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Noche Fucsia

Feb 7, 2005 | Institucional

De repente él le preguntó sin encender el foco de la habitación: ¿Trajiste la pintura? Sí. ¿Me pregunto si será suficiente con ésta?

– Sí, esa está bien.

¿Pediste permiso en tu casa?

– No, no me hubieran dejado salir. Aún piensan que estoy loca. El torpe de Antonio dejó las llaves colgando de la puerta.

¿Quieres fumar?

– No. Pero si tú quieres, hazlo.

No, así esta bien.

– Bésame. Él la besó?

Quítate la ropa mientras preparo la pintura.

– No, hazlo tú.

Entonces, él la desnudó?

¿Estás limpia? Recuerda que sólo así tu cuerpo estará virgen de impurezas.

– Sí. Anoche tomé el baño de tina, con las flores, como lo pediste.

El hombre hundió su índice derecho en el recipiente lleno de pintura secándolo suavemente sobre las mejillas de su amada. Laura empapó sus manos antes de ubicarse frente a él. Lo besó refregándoselas en la espalda. Él, le acarició los senos con las manos cubiertas de fucsia. Luego del silencio cómplice se lanzaron a la cama manchando las sábanas blancas. Se acariciaron lascivamente las piernas, los brazos, los rostros, los vientres, hasta pintarse completamente. Después, cubiertos de pintura, hicieron de sus cuerpos una sola mancha fucsia.

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