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Conviviendo en medio de la intolerancia y el hacinamiento

Ago 15, 2005 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Carolina Bayona Arias
mbayona@unab.edu.co
“La gente se empieza a poner violenta cada vez que llegan las ayudas porque
los turnos no son al mismo tiempo y se demoran. Entonces hay algunos que se
ponen agresivos y se forman las peleas por todo, porque le dijo, por la bulla,
en fin. Aquí es mejor callarse y aguantar”. Eso cuenta Gladis Cubides,
una damnificada que ahora vive en el albergue La Entanzuela, en Girón.

La intolerancia es, de acuerdo con las autoridades, el factor principal que
genera violencia interna en los asentamientos de damnificados. Las quejas más
frecuentes se presentan principalmente por el desacato de normas de convivencia
dentro de la misma comunidad como el ruido a altas horas de la noche, gritos,
expendios de droga, violencia intrafamiliar, peleas entre vecinos y jóvenes
con comportamientos de promiscuidad.

“Pero uno los entiende a veces porque aquí la necesidad es muy
brava y el hambre no espera”, afirma doña Gladis a quién
el pasado mes le robaron de su cambuche 40 mil pesos en bebidas luego de que
con un préstamo lograra comprar una nevera para ofrecer estos productos
y ayudarse un poco: “Yo no hice nada porque era una niña vecina
y no quise tener problemas”.

Argemira Rueda es otra damnificada cabeza de hogar, vive con sus 2 hijos en
un cambuche de unos 15 metros cuadrados. Como la mayoría de las mujeres
de estos albergues, trabaja en lo que le salga, pero ella se dedica especialmente
a lavar ropa de mecánicos, ocupación que lleva impregnada por
la grasa en sus brazos y manos. “Aquí lo menos importante es la
vanidad, si no vea mis uñas”, comenta.

Según ella, una de las situaciones más difíciles se presenta
cuando los juegos infantiles entre vecinos se convierten en disputas en las
que intervienen en algunos casos los padres agrediendo al niño ajeno.
“Incluso se han dado casos de personas que golpean a los hijos de los
vecinos y esto causa muchas riñas. Las denuncias se quedan en eso por
temor a represalias”, señala la capitana Lutty Morales, comandante
de la Estación de Policía de Girón.

 

La comunidad pide respuestas
El hacinamiento, el hambre, el fuerte calor característico de Girón,
la humedad que atrae los mosquitos y con ellos las enfermedades, el mal estado
de los cambuches, son condiciones que agravan la situación de convivencia.

“La comunidad nos pregunta y no sabemos que responderle”, dice
Rosalba Ardila, líder del asentamiento Quebrada la Iglesia-La Estanzuela,
uno de los 25 albergues para damnificados y en donde, de acuerdo con el último
censo, habitan 208 familias de las 2.200 afectadas con la tragedia del Río
de Oro.

La líder indicó que hay necesidades inaplazables puesto que muchos
cambuches requieren reparación dado que están protegidos con plástico
deteriorado que permite la filtración del agua cada que llueve: “Ya
le hemos hecho dos citaciones a la actual Administración para que nos
ayuden mientras llega la reubicación pero nadie de la Alcaldía
ha asistido. Para la reparación de los hogares necesitamos urgentemente
y como mínimo, láminas de madera y de zinc”.

El problema es mucho más complejo que eso, tal como lo señala
Orlando Monsalve, personero de Girón: la queja más frecuente de
los afectados es que no fueron incluidos en el censo para las ayudas.

No obstante, afirma que existen muchas familias y personas que no sufrieron
con la tragedia y que se benefician de las ayudas, obstaculizando así
las posibles soluciones para los verdaderos damnificados. “Hay un montón
de avivatos que se encuentran infiltrados en los albergues. Así yo veo
muy complicado un compromiso del Municipio para refinanciar la vivienda o para
dar más ayuda puesto que la viabilidad financiera se ve muy afectada”
dice el personero.

Pese a esto, los líderes de los albergues afirman que el censo de población
afectada con esta tragedia fue realizado en coordinación con la Defensa
Civil, la Cruz Roja y la misma comunidad, y fue comprobado por la Administración
pasada.

 

Peticiones y respuestas
Líderes y representantes de los damnificados de Girón manifiestan
que las comunidades se encuentran a la expectativa frente a la respuesta del
Municipio el cual había mencionado la compra de 2 lotes para construir
viviendas para 200 familias que se entregarían en diciembre próximo.
Rosalba Ardila, una de esas líderes en el asentamiento Quebrada la Iglesia-La
Estanzuela, dice que se desconocen los avances de tal gestión.

“Nosotros llegamos a apagar incendios puesto que la Administración
anterior agotó el 82% de los recursos para el 2005. Por tal motivo estamos
gestionando con el dueño de un lote que es el que presenta los requerimientos
legales al día”, aclara Narda Cristina Roa, jefe de prensa de la
Alcaldía de Girón.

La funcionaria enfatiza que el tema de la compra del lote Villamil, ubicado
al sur de Girón, es prioridad para el Municipio y que el Gobierno Nacional
está haciendo presión en el tema, pero que el valor del mismo,
cercano a 5 mil millones de pesos, está fuera del alcance del presupuesto
actual y que por tal motivo no se podían dar fechas concretas para la
entrega de las primeras casas a los damnificados.

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