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Bucaramanga, indiferente a la vigilia

Jul 7, 2008 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Y es que eso de que "Las v?ctimas somos todos" -que en la Plaza de Bol?var de Bogot? convoc? en marzo a miles de ciudadanos-, en Bucaramanga no funcion?. De ah? la cara de resignaci?n del ex alcalde capitalino y promotor de la idea, Antanas Mockus Sivickas, al ver que a la cita del pasado 24 de junio s?lo acudieron el gobernador de Santander, Horacio Serpa Uribe, y la defensora regional del Pueblo, Ana Felicia Barajas, m?s dos centenares de 200 asistentes, en su mayor?a estudiantes, organizaciones no gubernamentales defensoras de los Derechos Humanos como Participar, Compromiso, Mujer y Futuro, Asfaddes y Ruta Pac?fica de las Mujeres, hu?rfanos y viudas del conflicto armado interno. Los dem?s brillaron por su ausencia.

Una excusa que emplean los lugare?os para cualquier evento al que quieran sacarle el cuerpo es que la primera vigilia regional iba de 5 de la tarde a 10 de la noche, un imposible para quienes est?n habituados a salir despavoridos de sus lugares de trabajo antes de las seis de la tarde y no quieren perderse ninguna telenovela. El otro pretexto pudo ser el lugar -Plaza C?vica ?Luis Carlos Gal?n?-, un espacio p?blico ubicado en pleno centro al que muchos no se atreven a bajar por la inseguridad o porque sencillamente no conocen ese sector de la ciudad.

Pero lo cierto es que esta Vigilia ha sido uno de los acontecimientos m?s conmovedores y trascendentales de los ?ltimos a?os en esta ?meca? del vallenato.

Uno por uno, de espaldas a las cari?tides que marcan la entrada del Palacio de Justicia, fueron le?dos o improvisados los testimonios de v?ctimas de las Farc, el ELN, los paramilitares y las Fuerzas del Estado. Los pelos se pusieron de punta, las l?grimas rodaron por las mejillas, nadie pudo ocultar la rabia mezclada con pesar al escuchar c?mo un jefe paramilitar alimentaba a un caim?n con la carne y los huesos de sus ?enemigos? o la voz de una madre que una ma?ana vio salir de casa a su hijo que militaba en la Uni?n Patri?tica para luego enterarse que lo hab?an torturado y acribillado por sus ideas.

No hubo distingo de victimario ni de v?ctimas. En esta ceremonia, indispensable para que Colombia conozca la verdad y pueda pensar alg?n d?a en la reconciliaci?n, tomaron parte los hu?rfanos que ha dejado la guerrilla, las viudas que provocaron los ?paras?, los soldados mutilados por las minas antipersona… y la lista continua. No se sab?a cu?l relato era m?s desgarrador.

As? ocurri? en Sud?frica, El Salvador y Guatemala, pa?ses que padecieron conflictos similares al colombiano, pero que se atrevieron a dar el paso adelante, buscando a toda costa la verdad, impartiendo justicia, exigiendo reparaci?n, ofreciendo perd?n pero jam?s olvido.

La jornada, cuyos prop?sitos eran visibilizar a las v?ctimas del conflicto y manifestar solidaridad frente a ellas, la abri? el director del movimiento Visionarios por Colombia, Antanas Mockus, quien puso a pensar a los concurrentes.

"Estamos aqu? por la vida. Es posible que en algunos a?os se puedan clonar seres humanos, pero ser? un clon de nuestro cuerpo, no de nuestra historia, memoria, valores, experiencia y sue?os. La vida de cada ser humano es irrepetible. Cuando una persona muere es irremplazable. Entre todos debemos proteger la vida", dijo el ex candidato presidencial, vestido de negro de pies a cabeza.

Sus cifras sobre la muerte en Colombia son contundentes: 37 homicidios por cada 100.000 habitantes, mientras que en pa?ses como Jap?n es 0,5 por cada 100.000 personas y 12 es el promedio mundial. "En Bogot? estamos felices por estar en 18-19, despu?s de haber estado en 80, pero nuestra capital es 40 veces m?s violenta que Jap?n. Ah? hay un cambio cultural y ayuda mucho la labor de la Fiscal?a y la Polic?a, la investigaci?n y la sanci?n, pero tambi?n necesitamos construir una barrera: matar es una soluci?n demasiado barata y cruda. Tenemos que dotarnos de la paciencia suficiente para trabajar por la protecci?n de la vida. Tenemos el consuelo tonto de que muchas otras sociedades tuvieron matazones fuertes en su interior, pero hoy en d?a tenemos el deber de aprender de la Humanidad. Somos parte de ella, respetemos nuestras vidas".

"Reflexionemos sobre el derecho a la vida y otros derechos fundamentales que son violados en el marco del conflicto armado. Creemos que una de las maneras de contribuir a reducir la intensidad de ese conflicto y tal vez de resolverlo es defendiendo el derecho a la vida y poniendo en nuestros labios el sufrimiento de las v?ctimas", dijo el profesor Mockus.

Explic? que este experimento de las vigilias que recorrer?n todo el pa?s, "es un acto de homenaje a las v?ctimas por su resistencia, por su capacidad de seguir adelante y por su esperanza, pero tambi?n es un acto en el que los ciudadanos aprendemos a manifestar nuestro rechazo a esas violaciones".

Ser ciudadano -argument?-, no es s?lo sufrir cuando alguien de la familia o un compa?ero de trabajo sufre; "es tambi?n solidarizarse con el desconocido. Y si fu?ramos m?s atrevidos los que queremos formarnos como ciudadanos, dedicar?amos parte del tiempo a defender los derechos de los desconocidos. Defender los propios es importante; pero defender los de los dem?s es admirable".

"Alg?n d?a los colombianos no nos mataremos entre nosotros, por nada. Ese d?a tratemos de acercarlo", concluy? y el eco de su voz fue sustituido por el ta?er de las campanas de San Laureano.

Entonces el gobernador Serpa Uribe, quien en campa?a a la Presidencia de la Rep?blica recibi? en su cara un vaso de agua lanzado por el ex rector de la Universidad Nacional, dio muestras de madurez con su antiguo contendor y declar? su "admiraci?n por las v?ctimas inocentes de la insensatez y la intolerancia. Si este es un acto por la vida pienso que es el m?s importante de todos los actos en los que cada uno de nosotros podamos participar".

Por su parte, Jorge Castellanos, coordinador de la Corporaci?n Compromiso, se?al? que esta vigilia es un reconocimiento a la memoria de las v?ctimas y una exigencia de justicia.

"Nos identificamos en esa lucha por la erradicaci?n de la violencia en todas las formas de hacer pol?tica. Estamos por la reconstrucci?n de la democracia, por el rescate de la credibilidad en las instituciones p?blicas, y por el reencuentro y la reconciliaci?n de todos los colombianos. Por la paz sostenible que no podr? ser posible si no hay justicia y reparaci?n a las v?ctimas, que deben tener el derecho a su voz y a su presencia activa en la soluci?n definitiva del conflicto armado por la v?a negociada", subray?.

Dijo Castellanos que "este es el reclamo fervoroso de una acci?n contundente contra la impunidad" y cit? el ejemplo del departamento de Santander, donde imper? la impunidad en el 67 por ciento de las muertes violentas ocurridas en 2007 o donde el rezago del paramilitarismo llamado ??guilas negras?, siguen amenazando y despojando de sus bienes a centenares de familias campesinas.

?lvaro Vecino, director de la Fundaci?n Participar, reclam? que sean los criminales quienes se lleven los titulares en los grandes medios de comunicaci?n y no las v?ctimas, que han estado silenciadas por d?cadas.

Y el 24 de junio de 2008 el grueso de la sociedad bumanguesa permaneci? inm?vil e indiferente, como si los horrores de la guerra fueran un problema del resto del pa?s, no de nosotros. La vigilia concluy? a las 9:45 de la noche de una manera lac?nica en medio de una ligera llovizna, como unas cuantas hormigas perdidas en la inmensidad de la Plaza C?vica. La oscuridad volvi? a reinar en el coraz?n de Bucaramanga.

En ese momento 15 dialog? con Mockus, quien durante las casi cinco horas permaneci? pensativo, cabizbajo. Confes? que lo que m?s admira de las v?ctimas del conflicto armado colombiano es su fortaleza. "Ellos y sus familiares se paran y siguen caminando, luchando por lo suyo".

Tambi?n que habr?a esperado una mayor concurrencia de ciudadanos, l?deres y autoridades. "Hay gente que sabe que se cometen injusticias pero se hacen los de la vista gorda. Todos nos anestesiamos un poco y nos ponemos como una venda ante el dolor de los dem?s. Esquivamos el dolor, pero es una emoci?n que a veces vale la pena compartir", dijo.

?Pero qu? es m?s grave: la indiferencia o la impunidad? "La indiferencia equivale a la impunidad social. Hay tres impunidades: la legal, que es cuando la justicia no funciona; la moral, que es cuando el responsable no siente culpa, anestesiando su conciencia; y la impunidad social, que es exactamente la indiferencia, cuando la sociedad no reprocha a la persona o al grupo armado lo que hicieron", sentenci? Mockus. Luego se despidi? y se subi? en un campero que le esperaba. Atr?s ayud? a acomodar medio bulto de camisetas que le sobraron, pero ?l y sus visionarios mantienen la convicci?n de que la vida es sagrada.

Descuartizamiento

"Se entrenaban para matar picando campesinos vivos. Francisco Villalba, el paramilitar que dirigi? la barbarie de El Aro, Antioquia, en la que torturaron y masacraron a 15 personas durante cinco d?as, revela detalles de esos cursos hasta hoy desconocidos.

A mediados de 1994 me mandaron a un curso en la finca ?La 35?, en El Tomate, Antioquia, donde quedaba el campo de entrenamiento. Eran personas de edad que las llevaban en camiones, amarradas. Las instrucciones eran quitarles el brazo, la cabeza, descuartizarlas vivas.

El instructor le dec?a a uno: ?usted se para ac? y fulano all? y le dan la seguridad al que est? descuartizando?. Ellos lloraban y le ped?an a uno que no les fuera a hacer nada, que ten?an familia. A las personas se les abr?a desde el pecho hasta la barriga para sacarles las tripas. Luego se les quitaban las extremidades. Se hac?a con machete o con cuchillo, el resto con la mano. Nosotros que est?bamos en instrucci?n sac?bamos los intestinos. El entrenamiento lo exig?an para probar el coraje y aprender c?mo desaparecer a la persona.

A m? me hicieron quitarle el brazo a una muchacha. Ya le hab?an quitado la cabeza y una pierna. Ella ped?a que no lo hicieran, que ten?a dos hijos. Los cuerpos eran llevados a fosas ah? mismo en la finca, donde calcularon que enterraron a m?s de 400 personas".

Apartes del testimonio le?do por la defensora regional del pueblo, Ana Felicia Barajas.

 

 

Sin piedad

"Era domingo en la ma?ana. ?bamos para La Gabarra por el r?o Catatumbo. Cuando pas?bamos por Puerto Barranca los ?paras? ten?an un ret?n y nos hicieron bajar a todos. Ellos eran como 80 y nosotros ven?amos 15 en la canoa. Nos pidieron las c?dulas para revisar su lista. Fue cuando cogieron a esa pelada. La cogieron y la tiraron al piso. Ella que ten?a unos cuatro meses de embarazo. La desnudaron delante de todos. Entre dos ?paracos? le agarraron las piernas y los brazos mientras otro le met?a por la vagina una astilla de madera gruesa. Ella apenas gritaba. Luego de cinco minutos sacaron la rula y le mocharon la cabeza y as? termin? en el r?o. Esto lo hicieron los del Bloque Catatumbo".

Apartes del testimonio de un campesino desplazado de Teorama (Norte de Santander), le?do por la periodista Idania Ortiz.

El caim?n de ?Camilo?

"Viv?amos junto con mi compa?ero Pedro Ismael en zona rural de San Rafael de Lebrija. ?l deb?a llegar a la casa como a las 9 de la noche y nunca lleg?. Despu?s me dijeron que cuatro hombres armados que iban en un carro cuatro puertas lo hab?an agarrado en la entrada del pueblo y se lo hab?an llevado junto con la moto.

Al otro d?a a las 6 de la ma?ana lleg? uno de esos hombres y me golpe? la puerta. Yo abr?, ?l entr? y me dijo: ?su esposo le mand? saludes y se acab? de despedir de este mundo, que vaya por la ni?a que la dej? donde una se?ora Mu?oz?. Estaba vestido de negro, rubio, de ojos claros y al parecer lo llamaban ?Duque?. No me dijo nada m?s.

Despu?s una amante de los paramilitares me cont? que a Pedro lo hab?an llevado amarrado a la plaza del pueblo y lo golpearon entre todos. Luego me enter? por boca de los paramilitares que a ellos les toc? botar a mi esposo a la mascota del ?comandante Camilo? y que si ellos no lo hubieran hecho habr?an sido la carnada para el caim?n.

No denunci? la desaparici?n por temor, pues deb?a permanecer en la zona donde el paramilitarismo habitaba. All? sal?amos a buscar la le?a al monte y encontr?bamos la gente picada y amontonada. En las madrugadas a la orilla del r?o se escuchaban lamentos y llorar ni?os y se?oras que gritaban desesperadamente. Los paramilitares cog?an a prestar machetas a esas horas porque ten?an la gente amarrada para degollarla.

El ?comadante Camilo? ten?a un pozo grande donde ten?a un caim?n, que era el consentido de ?l y lo llamaba ?El Camilo?. Hac?a tiros al aire para que el caim?n escuchara y se ven?a para recibir la comida que eran personas amarradas y vivas que les botaban. Al caim?n lo alimentaban con s?lo gente.

Con ?l estaba su sobrino llamado ?El Babie", que mataba la gente a cuchillo y lam?a la sangre de la hoja del cuchillo".

Apartes del testimonio le?do por Marcela Medina.

Mutilado pero optimista

"Nuestro grupo de contraguerrilla estaba integrado por un oficial, un suboficial y 14 soldados. Cuando nos acerc?bamos a un cerro opaco en el que ni siquiera el cantar de los p?jaros se escuchaba, nadie se imaginaba que el destino estaba marcado en esa loma.

Yo era el primero de la contraguerrilla y cuando entr? al cerro no sab?a que me esperaban 11 minas antipersona y m?s de 70 fusiles alrededor de la loma. La primera mina que estall? me sac? a m?s de 20 metros, seg?n relatan mis compa?eros que me auxiliaron. La confrontaci?n dur? cerca de media hora, en la cual no supe nada de lo sucedi? porque qued? tres d?as inconsciente. Un helic?ptero afortunadamente me sac? del ?rea y fui trasladado al hospital de Bucaramanga, donde fui sometido a m?s de 15 cirug?as.

Hoy le doy gracias a Dios por darme una segunda oportunidad de vida. Me siento orgulloso de haber pertenecido al Ej?rcito Nacional y haber aportado el granito de arena a esta paz que necesita mi Colombia querida. En el seno de mi hogar somos cuatro lisiados y nos sentimos orgullosos de haberle servido al pa?s.

Hoy no tenemos rencor por ning?n grupo al margen de la ley; al contrario, cuando uno vive esta situaci?n de la guerra, somos personas sensibles. Los soldados lisiados estamos con el deseo de hacer una marcha de aqu? a Bogot? reclamando la liberaci?n de los soldados, polic?as y civiles. Los fusiles no dejan sino viudas y hu?rfanos".

Apartes del testimonio de Alberto Su?rez Vega, soldado herido en dos ocasiones por las Farc y mutilado.

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