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27 y 33, las carreras del progreso

Oct 1, 2006 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Jersson Correa Sánchez
jcorrea6@unab.edu.co
La carrera 27 fue en sus inicios un homenaje a la timidez y al liderazgo de Próspero Pinzón, uno de los héroes de la Batalla de Palonegro, quien en su tiempo cerró casas de citas (prostíbulos) y estancos de licor, pero a la gente le resultaba más fácil hablar de la 27, en vez de recordar al silencioso prócer y por eso su nombre quedó relegado al olvido.

Luego de pasar la llamada Puerta del Sol en la que confluyen  las principales arterias de la ciudad (15, 33 y la propia 27) el recorrido de la vía une a los barrios más tradicionales, supermercados, colegios, bibliotecas y clínicas y termina casi cincuenta cuadras después, frente a uno de los símbolos de los santandereanos: el monumento conocido como El Caballo de Bolívar que donó la República de Venezuela a Bucaramanga en 1961 y que está ubicado frente a la Universidad Industrial de Santander.

La 27 es también escenario de parques y Recreovía dominguera que fomenta la calidad de vida de los bumangueses.

Al costado izquierdo de esta vía, se encuentran el denominado Parque de los Niños y la Biblioteca Pública Gabriel Turbay. La carrera 27 será igualmente el espacio donde se desarrollará la Fase Dos del Sistema Integrado de Transporte Masivo de la ciudad, Metrolínea.

Seis cuadras arriba se encuentra la carrera 33 o Avenida de las Américas, como la conocían en sus inicios. Con amplios andenes, gran cantidad de locales y centros comerciales,  se constituye como uno de los principales ejes económicos de la región.

Aunque inicia en la Puerta del Sol, desde la calle 56 se enmarca como vía para unir a colegios, hospitales, batallones y escenarios deportivos departamentales.

Los bumangueses recuerdan todavía los 4.042 millones de pesos que se invirtieron en la carrera 33 en los últimos 9 años por cuenta de los alcaldes Luis Fernando Cote Peña y Néstor Iván Moreno Rojas.

El primero lo hizo para ampliar la vía en algunos tramos y construir las denominadas bahías especiales para parqueo de buses y carros particulares, con un costo de $1.600 millones.

El segundo, eliminó un carril de la vía a fin de ampliar los andenes y así darle más espacio público a los peatones, con un costo de 2.442 millones de pesos, aunque al ex alcalde Moreno Rojas se le quedó sin cumplir el proyecto de extender la 33 hasta la Plaza de Banderas del Estadio Alfonso López y otras obras complementarias que se proyectaban por un valor de 12.500 millones de pesos.  

La carrera 33 es también epicentro de la vida nocturna por sus bares, restaurantes, parques y discotecas que hacen de las noches bumanguesas algo más que estrellas y por eso algunos la han denominado “Zona rosa” de la capital santandereana. 

Las historias de la 27 y la 33, son más de conductores en la primera, y de peatones en la segunda. Sus habitantes, simpatizantes o detractores, y sus visitantes, hacen de ellas no sólo arterias viales importantes en la ciudad, sino que las convierten en reflejo de esta Bucaramanga pujante y trabajadora.

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