Con una mezcla de alegría y nostalgia, Luz Marina Rodríguez Martínez se despidió de la Universidad UNAB, después de 31 años y siete meses de dedicación al programa de Gastronomía y Alta Cocina, donde fue profesora hasta el pasado lunes 24 de febrero.
“Alegría por el deber cumplido y porque salgo a realizar cosas importantes en mi vida como disfrutar de mi familia, de la pintura, la lectura y el campo, que son mis pasiones favoritas. Nostalgia porque esta es mi segunda casa, acá conocí y encontré gente excepcional” afirmó Rodríguez Martínez.


La ‘profe Luz Ma’, como le dicen sus antiguos compañeros, comenzó en el programa de Contaduría Pública, antes de ser profesora fue coordinadora de los Centros Regionales de Educación Superior (Ceres). Trabajó con proyectos especiales y de investigación en la Facultad de Estudios Técnicos y Tecnológicos (ahora UNAB Tec) y luego docente investigadora del programa de Gastronomía y Alta Cocina, siendo líder en distintos proyectos sobre patrimonio cultural.
“Así como acá en la Universidad conocí mucha gente, en mis proyectos de gastronomía también trabajé con cuatro provincias del departamento, donde pude relacionarme con muchas personas y entender que al igual que la comida todos somos diferentes, pero es la que nos identifica”, añadió la profesora.
Luz Marina se graduó como especialista en Dirección de Empresas y magíster en Educación de nuestra Universidad. Uno de sus logros como profesora fue participar como co investigadora en proyectos sobre patrimonio cultural de la gastronomía ancestral de Santander y fue coautora del artículo Salvaguarda del Patrimonio Gastronómico Santandereano.
“Creo que de las cosas que más me gustó de trabajar en la UNAB, fue hacer parte de proyectos integradores en los programas tecnológicos, trabajar con los semilleros de investigación, la internacionalización del programa de Gastronomía y lo que alcancé a aportar a la posible acreditación”, señaló.

Ivo Azulmar García Monroy, director del programa de Gastronomía y Alta Cocina, la describió como una persona que siempre estuvo dispuesta a ayudar y contribuir con el fortalecimiento del programa, «conocía cada situación del programa y fue la persona con la historia de este en su cabeza. Agradezco enormemente por su apoyo, cariño y la forma en que nos ayudó en estos años, deseándole lo mejor de los éxitos en esta nueva etapa de su vida»
Para la ‘profe’, la UNAB fue un espacio de oportunidad de crecimiento profesional y personal. “Doy gracias a Dios, a la vida y a la Universidad por abrirme los espacios para cumplir mis metas. Agradezco la oportunidad que viví para estudiar, investigar y realizar diferentes movilidades que sin duda me ayudaron a ser la persona que hoy se despide”.