Sólido como nuestra Institución, el Bloque D y a partir de hoy Edificio de Posgrados, ha experimentado durante los últimos ocho meses un proceso de transformación que tiene impresionada a la Comunidad UNAB y a quienes lo observan a la distancia preguntándose qué novedad “se esconde” allí.
Si hacemos memoria descubriremos que esta mole blanca de concreto y acero irrumpía entre caracolíes y bambúes en las fotografías panorámicas que desde Pan de Azúcar se hacían de Bucaramanga y mostraban el incipiente desarrollo de este sector oriental de la ciudad.
Eran los tiempos en que el pavimento llegaba hasta la curva de la carrera 39, que apenas se levantaba la primera torre del Centro Comercial Cabecera y que decir “El Jardín” significaba pronunciar un nombre remoto al que los taxistas se negaban a ir o lo hacían con un incremento en la tarifa.
Eran los años en que por los pasillos del Bloque D asomaba la figura de Don Carlos Gómez Albarracín y de inmediato los inquietos estudiantes del Instituto Caldas prestaban atención a maestros como Juan de Dios Martínez, Carmelo García, Eugenia Reyes de Mantilla, Maruja Cáceres de Pinzón, Atahualpa Ibarra y Ángel Emiro Rodríguez.
Jóvenes que esperaban el tañido de la campana para salir en estampida al recreo, subirse a las barras paralelas o echarles un vistazo a las legumbres que habían sembrado en la huerta que Don Carlos les enseñó a cultivar en el área que hoy ocupan los módulos de música y el Auditorio Mayor.
Otros se dedicaban a jugar baloncesto, voleibol o microfútbol en la cancha múltiple, mientras Irma Santos, David Bermúdez y su esposa Ilse pasaban angustias por la suerte que pudieran correr los ventanales del Bloque D que albergaba los laboratorios de Física y Química, a la vez que servía de resguardo para las ediciones de lujo de la literatura clásica que algún Corporado había donado y el desvencijado piano del profesor Camacho.
Este edificio, hay que recordarlo, ha sido el eje desde el cual el Instituto Caldas y la Universidad Autónoma de Bucaramanga han crecido a pasos agigantados hasta consolidar la planta física que no deja de sorprender a anfitriones y visitantes.
Así es como esta tarde estamos congregados para dar oficialmente al servicio una remozada estructura, acorde con los requerimientos y tendencias de la educación y la vida moderna.
Uno de los primeros cambios que notarán es que las escaleras que conducían al patio de banderas donde todos entonaban “Juventud, mentes libres y ciencia…”, han sido derribadas para darle paso a un ascensor, pero esa es tan solo una de las novedades de la remodelación en la que invertimos 2.500 millones de pesos, bajo la dirección del arquitecto Luis Hernando Navas Mora y su equipo de colaboradores.
2.500 millones de los cuales 1.800 millones corresponden a la obra civil contratada con la empresa Urbanas S.A., que también incluye aire acondicionado ecológico y subestación eléctrica; 300 millones más para el amoblamiento, contratado con la empresa Hecho en Colombia S.A.; 150 millones para el cableado regulado y UPS, y 210 millones para la dotación de las aulas con los debidos equipos de proyección, sonido y Wi-Fi.
Una obra ejemplarmente complementada con la Sala de Piezas Maestras de la Colección Guane-UNAB, en la cual fueron invertidos otros 40 millones de pesos.
Este moderno edificio de Posgrados dispone de 18 aulas con una capacidad que va desde los 22 hasta los 45 estudiantes, una Sala de Audiencias habilitada para 50 personas y un Salón Auditorio Escalonado con capacidad para 52 asistentes. Además, tres Salas de Estudio con capacidad para 10 personas cada una, tres Salas de Descanso, dos Baterías de Baños localizadas en el primero y el tercer pisos, y sus respectivas zonas verdes.
Éste, señoras y señores, es un espacio especialmente diseñado para atender los requerimientos de los profesionales que hallan en la UNAB la Institución precisa para profundizar y perfeccionar su conocimiento, con la tecnología de punta que este tipo de formación requiere.
Infraestructura, equipos y comodidades a los que se suma un cuerpo docente calificado con los más altos estándares y un portafolio académico innovador, bajo las modalidades presencial y virtual, que responde a las exigencias de un mercado global en el que obligatoriamente debemos estar insertados.
A este confortable Edificio de Posgrados debemos sumarle los cuatro Campus y la Biblioteca, actualizada en todas las disciplinas con recursos físicos y virtuales de primer orden.
Pero todas estas realizaciones han sido posibles gracias a los excelentes resultados en materia de matrículas que han tenido las 37 Especializaciones y las seis Maestrías que la UNAB le ofrece al Nororiente colombiano y al país en general.
A los 885 estudiantes presenciales en Bucaramanga, 509 estudiantes virtuales y 56 estudiantes de convenio en otras ciudades del país, así como a las empresas que seleccionan a la UNAB para forjar a su personal, no un millón, sino 2.500 millones de gracias por la confianza que han depositado en la UNAB, donde seguiremos creciendo hasta alcanzar el propósito de ser -dentro de poco tiempo- la primera Universidad de la región.