaciones coinciden con los sucesivos éxodos que se presentaron durante 2004 en el Magdalena Medio y el Catatumbo.
“Según el Sur [el sistema de registro del Gobierno Nacional], los desplazamientos en estas zonas han estado por encima del promedio nacional, con una tendencia importante en el total de expulsión”, advirtió el Programa Mundial de Alimentos en febrero pasado.
Así mismo, continúa fuerte el desplazamiento en áreas de disputa militar entre los actores del conflicto armado, igual que donde funcionan economías ilícitas, como el Sur de Bolívar, donde hay cultivos de coca y se procesa en forma artesanal la base de coca que luego se refinará en cocaína.
La presión de los grupos armados y el miedo se conjugan en este problema que trae pobreza e inestabilidad. María Inés Martínez, de la oficina en el Magdalena Medio de la Red de Solidaridad, indica que “el 80% de los municipios de esta región tienen economías agropecuarias que han sido atrapadas por los grupos armados ilegales, haciendo penosa la situación de los pobladores y de las mismas zonas. Por eso mucha gente opta por desplazarse como forma de sobrevivencia”.
Además del desplazamiento de unas regiones a otras, se presenta igualmente de forma intraurbana (dentro de las propias ciudades) o por confinamiento. Los intraurbanos son consecuencia de la presión de grupos armados para estremecer a la población civil y asediar barrios y comunas de una ciudad. Ha habido casos masivos en Bogotá, Medellín y Barrancabermeja, pero ya se da también en el Área Metropolitana de Bucaramanga.
Respecto a la segunda forma, que consiste en cercos a zonas para impedir la salida y entrada de personas, alimentos y servicios, las experiencias más recientes en el nororiente del país fueron en la Zona de Reserva Campesina del Sur de Bolívar, en 2003, y en el municipio de Landázuri, en junio de 2004, cuando las autodefensas realizaron un bloqueo alimentario sobre el río Carare, afectando a 10 veredas del corregimiento La India.