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Colombia, el mejor momento de Sevilla

Ago 16, 2010 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Nueva vida en América
Cansado de los señalamientos por algo que no se le ha demostrado pero que lo tiene marcado aún hoy en día, para la temporada de 2008 Sevilla aceptó la propuesta que le hiciera Michael Ball, director del equipo norteamericano Rock & Racing. Mis compañeros y amigos colombianos Santiago Botero, Hernán Buenahora, Víctor Hugo Peña y Félix Cárdenas me habían invitado algunas veces a venir a Colombia, pero por circunstancias de calendario nunca había surgido la oportunidad de hacerlo”, señala.
“En 2008 quería alejarme un poquito de toda esa historia. Estaban tratándonos bastante mal en Europa y recibí una oferta de un equipo como el Rock Racing, y dije: vamos a otro continente, a conocer otra cultura, a ver nuevas carreras”, recuerda.
La oferta deportiva y económica era buena, sumado al cambio de vida. Algo no cambiaría: estaría en el mismo equipo con su compañero desde hace 10 años, Santiago Botero, con quien compartió en los equipos Kelme y Phonak y hoy lo acompaña como asesor deportivo en su nueva escuadra, Orgullo Paisa-Indeportes Antioquia (pero de eso hablaremos más adelante). “Con Santiago (Botero) y Víctor Hugo (Peña) en el equipo, pues mejor aún. Buenos amigos, más confianza, más tranquilidad”, dice.
Ese año (2008) la Federación Colombiana de Ciclismo invitó al Rock Racing a participar en la Vuelta a Colombia. El equipo llegó con una nómina de lujo (Óscar Sevilla, Víctor Hugo Peña, Tyler Hamilton, Francisco Mancebo, Santiago Botero) con el favoritismo del paisa Botero, quien defendía el título obtenido el año anterior. La primera etapa, una contrarreloj individual en Barrancabermeja, marcó el principio de lo que sería la estadía definitiva de Sevilla en Colombia.
Al subir al podio de la etapa alguien en la fila de modelos llamó su atención: Ivonne, quien hoy es su esposa y el motivo de la alegría y el buen momento por el que pasa el español. “Meses antes de la vuelta yo vine a Bucaramanga con Víctor Hugo (Peña), entrenamos por estas carreteras subimos al Picacho, al aeropuerto. Sólo íbamos a comer donde unos amigos o algunas otras invitaciones de la familia Peña, que me atendió muy bien, pero no me presentaba ninguna chica porque decía que me tenía ‘centrado’ y pues llegué a la Vuelta a Colombia y me ‘decentré con Ivonne’”, dice entre risas.
“Cuando la ví”, dice refiriéndose a quien hoy es su esposa, “quede flechado. Pero como soy muy profesional y ella también lo es en lo suyo, pues hablamos pero nada más. No dábamos un paso más, sobre todo porque estábamos trabajando y uno como corredor se debe a un equipo, a unos patrocinadores, a unos valores y pues hay que estar concentrado en la carrera”, advierte.

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