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“Más valen los hechos que las palabras”

Feb 19, 2007 | Institucional

Por Ricardo Jaramillo P.
La Facultad de Ciencias de la Salud de la UNAB no es un reto nuevo para Luz Marina Corso Morales. Ella formó parte del equipo que hace 11 años “soñó” lo que sería la Facultad de Medicina de la Universidad, pues fue secretaria Académica durante el decanato de Virgilio Galvis Ramírez, cuando se hizo el montaje académico de la carrera.

“Había un documento de base con el cual se le dio vía libre a la Facultad, elaborado por la hoy vicerrectora Académica, Eulalia García Beltrán, y obviamente ésa era nuestra guía para completar el diseño del camino trazado: todo lo que fueron los contenidos de las asignaturas, el flujo de los estudiantes, la normatividad en relación con los conceptos de integralidad que nosotros incorporamos ahí porque fue lo que le dio vía libre al proyecto, la integralidad en laboratorios, todo ese diseño académico se hizo en ese primer momento cuando no había ni siquiera estudiantes”, explica.

Ella continúo en la Facultad hasta el año 2001, cuando se retiró para ejercer la gerencia de la EPS del Seguro Social y luego volvió a la UNAB, como coordinadora de Desarrollos en Salud del Centro de Estudios Estratégicos, desde donde orientaron el contacto de Medicina con otras Facultades como Psicología y Derecho, se pensó en otro programa de pregrado (Enfermería) y en dos especializaciones, Dermatología y Salud Mental, además de dejar trabajando especializaciones en Ginecología y Obstetricia.

Luego Corso Morales se vinculó a la Fundación Oftalmológica de Santander Clínica Carlos Ardila Lülle (Foscal) como directora de Servicios Capitados. En su currículo también figura su desempeño como jefe de la Sección Maternoinfantil de la Secretaría de Salud de Santander y como gerente del entonces Hospital Universitario Ramón González Valencia.

La nueva decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNAB es médica de la Universidad Industrial de Santander, especialista en Administración de Servicios de Salud, especialista en Docencia universitaria y cuenta con estudios avanzados en Alta dirección de instituciones de salud de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Usted formó parte del equipo que en 1995 trazó la carta de navegación de lo que sería la Facultad de Medicina de la UNAB. De lo que ese equipo “soñó” en ésa época, ¿qué se ha hecho realidad hoy día?
Llega un momento en el que los sueños deben hacerse realidad y a veces distan para bien o para mal de lo que se soñó. Veo una Facultad completamente nutrida, con un cuerpo docente calificado, con un buen número de estudiantes que ha demostrado su madurez en el proceso en la medida en que ha tomado parte activa en su formación y que ha tenido muy buen desarrollo en los Ecaes.

Hay que fortalecer los temas de promoción y prevención, y el de proyección a la comunidad; no quiere decir que no se haya trabajado en eso pero aún hay mucho por hacer porque algunas áreas han sido más desarrolladas que otras y eso responde a la política del rector en el sentido de volcarnos a la comunidad.

Hay que fortalecer el tema de posgrados, si bien ya hay algunos incluso con Registro Calificado y algunos otros que se hicieron desde el principio –porque algo importante es que en esta Facultad nacieron al tiempo el pregrado y el posgrado– hay que preparar el escenario para nuevas especializaciones.

También hay que robustecer los escenarios de práctica porque si bien contamos con dos espacios muy buenos, la Foscal y el Hospital Local del Norte, hay que dinamizarlos, buscar cofinanciación en aquellos espacios donde la parte asistencial en toda su magnitud la lleva la Universidad, pero sin desmejorar lo que está; en ese sentido ya nos reunimos con el director del Instituto de Salud de Bucaramanga (Isabu), Juan José Rey, hemos visualizado caminos viables para poder hacer más dinámica, fuerte e impactante nuestra presencia en estos escenarios de práctica.

¿En su gestión estará atenta a recibir sugerencias, comentarios o críticas?
Pretendo ser de puertas abiertas, de oír y mantener una relación cercana con los docentes y estudiantes; de hecho lo primero que hice fue abrir la puerta porque creo que así debe ser. Obviamente en algunos momentos habrá que tomar decisiones.

¿Qué va a pasar con las inquietudes que los estudiantes de su Facultad les han manifestado a usted y a los directivos de la Universidad?
Eso ya lo estamos trabajando. De hecho el 8 de febrero hicimos Consejo de Facultad y asumimos el asunto para mirar también las otras perspectivas: la del docente y la del currículo.

Lo que dicen los estudiantes son cosas coherentes, hablan de los momentos clínicos y es lo que estamos revisando con los docentes; hablan de la importancia de que las prácticas clínicas estén en escenarios adecuados; de que la investigación debe mantenerse y todo eso ya lo está revisando la Rectoría, porque debe haber un punto de acuerdo entre la Universidad y los actores comprometidos y eso es lo que estamos haciendo en este momento.

¿Han salido docentes de la Facultad? ¿Los han reemplazado?
Sí han salido docentes, porque algunos manifestaron su imposibilidad personal de cumplir con los compromisos, porque el punto va a que el docente sí tiene muy buena aceptación, pero hay que mirar si está cumpliendo o no con el objetivo curricular que se le propuso, no porque haga las cosas mal; entonces han salido siete docentes; dos se han reemplazado y los cursos restantes fueron asumidos por los docentes existentes y en otros casos no hubo necesidad de hacerlo, porque por ejemplo no se reemplazó a un docente de Psiquiatría porque el coordinador del curso se reunió con nosotros, miramos cómo estaba distribuida la carga, si dentro de las asignaciones que los docentes debían cumplir había lugar a que un docente asumiera eso y eso fue lo que hizo.

No se desmejoró ni el numero de rotaciones, ni su calidad, ni se aumentó el número de estudiantes. Entonces esos cursos de los docentes que no se reemplazaron fueron evaluados por los coordinadores de curso para determinar quién o cómo se podían sortear esas situaciones, si había una necesidad inmediata de salir a buscar un docente o esperábamos a que a la luz de la reestructuración estratégica pudiéramos tomar unas medidas más coherentes.

En cuanto a la calidad de los docentes, existe un proceso de convocatoria a concurso docente que está establecido por la Universidad, hay una política que ordena seguirlo y es un tanto lento, entonces el estudiante no ve los resultados de manera inmediata y dice cosas como ‘ayer no hubo profesor y hoy tampoco y ¿qué ha pasado?’

¿Los estudiantes han perdido clases?
Ellos dicen que quieren una reposición de lo que han perdido, estoy esperando el documento en el que el representante de los estudiantes me dice qué es lo que oficialmente está perdido; tenemos el recuento de los docentes y hasta este momento lo que estaba pendiente de Anestesia se recuperó, de Cirugía Plástica se está recuperando, y en Semiología no es que se haya perdido clases, sino que los estudiantes hablan de que son cursos grandes así como en Cirugía, entonces estamos buscando junto con el docente una estrategia para aplicar.

Cuando hablamos de cursos grandes nos referimos a nueve estudiantes por rotación que para el área clínica es grande, lo que pasa es que hay que buscar estrategias, como dividir los grupos en dos y una parte entra a sala de cirugía con un docente y los otros quedan con otro docente.

Los estándares reconocidos para las facultades de Medicina son entre siete y ocho estudiantes por grupo; pero esto también depende del volumen de estudiantes que nos llegue semestre a semestre, entonces es una de las dificultades que hay porque en Clínicas uno puede tener abiertas las rotaciones y resulta que le llegó un menor número de estudiantes que el que estaba, entonces no puede cancelar al docente porque no son fáciles de conseguir o atraer al ámbito académico.

También puede pasar lo contrario, que se queden estudiantes del semestre y para el siguiente se aumente el número, entonces ahí es cuando uno apela al docente de hora cátedra.

Los estudiantes manifestaron su preocupación en el sentido de que la reestructuración modifique o desaparezca las tutorías. ¿Qué va a pasar con ellas?
Las tutorías no son de índole administrativo, corresponden al Proyecto Educativo Institucional y concretamente al currículo que establece menos presencialidad del estudiante en clases y más tutoría del docente. Las tutorías se mantienen y así está diseñado el plan de estudios.

¿Cómo se manejará el tema de la investigación?
Es un tema que obviamente preocupó desde un principio. Primero la revista (MedUNAB) como un espacio para mostrarnos académicamente ya lleva varios años de posicionamiento y segundo la investigación.

Cuando iniciamos empezamos a tomar este tema desde las asignaturas de investigación y entonces resulta que semestre a semestre el decano se veía frente a 40 proyectos de investigación excelentes, con muy buen protocolo, pero cuya pertinencia y viabilidad era un poco difícil de visualizar; ése era uno de los sueños al principio, que los estudiantes con esa fortaleza se formularan un proyecto de investigación y ellos mismos lo impulsaran, pero el estudiante obviamente se volcaba a la Universidad y el docente que la había trabajado decía ‘ahora sí, dónde está la platica para hacer este proyecto’, entonces surgió un primer asomo de lo que hoy es el Centro de Investigaciones Biomédicas y desde ahí se dio un norte a esa labor y al mismo tiempo los docentes fueron buscando otros escenarios de investigación, como Colciencias, proyectos internacionales y se desarrolló de una manera muy fuerte ese Centro.

De ninguna manera ni el decanato, ni la Rectoría tienen como propósito acabarlo porque es uno de los tres ejes de la Universidad, junto con la docencia y la extensión; lo que pasa es que no podemos privilegiar uno de esos ejes y debemos fortalecer la unión docencia-extensión, así como ya está fortalecido el de docencia-investigación.

Entonces no es política del decanato, ni de la Rectoría acabar el Centro de Investigaciones Biomédicas, debemos mirar es cómo racionalizar los recursos para que se mantenga, debemos hablar con los investigadores para que ellos ayuden a diseñar nuevos escenarios.

La Facultad está en un proceso de acreditación. ¿Cómo asumirá ese reto?
Este proceso parte de un aspecto llamado autoevaluación permanente de las Facultades, en este caso lo que vamos a hacer es continuar con ese proceso; lógicamente una institución no puede estar estática para encararlo, no podemos pensar que no puedo cambiar ninguna circunstancia porque si sucede no me puedo acreditar, entonces ésta es la realidad de la Institución en este momento, tenemos que continuar con el proceso y a la luz de los estándares de calidad que propone la acreditación cumplirlos a cabalidad.

Con la nueva estructura de la Universidad, Psicología entró a formar parte de la Facultad de Ciencias de la Salud, ¿qué pueden esperar de su decanato los estudiantes y docentes de ese programa?
Yo no soy decana de Psicología, para eso está la directora Académica, Liliana Quiñónez, quien lleva sobre sus hombros el destino de ese programa. La función del decanato de la Facultad de Ciencias de la Salud está apuntada a fortalecer los escenarios de concordancia entre los dos programas, ahí la discusión de fondo es que Psicología se definía como un área de las Ciencias Sociales y se podría pensar que ya no lo es, pero desde el punto de vista de currículo ellos no van a tener cambios.

Sin embargo, hay una realidad nueva para la Psicología a la luz de la ley y es que cuando hace atención en Psicología Clínica está tocando directamente con el campo de la salud, entonces ahí es donde debe estar centrada la fortaleza de unos mayores desarrollos en el área de Psicología Clínica.

De hecho, ya trabajamos un proyecto de integración entre Psicología y Medicina con el proyecto de especialización en Psicología Clínica que está caminando, y obviamente además de esos aspectos, el decanato también tiene la parte administrativa de la docencia que ahí sí salvadas las particularidades curriculares pueden haber muchas concordancias, pues también se habla de rotaciones y escenarios de práctica.

No vamos a comprometer el programa de Psicología en sus dimensiones curriculares o en sus énfasis, lo que veo es la posibilidad de fortalecernos como Facultad.

¿Cómo va el programa de Enfermería?
Tiene Registro Calificado, está listo para ser puesto en marcha, pero en la misma dinámica en que salió Medicina, necesita un tiempo para hacer la planeación.

Ya cuenta con plan de estudios, contenidos, visualización de la planta docente, identificamos derroteros curriculares como una segunda lengua para que el profesional sea capaz de desempeñarse en escenarios internacionales; entonces está listo para que en el momento en que la Universidad lo considere que está claro el proceso de reestructuración podamos empezar a hacer la planeación.

¿Qué les quiere decir a sus estudiantes?
Los invito a que miren lo que ha sido mi trayectoria de compromiso con los programas de Medicina y Psicología; dicen los que saben de comunicación que ‘más valen los hechos que las palabras’, entonces les invito a que observen el trabajo y la trayectoria de los equipos en los que he trabajado, los analicen y evalúen.

También les reitero mi disposición a mantener el diálogo con ellos, a tratar de solucionar de la manera más pronta posible sus inquietudes y a tener puertas abiertas.

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