Seleccionar página

Aprendió y triunfó en México

Jul 4, 2010 | Institucional

Laura Cristina Aparicio Zafra se graduará este viernes 9 de julio como Ingeniera Mecatrónica de la UNAB con la satisfacción de haber cursado el último semestre en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (TEC) y desarrollado su práctica final en México, donde aparte de ganarse el aprecio de sus jefes y compañeros en la empresa Flowserve, se distinguió por su actitud proactiva y su alto rendimiento

Esto coincidió con la convocatoria para todo el país -también por intermedio de la Oficina de Relaciones Internacionales de la UNAB-, a diez becas de movilidad internacional otorgadas por el Banco Santander, y Laura Cristina fue una de las ganadoras. 4.000 dólares (más de ocho millones de pesos) que le cayeron como anillo al dedo para pagarse los tiquetes aéreos y ayudarse con el sostenimiento.

Así fue como el 25 de julio de 2009 Laura Cristina desembarcó en la casa de los amigos de unos amigos que inicialmente la acogieron en México Distrito Federal y luego se trasladó al Estado de México -a dos horas de distancia-, donde tomó las tres materias de automatización de sistemas de manufactura, sistemas integrados de manufactura e instrumentación virtual que le faltaban para concluir sus estudios. El poco tiempo restante lo aprovechó en clases de fotografía y cocina en el mismo TEC, institución en la que tuvo la oportunidad de interactuar con estudiantes provenientes de los más variados países de América Latina y otros continentes, así como poner a pruebas sus conocimientos de inglés.

“Me gustó que el TEC tiene unos laboratorios muy avanzados, tecnológicamente bien dotados y las materias eran bastante prácticas”, manifiesta Laura Cristina, quien al concluir el semestre indagó por el Programa de Estancias Profesionales del TEC, y entre 150 aspirantes de diferentes carreras fue seleccionada para hacer un semestre de pasantía remunerada en la empresa multinacional Flowserve, especializada en la fabricación a la medida de los requerimientos del cliente de equipos de bombeo para la industria energética, con plantas en 54 países del mundo y más de 14.000 empleados.

Allí laboró en el Departamento de Manufactura, con botas de punta de acero y gafas de seguridad todos los días, donde tuvo a cargo la delicada función de revisar la hoja de pasos para la fabricación de las piezas, que pasaba al almacén y luego al taller. Varios de sus compañeros le expresaron su curiosidad por ver a la primer ingeniera mecatrónica y que además estuviera asignada a la planta.

El pasado 31 de mayo concluyó su práctica, sus jefes le expresaron su satisfacción, le reconocieron que era de las pocas pasantes que entregaba informe de resultados y le dijeron que permanecerían las puertas abiertas si después de graduarse decidía retornar a México. Posibilidad que Laura Cristina no descarta, mientras contempla otras alternativas.

“Pude probar mis conocimientos y habilidades y estoy muy satisfecha por lo que me ha brindado la UNAB. Podemos competir de tú a tú con profesionales de otras nacionalidades”, dijo.

Como si este balance no fuera suficiente, ella valora que pudo valerse por sí misma, que salió airosa en un país distinto y que fue una ‘embajadora’ que dejó en alto el nombre de la UNAB. En estos días, ya de regreso en Bucaramanga, Laura Cristina acudió a esta Redacción para contar su grata experiencia e invitar a los demás estudiantes de la UNAB a que se entusiasmen y aprovechen los convenios internacionales que les ofrece la Universidad. Nos prometió preparar unos tacos al Pastor antes de levantar el vuelo de nuevo.

Por Pastor Virviescas Gómez
Tomado de Vivir la UNAB Edición 326

Ir al contenido