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Así va la negociación con el Eln

Dic 1, 2006 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Pastor Virviescas Gómez
pavirgom@unab.edu.co
El Ejército de Liberación Nacional (Eln) y el Gobierno saben que no están de acuerdo en la base y el techo de la casa que están levantando, pero al menos ya definieron que las paredes (ejes estructurantes) deben estar construidas con la participación de la sociedad y la ambientación del proceso para verlo positivamente, con una viga transversal que es el aporte de la comunidad internacional.

El piso o punto de partida para el Eln es el reconocimiento de un conflicto social y político armado, mientras que el Gobierno dice que en Colombia hay una matriz de conflictos, incluida la confrontación armada, que debe solucionarse. El techo o punto de llegada para el Gobierno es la democratización y el pluralismo de la sociedad, en tanto que los insurgentes declaran que son las transformaciones de la sociedad.

Esta es la forma como Alejo Vargas resume el estado de la negociación con esta guerrilla nacida en Santander, que estaría a punto de entrar en la recta final de unos acuerdos con su archirrival Álvaro Uribe Vélez, a quien en 1997 declararon “objetivo militar”.

Vargas, trabajador social egresado de la UIS, ha sido vicerrector de la Universidad Nacional, trabajó en la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, es columnista de varios periódicos, profesor de posgrado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y como miembro de la Comisión Facilitadora Civil (o Grupo de Garantes) nacida en 1999, ha estado en todos los acercamientos con el Eln desde Puerta del Cielo (Alemania), Río Verde (Antioquia) y las cuatro rondas de La Habana (Cuba).

Dice que el primer reto que tiene el proceso con el Eln y uno eventual con las Farc, “es cambiar el imaginario que tiene el común de la sociedad sobre lo que son los procesos de paz, porque para los colombianos proceso de paz es, como sucedió con los paramilitares, que salga en la televisión el Comisionado recibiendo un poco de fusiles, que a lo mejor no funcionan y unos tipos que están estrenando uniforme”. Eso es una desmovilización, sostiene, pero un proceso de paz es más complejo.

“Un proceso de paz es entre actores enfrentados, pero en el caso de los paramilitares no lo hubo porque ellos no eran enemigos, sino grupos que con métodos ilegales complementaban la acción del Estado, en seguridad local y regional. No eran grupos con proyectos distintos y por eso no se necesitaba una negociación política. El problema era ver cómo se desmovilizaban y cómo darles tratamiento penal benigno”, señala.

Entonces Vargas diferencia: “frente a la insurgencia guerrillera, más allá de si a uno le parece que esté bien o no, sí hay una discusión política porque tanto el Eln como las Farc tienen propuestas políticas y otra concepción de cómo aspiran que sea la sociedad y por eso la negociación es una discusión en la que también habrá la posibilidad de decirles qué tan viables son sus propuestas hoy”.

Vargas es el artífice, junto a otro grupo de civiles que empujan “el carro de la paz”, de que a Francisco Galán se le permitiera salir de la cárcel de Itagüí para hacer de interlocutor con la sociedad desde la Casa de Paz, ubicada cerca de Medellín, modelo que hoy planean acoger otras ciudades como Bucaramanga, Barrancabermeja y Cúcuta.

La agenda de preparación de la pretendida Convención Nacional es importante porque contemplaría temas como derechos humanos, petróleo, recursos naturales, medio ambiente, territorialidad, verificación, mantenimiento de la paz, cultivos ilícitos, democracia y gobernabilidades alternativas. También el cese el fuego, que no se dará al menos por parte del Eln hasta que estén seguros de que se va a cumplir.

¿Qué tan serias son las intenciones del Eln de sentarse a negociar? ¿Hay algún compromiso formal o siguen las exploraciones de manera indefinida?
No debemos olvidar que los procesos de negociación de conflictos armados siempre tienen un alto nivel de incertidumbre. Hasta que no estemos muy avanzados no puede haber certezas. Debo decir que hay una decisión importante de seguir avanzando en el proceso por parte de la delegación del Eln.

A diferencia de otros procesos del pasado, donde quien hacía la negociación de antemano ya había tomado la decisión de desmovilizarse y el proceso era encontrar los mecanismos para hacerlo, aquí de lo que se trata es de que se ayude a construir esa decisión y en ese sentido se orientan la delegación y un sector mayoritario del Eln, pero ellos tendrán que dar sus debates internos.

Por supuesto éste no tiene nada que ver con lo que fueron los procesos con los paramilitares. Esta idea la deben tener clara los lectores de 15, porque éste no es simplemente un proceso de desmovilización y desarme -que son temas que en su momento se van a tener que tratar-, pero este es un tema fundamentalmente de negociación política.

¿Entonces que no esperen la foto de desmovilizaciones masivas y entrega de armas, sino un proceso más dispendioso que algún día llevará a que el Eln silencie sus fusiles?
Alguna vez Gabino -Nicolás Rodríguez Bautista- usó una expresión que quizás recogía la manera como ellos veían el tema y era que ‘hay que crear las condiciones para que el uso de las armas sea completamente innecesario’. Entonces ahí se vuelve irrelevante si esos fusiles los entierran o los tiran al mar, porque ese es un punto de llegada.

¿En cifras qué es hoy el Eln?
No me ocupo mucho de esos estudios de orden cuantitativo porque tienen unos niveles de incertidumbre altísimos y creo que ni siquiera el Eln sabe cuántos son ellos porque está entrando y saliendo gente permanentemente, entonces una contabilidad de cuántos son ni ellos mismos la tienen.

Siempre se juega con cifras que después todo el mundo empieza a repetir pero que a alguien se le ocurrieron con estimativos o con datos aproximados. Se habla de entre 4.000 y 5.000 miembros de la fuerza combatiente pero el Eln, a diferencia de las Farc no es tanto un ejército sino una guerrilla miliciana, y entonces su fuerza está más en sus vinculaciones con sectores sociales.

¿Es sensato pensar que las Farc no negocian porque están fortalecidas y el Eln sí porque está debilitado o acorralado?
No, ese es un estereotipo que se usa con mucha frecuencia, pero no corresponde a la realidad. Si eso hubiera sido cierto, el Eln ha debido negociar en 1973 después de Anorí (Antioquia), que nunca estuvo tan golpeado militarmente, y no se dio; o el M-19 ha debido negociar después del episodio del Cantón Norte en Bogotá cuando prácticamente el 80 por ciento de su membresía fue puesta en prisión.

Hay quienes desde el punto de vista teórico tienen la concepción de el tema en las negociaciones es la relación de poder y entonces cuántos fusiles tiene usted para ver qué tanto le cedo. De lo cual se deriva que tenga que golpearlo y debilitarlo primero para poder negociar con las condiciones que yo le imponga.

Esa es una concepción pero creo que no es válida y no hay muchos casos demostrables en los que se haya dado esa correlación por la que se produzca una negociación necesariamente asociada a un debilitamiento. Más bien a veces hay una tendencia contraria que consiste en que algunos grupos cuando se debilitan tienden a radicalizarse mucho más.

En el proceso con el Eln usted emplea la figura de la casa en construcción. Pero algunos quieren resultados inmediatos, ¿esos sueños de paz con justicia social y la Convención Nacional planteada por los guerrilleros, serán realidad en uno o dos años, o pasará el Gobierno de Uribe y no se verán los resultados?
En un año no se va a hacer la paz con el Eln, pero razonablemente uno sí podría esperar que en el curso de este Gobierno -si las cosas se mantienen en el ambiente en que han estado-, podría estar el proceso a punto de terminar, por no decir que terminado. El proceso de convención es posible que lo veamos empezando en el segundo semestre de 2007, pero fácilmente va a ser un proceso de un año y medio.

Como parte del conflicto ha habido guerra de palabras, para usted los elenos son “bandidos”, “narcoterroristas”, “revolucionarios”, “subversivos” o qué?
A la gente hay que llamarla como ella misma se autocalifica, así que si se denominan guerrilleros esa es la denominación que hay que darles. Lo que pasa es que el conflicto colombiano en particular, desde muy temprano se ha ‘bandolerizado’, entre otras cosas porque se ha autofinanciado y esa búsqueda de recursos llevó, tanto al Eln como a las Farc a acudir a delitos, como secuestro, robos, extorsiones, etc., que los bandolerizó, pero eso no se puede confundir con las intencionalidades políticas que han movido a estos grupos.

¿Francisco Galán, que lleva 13 años en la cárcel mientras los paramilitares máximo pagarán ocho años, es una cosa y el Comando Central del Eln (Coce) es otra, o Galán es la voz del Coce?
Galán es el “comisionado de paz” del Eln. El Coce es una estructura colectiva de cinco personas, que en estos momentos está representada en la mesa de negociación por Antonio García, como jefe de la delegación, que dentro de la estructura de ellos corresponde al segundo comandante.

Usted dice que a la hora de sentarse a negociar eso no puede ser como un árbol de Navidad al que se le cuelgan todos los adornos que vayan saliendo. ¿Qué puntos deben tener espacio en esa agenda?
Los temas tienen que estar asociados al conflicto y que sobre todo apunten a crear reglas del juego que permitan que los sectores políticos puedan continuar su disputa en la sociedad. Una negociación de paz debe aprovecharse para introducir cambios. Un tema sería cuáles son las reglas electorales en una sociedad, o cómo se logra una mejor democratización de la participación política, que implica equidad en los medios de comunicación para que distintas opciones tengan mejores posibilidades.

Otro tema de negociación puede ser el de reformas agrarias en algunas regiones o mirar si el ordenamiento territorial es el más adecuado o habría que hacerle ajustes para que represente mejor la diversidad regional de Colombia.

Otro es cómo lograr que nuestra sociedad tenga una mejor posibilidad de que lo social se exprese políticamente, y que haya un sistema de partidos adecuado. Así que uno no podría esperar que de una negociación surja una sociedad igualitaria o la terminación de la pobreza y el desempleo, porque eso es irrealista.

Para el Gobierno Uribe, el “premio gordo” era el proceso con los paramilitares pero con los escándalos y la captura de tres congresistas, se desinfló; y con las Farc no se ha avanzado nada. ¿Si se logra culminar la negociación con el Eln, sería “premio seco”?
El segundo Gobierno Uribe va a estar mucho más orientado a la negociación, por muchas razones: porque el contexto internacional ya no es el mismo de la guerra antiterrorista de (George) Bush y la derrota que acaba de sufrir en las elecciones del Congreso lo ratifica; porque el esfuerzo militar del primer Gobierno Uribe mostró los límites de la opción militar y de manera pragmática el propio Uribe Vélez sabe que esto no tiene otra salida distinta a la negociación. Incluso creo que en este segundo gobierno se va a abrir una posibilidad con las Farc.

Mi preocupación es que la crisis política y el contexto internacional no debiliten tanto al Gobierno Uribe que de pronto se vuelva no relevante para la negociación. Si mantiene su capacidad es un buen interlocutor para las guerrillas en la negociación.

¿Hurgar la herida y poner al descubierto a tantos políticos, militares, comerciantes, ganaderos y empresarios que alimentaron el fenómeno paramilitar y sus crímenes? ¿O mejor hacerse los de la vista gorda?
La verdad es fundamental para poder construir unas nuevas condiciones de gobernabilidad y de la democracia colombiana. Lo que más le conviene a nuestra sociedad es que esta crisis toque fondo y así como lentamente se ha venido reconociendo por parte de Fedegan que los ganaderos han tenido mucho que ver con las formación de los paramilitares, y luego la orden de captura contra los tres congresistas de Sucre, esto tiene que seguir avanzando y que asuman su cuota de responsabilidad aquellos sectores que financiaron y estimularon este fenómeno; no para hacer un escarnio o ensañarse, sino para que el país sepa y entienda que en esta guerra no sólo tienen responsabilidad los que están alzados en armas, sino que muchos sectores de la sociedad por acción y por omisión también han tenido que ver.

Eso es fundamental en un proceso de búsqueda de superación de la violencia y de construcción de reconciliación. Si eso no se da, pues nos va a pasar lo mismo que nos pasó con el Frente Nacional, que fue ‘el borrón y cuenta nueva’, y nadie respondió por los 300.000 muertos de la violencia liberal-conservadora y ahí sigue el tema gravitando.

Lo importante es que se logre tocar fondo, que se asuman responsabilidades y que haya la crisis que sea necesaria, pero a partir de allí recomponer las representaciones políticas, nuestra democracia y avanzar.

Si el senador Álvaro Araujo está tan nervioso, ¿qué otros movimientos y políticos deberían estar nerviosos?
En Bogotá dicen que en el Congreso hay mucho nerviosismo y es probable que tengan razón en estar nerviosos muchísimos parlamentarios porque la connivencia de muchos sectores de la sociedad con estos fenómenos delincuenciales del paramilitarismo y el narcotráfico fue muy grande y en Colombia ha habido una muy amplia tolerancia. Ojalá estemos llegando a un punto con la decisión de la Corte Suprema de Justicia de que  empiece a ponerse sobre la mesa lo que por tanto tiempo ha estado debajo de ella.

¿El 7 de agosto de 2010 usted ve a Álvaro Uribe saliendo en hombros por la puerta grande o empitonado por el animal?
Desearía que fuera un Álvaro Uribe que saliera con una gestión importante para la sociedad colombiana. No es bueno para el país que le vaya mal a un gobierno, pero sí vería entrando a la Casa de Nariño a un Gobierno democrático, que representara fuerzas de centro-izquierda, un posUribe que permitiera concluir todo este proceso de terminación de la guerra y de construcción de paz.

Si Uribe hace un gran esfuerzo en este segundo periodo en esa dirección, sin duda va a tener un papel en la historia con blancos y negros, como todos los gobernantes, con luces y sombras…

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