Después de 14 años de dedicación, compromiso y muchas experiencias, Berthica, como le dicen sus compañeros de trabajo, se despide de nuestra Institución para iniciar una nueva etapa en su vida.
Bertha García cruzó por primera vez las puertas de nuestra universidad el 17 de enero de 2011. Nunca se imaginó que ese día marcaría el inicio de un viaje en el que crecería tanto profesional como personalmente, dejando una huella imborrable.
Su primer reto fue en Planeación y Evaluación, donde trabajó por tres años y medio. Desde el inicio, su compromiso con la excelencia se hizo evidente al ser parte del equipo de acreditación institucional. Aquel proceso culminó en 2012 cuando logramos la primera acreditación de alta calidad, lo que no solo fue un hito en la historia de la Universidad sino también para ella. «Fue un reto enriquecedor, porque no solo aprendí muchísimo, sino que pude aportar en la construcción de los instrumentos para la autoevaluación», recordó Berthica con orgullo.
En 2013, hizo parte de otro logro trascendental en la historia de nuestra institución: la certificación de calidad del Instituto Caldas y del Centro de Conciliación. Este fue un desafío que asumió con entusiasmo que la llevó a conocer nuevas áreas de nuestra Universidad y a trabajar con diferentes equipos.
Tras una etapa en el proyecto NORTE, su camino la llevó a otro gran desafío que marcaría la siguiente década de su vida: el proyecto ROBLE. «Su historia y la mía han avanzado en paralelo: diez años de ROBLE y diez años de compromiso y crecimiento dentro de esta unidad», dijo con emoción.
Berthica fue pieza clave en la estructuración de los primeros proyectos y en la consolidación de un equipo que, con esfuerzo y dedicación, ha transformado la experiencia de los estudiantes y administrativos en nuestra Universidad. “Junto a Marthica Cala y Maribel, tuvimos el privilegio de formar parte del equipo que dio vida a ROBLE”.
Uno de los logros más significativos que recuerda fue la creación de PUNTO U en el campus El Bosque, un espacio creado para mejorar la vida universitaria y brindar soluciones oportunas a la comunidad estudiantil, como la expansión de este servicio al campus El Jardín. Ver la acogida que tuvo este servicio fue una de las experiencias más gratificantes de su carrera.
Para Berthica, la UNAB ha sido mucho más que un lugar de trabajo. Ha sido una escuela, un hogar y una red de personas que le han dejado enseñanzas y recuerdos inolvidables, «voy a extrañar muchas cosas: la calidez de las personas con las que he compartido, cada abrazo, cada sonrisa genuina y cada palabra de agradecimiento recibida en el momento oportuno».
Ahora, en medio de muchos sentimientos encontrados, se despide de la Institución para dar paso a una nueva etapa en su vida. «Nunca pensé que este día llegaría, pero aquí está. Me siento feliz y emocionada, aunque con algo de incertidumbre por la falta de rutina». Entre sus planes está dedicar más tiempo a su bienestar, mejorar su alimentación y el entrenamiento, el descanso y el crecimiento espiritual, además de compartir más con su familia.
