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Comenzó proyecto de Comunicación para la Paz

Feb 25, 2009 | Institucional

La Escuela de Comunicación para la Paz “se crea con el propósito de generar estrategias comunicativas y producir medios desde las organizaciones sociales y comunitarias, mediante la formación de líderes populares para la radio comunitaria y desarrollar capacidades y habilidades comunicativas en esas organizaciones”, señaló Montoya Osorio.

Otro de los propósitos de esta escuela es la generación de espacios de comunicación en los cuales los participantes apropien conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos en su trabajo de comunicación comunitaria. Una vez terminada esta fase de capacitación el proyecto contempla la realización de dos talleres más con igual número de participantes cada uno.

 Los profesores

Para la capacitación de los líderes vinculados, se seleccionó un grupo de siete docentes con experiencia en comunicación comunitaria y procesos de paz. El grupo incluye profesionales como Bertram Doll, trabajador social y antropólogo, que ha desarrollado procesos de acompañamiento en comunicaciones en el país; Lina Ireth Salazar Mejía, comunicadora social de la Universidad de Pamplona; José Luis Muñoz Ríos, comunicador social-periodista egresado de la UNAB, quien ha trabajado en procesos de diseño y ejecución de estrategias comunicativas en medios masivos; Luis Domingo Rincón Benítez, conocedor del desarrollo de procesos comunicativos; y los docentes de Comunicación Social, Esmeralda Villegas, magister en teorías de comunicación y metodología científica, de la Universidad Metodista de Sao Paulo (Brasil); Orley Durán Gutiérrez, candidato a magister en comunicación con énfasis en comunicación para el cambio social, de la Universidad del Norte de Barranquilla; y Manfry Gómez Ditta, candidato a magister en semiótica, de la Universidad Industrial de Santander (UIS).

Además del fortalecimiento de la comunicación comunitaria, que buscan los líderes del proyecto, el decano Montoya Osorio destacó la unión de las instituciones vinculadas, como una forma de “articular la academia con los procesos sociales y el desarrollo de las comunidades vulnerables de la ciudad”.

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