Con la presencia de la maestra Teresita Gómez, una leyenda viva de la música y la cultura de Colombia, la Universidad UNAB llevó a cabo el lanzamiento de la edición 23 de la Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro 2025, la cual tendrá lugar del 22 al 31 de agosto.
El rector Juan Camilo Montoya Bozzi se mostró convencido de que este año el que es considerado el primer evento cultural del Nororiente colombiano superará con creces las cifras y expectativas. “Los últimos tres años la Feria del Libro de Bucaramanga ha incrementado el número de asistentes, pasando de 30.000 a 50.000, lo que habla muy bien de la respuesta que tiene nuestra programación de actividades alrededor de la muestra editorial, que en 2024 contó con la presencia de 120 expositores y alrededor de 500 invitados”, dijo.
En coincidencia con el Día del Idioma, Montoya Bozzi lamentó el reciente fallecimiento del Nobel peruano Mario Vargas Llosa (1936–2025), a quien en reiteradas ocasiones se le extendió la invitación para participar de Ulibro, y ya que esto no fue posible, anunció que este año se le rendirá un homenaje en el evento que se celebrará en las instalaciones del Centro de Convenciones Neomundo.
“Bajo el tema ‘Vidas Narradas’, Ulibro se adentrará en la fascinante exploración de cómo las historias que tejemos sobre nosotros mismos y sobre el mundo no son apenas recuentos del pasado, son poderosas hojas de ruta hacia el futuro que anhelamos. Al reconstruir los relatos de nuestra existencia, proyectamos nuestra identidad, buscamos sentido y convertimos nuestras vivencias en espejo de nuestro paso por un tiempo y un espacio compartidos”, señaló el rector, quien indicó que se tendrá la identidad y memoria, el poder de la palabra y voces comunes como los tres ejes del certamen.

Luego dio paso a una amena charla moderada por el docente UNAB y compositor Adolfo Enrique Hernández Torres, en la que la maestra nacida en Medellín el 9 de mayo de 1943 no solo se refirió al libro Teresita Gómez, música. Toda una vida (editorial Debate, 2023), sino que en compañía de su autora Beatriz Helena Robledo, se adentraron en la existencia de quien con apenas cuatro años aprendió a tocar piano a las escondidas y de noche, mientras su padre adoptivo (Valerio Gómez) laboraba como portero del Palacio de Bellas Artes, ubicado en el barrio El Prado de la capital antioqueña.
Repasaron entonces tantos episodios dolorosos y alegres de esa niña que sufrió en carne propia los rigores del racismo dispensado por quienes no aceptaban que una negra optara por la música como su profesión y razón de ser. Siguieron con la joven que se graduó con distinción suma cum laude en 1966 y quien a comienzos de los años ochenta fue encarcelada durante el gobierno de Julio César Turbay Ayala, acusada sin pruebas de pertenecer a la extinta guerrilla del M–19 y por poco condenada a 40 años de prisión. Teresita relató los 18 interrogatorios a los que fue sometida por los militares, para luego dar paso a la oportunidad que le brindó el presidente Belisario Betancur Cuartas cuando la nombró agregada cultural en la entonces Alemania Oriental. “He llorado, he reído y debo admitir que no podría vivir sin la música, que ha sido la columna vertebral de mi existencia”, dijo esta mujer que también fue catalogada como loca.

Logrando conmover a quienes concurrieron al Auditorio Mayor Carlos Gómez Albarracín, Teresita se mostró tan espontánea y libre como siempre lo ha sido. “Tocaba para que la gente me quisiera, ahora toco porque quiero a la gente”, manifestó ésta consagrada pianista de música clásica que ha tenido la oportunidad de presentarse en encopetados escenarios del mundo interpretando obras del Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven y Johan Sebastian Bach, pero también de figuras nacionales como su paisano Carlos Vieco Ortiz o el santandereano Luis A. Calvo.
La velada se llenó de nostalgia cuando en el telón de fondo aparecieron las fotografías de Blas Emilio Atehortúa, Jesús Pinzón Urrea, Jesús Alberto Rey Mariño, Jacqueline del Carmen Nova Sondag, Sergio Acevedo Gómez, Hortensia Galvis y Eduardo Carrizosa, entre otros personajes ligados a la música santandereana y con quienes Teresita Gómez entabló amistad o están referenciados en el texto.
“Magnificat”, de Bach, es la composición que recomienda sin dudarlo un segundo y como profesora que sigue siéndolo, aunque ya esté pensionada, asevera que “la música hay que enseñarla con amorcito porque es muy compleja”, no sin antes aconsejarles a los jóvenes que ni la fama ni el dinero tienen que ver con la música porque tras esos objetivos hay miles de afanados que se dejan deslumbrar por el oropel. “Lo verdaderamente importante es comulgar con los otros y que el público se comunique con el espíritu del músico”, rememorando que su madre María Teresa Arteaga quería que fuera enfermera y de alguna manera le hizo caso porque con la música se aplaca el alma.
Esa bebé que fue regalada por su madre biológica contó cómo sacó los arrestos para superar tantos tropiezos e incluso salir adelante como madre cabeza de hogar, llegando el momento en el que escogió a la manizaleña Beatriz Helena Robledo para compartirle sus cuitas de amor, sus satisfacciones, sus gustos, su placer al oír salsa, tangos o bambucos y las experiencias de quien hace rato tiene un sitio de honor en la memoria de este país.
“La música es un regalo del universo, y siempre será beneficiosa para quien la oiga porque le llevará algo bonito”, señaló, sin esconder las tribulaciones que le genera el mundo actual que se debate entre guerras, genocidios, hambre, pobreza, egoísmo y una desconexión total con la naturaleza.
“Tengo fe en el libro como instrumento del saber y la gente seguirá leyendo, así yo no sea Shakira”, concluyó la maestra Teresita a punto de cumplir 82 ‘calendarios’, quien en 429 páginas de biografía cuenta episodios que pueden servirle a otros, dándoles fuerza para cada día levantarse a seguir la lucha.
Ulibro 2025 será posible gracias al aporte del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, Gobernación de Santander, Instituto Municipal de Cultura y Turismo de la Alcaldía de Bucaramanga, Cámara de Comercio de Bucaramanga, Coordinadora Mercantil. ESSA, Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, Banco de la República, Deltach1 y Centro Comercial Cacique, entre otras instituciones públicas y privadas.
El rector Juan Camilo Montoya Bozzi aprovechó la ocasión para invitar a más organizaciones y empresas “a que se sumen a la magia de Ulibro 2025”, ya que es una oportunidad única para generar un impacto significativo en la diversidad cultural de nuestra región, alcanzando la visibilidad y posicionamiento de su marca e interactuando estratégicamente con públicos diversos.
