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Robinson vivió para contarla

Abr 28, 2008 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Pastor Virviescas G?mez

pavirgom@unab.edu.co
La parca se le pase? frente a la cara todas las veces que quiso. No fueron dos ni tres los amigos del barrio que Robinson Antonio Posada Vargas vio morir. Se contaron por docenas los muchachos con los que se cri? y hoy est?n bajo tierra.

?El Parcero? tampoco ten?a escapatoria: sicario, narcotraficante, vago o drogadicto eran las posibilidades que le brindaba la vida, pero -con la ayuda de su padre que alentaba grupos de teatro y danza- supo hacerle el quite a la muerte, al vicio y al dinero f?cil.

Hoy Robinson es un cuentero toreado en varias plazas y de quien la comediante colombo-argentina Fanny Mickey dice: ?me maravillo de su sensibilidad para auscultar la realidad m?s inmediata y recrear con tanta gracia y estilo personal unas situaciones de violencia cotidiana, con el prisma del humor negro?.
15 dialog? con este medellinense de 29 a?os, criado en el barrio Manrique de la Comuna Nororiental de la capital antioque?a donde por muchos a?os se ense?ore? el rev?lver calibre 38 como amo y se?or de un territorio comanche en el que ninguna autoridad se atrev?a a entrar y cuando lo hac?a, los pistoleros? jugaban al tiro al blanco y luego reclamaban su recompensa.

En su pecho ?El Parcero? luce escapularios, cadenas de oro, estampas de la virgen Mar?a Auxiliadora y de su santo preferido por ?torcido?, San Judas. El lenguaje que emplea es una mezcla de t?rminos populares, vulgares si se quiere, que cuesta trabajo entender. Es el ?parlache? en el que tienen cabida palabras como ?cutupeto? (miedo), coleto (microb?s), arandelo (homosexual), gaga (metralleta), g?elorosa (marihuana) y manducar (comer). Ver recuadro del glosario.

Bienestar Universitario de la UNAB lo invit? el pasado 18 de abril a que recreara sus historias de los a?os 80 ante unos 250 estudiantes y docentes que entre carcajadas quedaron conmovidos por la crudeza de su testimonio salpicado de metralla y sangre, en una tierra de nadie donde los valores hace rato se desdibujaron.

Fue en esas lomas del Popular 8 donde Posada Vargas comparti? de cerca con al menos 48 ni?os ?no futuro?. Presenci? los peores cr?menes de bandas como ?La Terraza?, vio perderse en el bazuco a muchos amigos y se inspir? para escribir ?Sicarius School, la escuela que tarde o temprano elegir?s?.

Para j?venes como ?l, ?la mejor universidad es la calle y su primera instituci?n la esquina?. Son sectores donde la vida se tasa en pesos y en los tiempos del jalador de carros y luego criminal Pablo Emilio Escobar Gaviria se fijaba seg?n el ?cliente?. ?Si s?lo era la azarada de alg?n fulano, costaba entre 70 y 150 ?lucas? -miles de pesos-. Si es pegar a alg?n parroquiano sencillo cuesta 200 a 250, seg?n los tiros que haya que pegarle; y si es cura, alcalde o gobernador, ?sos s? son m?s caros, vale de un mill?n pa?rriba, seg?n sea el estrato?.

?No pretendo hacerle una apolog?a al crimen ni a la marginalidad, sino invitarlos a una reflexi?n profunda, a la b?squeda de formas de relaci?n marcadas por el respeto y el afecto?, subraya una y otra vez, para que nadie llegue a inferir que est? incentivando las costumbres y modo de actuar de quienes creen que lo m?ximo es tener una chaqueta de cuero, un ?fierro? (arma), una ?calima? (moto) y hacerse matar por dejarle a la ?cucha? (mam?) al menos una nevera, como le ocurri? a su amigo Juan, quien el D?a de la madre cumpli? el encargo de detonar una bomba en un centro comercial, sin saber que entre los muertos estar?a su progenitora, a quien esa misma fecha le hab?a comprado una nevera ?no froster, de esas que fabrican hielo a la lata y no hay que lavalas?.

?El Parcero? es autor del disco compacto ?Olor a barrio?, en el que se encuentra una adaptaci?n al Rin Rin Renacuajo de Rafael Pombo, pero en el que Panguano es el protagonista, mientras los tiros apagan la m?sica de H?ctor Lavoe y los polic?as les da?an el fest?n. ?Y as? termina esta historia, uno, dos, tres, mataron a todo el combo y al Flaco despu?s. Los tombos se abrieron y el alcalde por la t.v. en la noche habl? y mam? Anita en la casa llorando solita qued??.

Con la ayuda de su familia, profesores universitarios, una cooperativa, sus ?llaves? y hasta de Don Juaco el tendero, tambi?n escribi? el libro ?Voces del barrio?, en el que consigna 26 cuentos, cuyo separador es una navaja de papel que en la cacha tiene grabado al Divino Ni?o.

?Triqui?uelas? es uno de ellos y est? dedicado a ?todos los ni?os muertos en la guerra?. En coro losmenores le preguntan a la violencia si est? y ella les va respondiendo que se est? poniendo la capucha, luego que est? alistando el armamento y luego recibiendo las ?rdenes de ir por todos, hasta que ?como a los dos minutos ve?amos los balones de f?tbol que corr?an de esquina a esquina creando una par?bola y ve?amos a los cuerpos ensangrentados de los infantes, creando un pavimento de silencio?.

En su trabajo est? presente la desesperanza de los j?venes que habitan esas faldas de Medell?n a las que no llegan la educaci?n ni las oportunidades de trabajo. ?Si usted va a subir le recomendamos: no ser visajoso, comer callao, aprenderse el Padrenuestro, comprarse un chaleco antibalas y un hueco en el Cementerio Universal. Es sencillo parcero, usted debajo del Metro coge un colectivo Constransinfinito AK-47, un coleto de 22 personas al que por lo regular le meten 85, y ruuum, pa?lbarrio?, dice Posada, igualmente conocido como ?Juanito Esquinas? y ?Mil amores no me mires?, quien p?gina tras p?gina habla de las casas de una Medell?n en las que en las salas hay una mesa y en ella una veladora, una foto y un ep?grafe que dice: ?Juan Carlos, tres a?os de desaparecido?.

Comunas en las que las paredes plasman la filosof?a de los j?venes: ?Los ni?os buenos se acuestan temprano; los ni?os malos los acostamos nosotros?, y se ve el hacinamiento de miles de personas que ?viven con esperanzas, mientras que otros viven sin ella pero sin desesperarse?. Adolescentes que dicen que se mejor vivir bueno y poquito que no mucho tiempo y bien amargados.

Sectores en los que para no convertirse en un cero a la izquierda, los muchachos no tienen m?s propuesta que convertirse en malandrines, porque all? se es amigo o enemigo. ?No hay de d?nde escoger y la verdad un bandido se prefiere ser, aunque se sabe que en manos de otro la vida se puede perder y el ideal de muchos es ver el cuerpo de uno a punta de bala perecer?.

Cuadras en las que la violencia habla con Dios y reclama como sus hijos a todos los que matan, roban, maldicen, envidian? Una generaci?n, o m?s, que sin querer o a la final queriendo, sufri? de la enfermedad de ?plomon?a?, a quienes Robinson invoca con dolor y rabia, con poes?a y amor.

Hoy es cuentero y licenciado en artes esc?nicas; no una tumba con l?pida de N.N. Se salvaron ?l, su hermano y un amigo que se fue de sacerdote; a los otros 45 del combo los ?quebraron?, incluidos los dos ?pelaos? que extorsionaban a la mam?, quien hastiada de entregarles el dinero aprendi? a manejar un arma y les dispar? a los encapuchados que no eran m?s que sus hijos.

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