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Un defensor infatigable de la Libertad de Prensa

Sep 4, 2006 | Institucional

Por Pastor Virviescas Gómez
Tony Pederson ha recorrido el continente desde Canadá hasta la Argentina pero no por placer, sino como un ángel de la guarda de la libertad de prensa, denunciando opresores y clamando justicia. En esa tarea, en la que lleva 30 años, ha tenido que ver en el lugar de los hechos cómo los narcotraficantes de Tijuana (México) asesinan a los periodistas que denuncian su complicidad con autoridades corruptas y se ha sentido impotente ante los 25 reporteros que Fidel Castro tiene en la considerada segunda cárcel más grande del mundo para periodistas (después de China) que es la isla de Cuba.

Pederson, profesor universitario y director del periódico Houston Chronicle –el séptimo en importancia en Estados Unidos con un tiraje de 550.000 ejemplares diarios entre semana– visitó la UNAB la semana pasada como miembro de la comisión del Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Educación en Periodismo (Claep) encargada de evaluar la Facultad de Comunicación Social.

Su buen humor esconde el drama que lleva por dentro en su lucha incesante por el derecho a la libertad de expresión y a la libertad de prensa, fundamentos de cualquier sistema que se apode democrático. Por eso reacciona con escozor cuando se entera que el representante a la Cámara Julio Gallardo Archbold, investigado por la compra irregular de computadores en el Congreso, afirmó que “hay algunos periodistas que más parecen sicarios morales o que incluso pueden ser más peligrosos que los señores que andan con motosierras” (en alusión a perpetradores de masacres).

Vivir la UNAB lo abordó para hacer un repaso de un problema que desvela a organizaciones como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), de la que fue presidente en 1999 y de la cual sigue haciendo parte, y que a su vez no le produce ni cosquillas a dictadores como  el octogenario Castro y el peruano Alberto Fujimori o a quienes están en trance de serlo, como el venezolano Hugo Chávez.

Cuando usted fue presidente de la SIP afirmó que “es alarmante la incapacidad de los gobiernos, policía y sistema judicial para perseguir a los criminales. ¿Hay un enemigo peor para la libertad de prensa que la impunidad?
No puedo decir si la impunidad es peor hoy en día, pero en varios países la situación no ha mejorado. Es un problema muy grave, especialmente aquí en Colombia, México y otros países donde su origen es el narcotráfico. En el caso de ciertos gobiernos sigue habiendo incompetencia de hacer investigaciones abiertas y efectivas. Lamentablemente existe también una falta de voluntad política para esclarecer las presiones, agresiones y crímenes, que se suma a la corrupción. Sin embargo, hay amigos de la libertad y yo conservo un gran optimismo de lo que podamos hacer. Todos los días hay noticias de situaciones tristes y demoledoras de periodistas, pero también hay progreso y, lo más importante: son muchos los periodistas convencidos de la necesidad de defender los derechos humanos, la libertad de prensa y de buscar gobiernos transparentes. Tengo una gran confianza en los periódicos y los periodistas que tienen esta convicción.

¿Quiénes están detrás de la muerte en 2005 de siete periodistas y un colaborador en la región? ¿Quién protege a los criminales?
Es una combinación de criminales, delincuentes organizados y funcionarios estatales o judiciales. Existen muchos problemas en el sistema de investigación, pero resulta interesante que en la SIP hemos tenido casos que después de 20 años se han resuelto, las investigaciones muestran resultados y hay responsables materiales e intelectuales a quienes se les aplicará el peso de la justicia. Por esta razón nunca pierdo la esperanza, porque si no la tenemos qué va a pasar. Si todos perdemos la esperanza, no habrá nunca justicia y todo el mundo va a fracasar.

¿A quiénes hay que temerles más: a los corruptos como Vladimiro Montesinos en Perú, a los carteles de la droga de Nuevo Laredo, a los paramilitares de Colombia, a los “gorilas” en Venezuela?
Francamente a todos, porque todos están asociados a la corrupción y tienen una mente criminal. A todos les tengo miedo, pero a la vez es un desafío para los periodistas, que tienen mucho que hacer al respecto en todos los países.

Mientras países como Chile y Uruguay avanzan en garantías a los periodistas, ¿a qué obedece el deterioro en otros?
El resultado de la asociación entre corrupción e impunidad con las drogas, es simplemente increíble. En otros países en los que no hay el problema del narcotráfico, hay una gran oportunidad para mejorar la situación, porque en muchos casos es un asunto de las leyes que tienen origen en una América Latina del pasado, pero poco a poco hemos registrado cambios positivos. Sin embargo en aquellos primeros países el problema sigue muy grave.

El caso de Judith Miller, la periodista del diario The New York Times que estuvo casi cuatro meses en la cárcel por negarse a revelar sus fuentes en una información sobre la identidad de un agente de la CIA, ¿qué significa en un país como Estados Unidos que ha dado ejemplo de garantías para la prensa con casos como el Watergate y que goza de la Primera Enmienda que no permite que a nadie se le denuncie por sus opiniones o sus escritos?
Este caso, absolutamente malo, resultó de una combinación de circunstancias muy extrañas, en medio de una situación terrible generada por la guerra en Irak y la política de la Casa Blanca, en la que resultaron involucradas algunas personas muy fuertes. Este caso no fue limpio y allá decimos que malos casos hacen muy mala ley. Afortunadamente está terminado, pero si para nosotros fue difícil entenderlo en Estados Unidos, supongo que en otros países lo es más comprender las razones. La situación en mi país con respecto a los periodistas es sumamente compleja porque las leyes, la ética y la opinión pública no se ponen de acuerdo sobre lo que debe pasar, pero todavía tenemos todos los derechos para hacer una prensa muy libre y responsable.

25 periodistas cubanos están tras las rejas desde la llamada Primavera Negra de 2003. ¿Definitivamente a Castro no hay dolor humano que lo conmueva y no queda otro camino que el de la represión contra quienes no están de acuerdo con el régimen?
Lamentablemente Cuba es el problema más grave de América Latina, porque en todos los demás países hay libertad de prensa, con sus obvias variaciones, pero en Cuba no hay ninguna libertad de prensa y Fidel Castro es un dictador que no tiene conciencia al respecto de los derechos humanos ni tampoco de la libertad de expresión. No tengo una proyección de cuándo llegará la democracia a Cuba, pero creo que la situación va a cambiar positivamente en ese país y en otros como China, que es otro caso muy grave.

En Venezuela el presidente Hugo Chávez se negó a recibir a la presidenta de la SIP, Diana Daniels (diario The Washington Post), y tiene un arsenal legislativo (la llamada Ley Mordaza o la reforma al Código Penal que consagra la figura del desacato, por ejemplo) que no le deja otro camino a los periodistas que autocensurarse. ¿6 a 30 meses de cárcel por “ofender” al presidente y un tercio más si la “ofensa” es pública, aparte de atropello qué más es?
El de Chávez es otro caso muy difícil porque en Venezuela hay cierta libertad de prensa, pero es una situación muy dura. Cuando Chávez asumió la Presidencia promovió una nueva Constitución que va en la dirección incorrecta para ese país. Hay mucho poder que está concentrado en la oficina del Presidente y en las oficinas de los jueces, y menos poder en los ciudadanos del común y en los periodistas. Venezuela tendrá que decidir qué es lo que quiere.

¿Qué responsabilidad les cabe a esos medios periodísticos venezolanos que han traspasado la frontera y han asumido la disputa con Chávez como un asunto personal?
Es difícil no tener una opinión radical a favor o en contra de Chávez. Muchos periodistas tienen una opinión crítica y él es un tipo que toma todo de una manera personal y piensa que toda la prensa está en su contra, lo cual puede ser la verdad porque él no es amigo de la libertad de prensa.

¿Chávez es un Castro pequeñito?
Parece que quisiera serlo.

¿Los presidentes y en general los gobernantes son “intocables”?  ¿Quién los ronda o es que son todopoderosos? Usted dice: “los periodistas deben tener el poder y el derecho de criticar a los gobiernos y sus funcionarios sin que por ello sean perseguidos. Si no se puede criticar abiertamente a los gobiernos no se puede ejercer la libertad de prensa”.
La prensa no tiene derechos que la gente no tiene y es un derecho de la gente criticar a un gobierno. Los periodistas deben interpretar y publicar esta crítica, pero también es su responsabilidad tener una opinión y publicarla. La democracia es un asunto de toda la gente y todo lo que ella piensa, en cualquier parte, tiene derecho a ser comunicado.

¿Sigue rondando la sombra de las dictaduras que sembraron el terror en buena parte de América Latina en el siglo XX?
En ciertos países sería posible, pero la libertad de expresión y la democracia están en marcha en América Latina. Hay países en los que hemos registrado regresiones, por ejemplo Venezuela, y otros como Haití que siguen en condiciones extremas, pero para la mayoría del hemisferio esos dos conceptos no tienen reversa.

México superó a Colombia en 2005 en muerte de periodistas y en los últimos seis años van 16 reporteros muertos o desparecidos. ¿Qué está pasando en ese país donde es común la alianza entre el crimen organizado y autoridades corruptas? ¿Qué hace el Gobierno del derechista Vicente Fox aparte de decir que se va a investigar?
Me encanta México y su gente, pero históricamente el Gobierno en ese país no ha hecho nada al respecto en relación a la impunidad. Hay otras etapas de progreso, como la ley sobre  los excesos de información, pero en cuanto a la impunidad el Gobierno de México ha fracasado.

¿La solución es andar con la protección de una docena de soldados como le ocurre a Jesús Blancornelas en la frontera con Estados Unidos?
Él es un periodista mexicano muy valiente que ha tenido el arrojo para desenmascarar a narcotraficantes y aliados. En muchos países los periodistas tienen que seguir poniendo en riesgo su vida porque están comprometidos con la verdad, pero es necesario que todo el mundo comprenda cuál es el papel de los periodistas en la democracia. 

¿Por qué en Colombia el periodismo sigue siendo cuestión de vida o muerte, como dice Reporteros Sin Fronteras? ¿La SIP ha notado algún avance en los primeros cuatro años del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez?
La situación ha mejorado, pero son ustedes los periodistas colombianos los que conocen con más detalle el asunto.

El columnista estadounidense Walter Lippmann decía que “una prensa libre no es un privilegio, sino una necesidad orgánica en una gran sociedad”. ¿Si no hay una verdadera prensa libre para qué hablar de democracia y de otros derechos civiles?
Thomas Jefferson en su discurso de posesión dijo que un Gobierno que no puede tolerar la crítica, merece fracasar. Si un Gobierno en Europa, América Latina o Estados Unidos no tiene esa capacidad de soportar las opiniones de la gente o de los medios de comunicación, no merece continuar.

¿Cuáles son los principios básicos de un periodista?
El periodista tiene todos los derechos de los ciudadanos y puede opinar en cualquier momento lo que quiera. Debe ser un trabajador de los derechos humanos. Nunca deben olvidar el futuro de su comunidad, de su país, y es imprescindible su aporte para que haya justicia, igualdad y derechos para todos. 

¿Qué motiva a Tony Pederson a seguir trabajando por la causa de la libertad de prensa en América?
Desde joven sentí el llamado a dedicarme a mejorar la situación de mis colegas periodistas. Comprendí desde esa época que la libertad de prensa está estrechamente ligada a los derechos humanos y por esa razón sigo trabajando en defensa de la libertad de prensa y ojalá que continúe haciéndolo hasta el día de mi muerte.

¿Sacrificios como el de don Guillermo Cano –asesinado por orden del narcotraficante antioqueño Pablo Escobar Gaviria–, qué mensaje les transmiten a los nuevos periodistas y a los ciudadanos en general?
Es triste recordar lo que pasó con el director de El Espectador y con tantos otros periodistas que fueron asesinados, hostigados o tuvieron que irse al exilio, pero depende de nosotros que nunca se olviden estos casos. Vale la pena entregar la vida por la causa del periodismo y eso lo ratifico cada vez que hablo con familiares de periodistas asesinados por su ejercicio, quienes me recuerdan que es nuestra responsabilidad jamás olvidarlos.

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