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Reina de la UNAB para Santander

Oct 2, 2006 | Institucional

Textos y fotos Pastor Virviescas Gómez
“Desde chiquita tenía este sueño y también me lo habían dicho”, dice Carolina María León Mendoza, la candidata del departamento de Santander al Reinado Nacional de Belleza que se realizará en la ciudad de Cartagena en noviembre próximo.

Ella es estudiante de la Facultad de Administración de Empresas de la UNAB, donde cursaba el octavo semestre que debió aplazar para atender sus compromisos de reina.

Sin dejar de sonreír un instante de los nueve minutos y medio de entrevista, León Mendoza admite que tan pronto se le presentó la oportunidad de representar a los santandereanos, no lo pensó dos veces y les dio el sí al Comité de Belleza y al gobernador Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, quien la nombró por decreto.

“La meta es traerme la corona, pero si no es para mí, entonces hacer un buen papel y que la gente me recuerde como una niña carismática y dada al pueblo”, dice.

Considera que esta es una experiencia incomparable que debe aprovechar porque se le van a abrir “muchas puertas” y sufrirá una transformación “porque ya es una figura pública y no es lo mismo sentarse en el andén a hacerlo en un restaurante. Así como el modo de vestir o de hablar, entre tantas cosas”.

Gane o no clasifique entre las semifinalistas, León Mendoza pretende regresar a la UNAB a concluir sus estudios profesionales e incursionar en el camino del modelaje, si se le da la oportunidad. También quiere hacer una especialización, preferiblemente en el exterior.

Tampoco deja de sonreír cuando Vivir la UNAB le pregunta si dentro de tantos elogios ha recibido críticas por meterse a este certamen, más si se tiene en cuenta el estereotipo que de las reinas se tiene. “Siempre catalogan a las reinas como brutas y ‘huecas’, pero en mi caso quiero dar lo mejor de mí en cuanto a inteligencia y físicamente también. Además, mi Universidad es muy buena y mi carrera es excelente y una de las mejores en el país”, afirma.

No se ha fijado en cuánto lleva el promedio, pero dice que aunque los números no le gustan mucho, pasó los dos cursos de Finanzas sin ningún problema. No tiene nada en contra del profesor de Matemáticas, Orlando Ordóñez. “No es mi pesadilla, porque él es buena gente, lo que pasa es si uno no pone de su parte es muy complicado pasar” y recuerda que esa materia la ha cursado “varias veces”.
Sin embargo, asegura que acertó al escoger Administración de Empresas. “Mi carrera me gusta mucho y cuando esto sucede, uno entrega todo”, dice.

A quienes se fijan en las medidas, Carolina María les informa que tiene 88 centímetros de busto, 62 de cintura y 88 de cadera. A los más acuciosos les informa que ya hace un año le hicieron la cirugía “que me tenía que hacer: el busto”. A los que quieren saber cómo es, les responde: “Soy noble, sencilla y cálida, pero a veces malgeniada cuando algo no me gusta, como la gente hipócrita. Me encanta estar con mi familia y salir a caminar con mi papá los domingos. También me gusta hacer bisutería, ir a la finca y leer revistas”. No le seduce ir a cine ni fumar, pero sí la rumba y piensa que en su aspecto, el punto fuerte es su cara.

Sostiene que desde hace un mes se está preparando en Bogotá para todo tipo de cosas trascendentales y tonterías con que la van a ‘bombardear’ los reporteros de farándula. Ha tomado clases de cinco horas diarias (2 p.m. a 7 p.m.) de pasarela, etiqueta, fogueo periodístico, cultura general y cultura internacional. Por eso si le repitieran la pregunta de que a quién salvaría entre un cuadro de Fernando Botero o un gato si se estuviera incendiando un museo, ella declara: “Trataría de poner a salvo a las demás personas y a mí misma, pero yo no me voy a quemar porque sí. El cuadro es interesante y el gato también pero si me puedo salvar, pues obviamente que lo haré”.

Tiene 21 años de edad, nació en Bucaramanga el 13 de diciembre de 1984 y estudió bachillerato en el Colegio de la Presentación. No sabe en cifras concretas cuánto le costará a los contribuyentes del Departamento y a sus patrocinadores (entre los que se cuenta el industrial Carlos Ardila Lülle y su padre Jorge Ricardo León Franco, gerente de la Foscal) toda la parafernalia que implica el principal certamen de la belleza en Colombia. Sabe que es “mucha plata” y calcula que lo más costoso son los vestidos de coronación y fantasía, que se los diseñará Jaime Arango en Medellín.

El pasado viernes 29 de septiembre empacó sus maletas y se fue al Minicromos, que es el preámbulo del cielo o el infierno que vivirá en Cartagena, a donde –por ahora– le han dicho que le van a acompañar 172 amigos suyos –incluida su compañera Mónica Borja que vendrá desde Miami–, familiares de Bogotá y Cali, sus padres y “muchos médicos de la Foscal”. Allí se verá la cara con cerca de 26 rivales, entre quienes está la representante de Bolívar, a quien ve como su más cercana competidora.

“No puedo decir que me voy a traer la corona, porque pueden pasar muchas cosas”, dice, aunque si queda Señorita Colombia no está dispuesta a una sobreactuación asegurando que acogerá a todos los niños de la calle o a los huérfanos del conflicto armado interno. “Si se puede hacer una buena obra, la haré pero bien hecha. En Santander me gustaría trabajar con la primera dama haciendo obras. Eso me gusta”.

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