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Mi experiencia en Alemania

Dic 17, 2012 | Institucional

Por Cristian David Gutiérrez
Alemania está localizada en Europa Central y está rodeada por una variedad de países y culturas como Dinamarca, Polonia, Suiza, Austria, Republica Checa, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda. Con un tercio del área de la superficie colombiana y 82 millones de habitantes (casi el doble de nuestra población), es la cuarta economía mas fuerte del mundo, la número uno de Europa y con empresas reconocidas internacionalmente en el sector tecnológico y automotriz como IBM, Volkswagen, Siemens, Porsche, Mercedes-Benz y otras más, las cuales son el reflejo del éxito y el nivel de asertividad que han tenido en los negocios.

Por lo anterior, Alemania se convierte en un destino muy interesante a nivel cultural y académico, principalmente para los estudiantes de Administración, debido a la metodología, formación y enfoque recibidos al momento de cursar una carrera universitaria.

Cuando en 2010 inicié en la UNAB mi pregrado de Administración de Empresas, modalidad Dual, me enteré que la carrera estaba basada en el modelo de formación de Alemania, y que tenía la oportunidad de conocer ese país un poco más de cerca.

Hoy en día, después de un gran trabajo previo de organización de documentos para el visado, documentación entre universidades para la aplicación, fortalecimiento de los idiomas inglés y alemán, planeación del presupuesto financiero y fundamentalmente gracias al apoyo de Relaciones Internacionales de la UNAB, la dirección académica de mi carrera y el soporte financiero de mis padres, logré ser aceptado para cursar el Junior Program (JP) en el “Duale Hochschule Baden-Württemberg Mosbach” (Colegio Dual de Mosbach, en Baden-Württemberg) durante mi quinto semestre académico.

El JP es un programa internacional que ofrece materias con enfoque en administración, negocios internacionales, economía y mercadeo, en el cual se comparte clase con estudiantes de Singapur, India, Malasia, Corea, Finlandia, Francia, México, Alemania, Estados Unidos, Eslovaquia, Rusia y Colombia, por lo cual es una oportunidad enriquecedora para cambiar la visión de la vida, crecer como persona, para aprender sobre diferentes culturas y perfeccionar los idiomas.

Realmente es una experiencia inolvidable en la que comparto con personas que piensan y actúan de diferentes formas, pero lo más impresionante es descubrir que sin importar nuestro país de origen, todos tenemos objetivos, sentimientos e intereses en común.

Todas las clases son ofrecidas en inglés, hay un curso de alemán de acuerdo con el nivel de conocimiento que se tenga sobre la lengua. Cada una de las asignaturas del JP es dada a modo de seminario, durante ocho horas diarias durante una semana, debido al valioso tiempo de profesores extranjeros expertos en el tema, con habilidades en el dominio de los idiomas y que ofrecen sus conocimientos basados en sus experiencias laborales.

Es difícil resumir el choque cultural que se siente al entrar a un mundo 100% diferente, también es algo asombroso y enriquecedor, especialmente cuando se convive con 12 personas de diversos países en una misma casa, y esto da oportunidades para aprender algo nuevo cada instante.

No es fácil tomar clases en un idioma diferente al español, y mucho menos enfrentar el desafío de vivir en un país en el que no se habla ni como segunda lengua. Tampoco es fácil cambiar los 24 ºC de Bucaramanga a sentir -3 ºC de invierno en Alemania. Toma más o menos una semana adaptarse al cambio de horario, siete horas más que Colombia, y también es difícil acostumbrarse a que a las 9 a.m. está terminando de amanecer y a las 4:00 p.m. oscurece.

La independencia es algo básico y es algo de lo que más estoy agradecido con este intercambio. He aprendido a hacer las cosas por mí mismo, como cocinar, lavar, planchar, limpiar mi habitación, hacer mercado, controlar gastos, planear con cautela las salidas. Lo que más me ha costado trabajo es la puntualidad de la comunidad alemana, saber que las clases empiezan a las 8:30 a.m. y cinco minutos antes ya todos están organizados y listos para empezar.

Lo que normalmente uno piensa es que le va a quedar muy pesado acostumbrarse o que no va a poder superar las asignaturas por el idioma, pero la verdad es que vale la pena el esfuerzo hecho por estar aquí y vivir esta experiencia. Al cabo de un tiempo los idiomas empiezan a fluir, se empiezan a comprender mejor las clases y uno se acostumbra.

En conclusión, hay que gozar la vida al máximo y no tener miedo. Dicen que detrás de una persona exitosa hay una decisión valiente.

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