Por Diana García
Al medio día muchos hacían fila y hasta se empujaban por la venerada boleta para el “almuercito”. “La atención está muy buena, nos dieron refrigerio”, dice Cristian Bayona, simpatizante de Miguel de Jesús Arenas, quien asegura que no vota por lo recibido sino por las propuestas.
Algunos ciudadanos comentaron sobre la compra de sufragios. Cuando alguien le contó a un señor que a mujer le dieron 10 o 20 mil para el almuerzo, éste contestó: ¿Qué? a mi no me han dado nada, ni una gaseosa y otro le dijo a la dama: “le fue bien con el votico”.
Pese a los controles que anunciaron las autoridades en la mañana, en la calle y frente a algunas sedes políticas se infringe la ley seca, pues no falta la cerveza y la música sin aún haber ganado nada.
Después del almuerzo, con la “barriga llena y el corazón contento”, la gente empezó a acercarse a sus puestos de votación para cumplir con el deber y participar de la democracia.
