SEMBLANZA DE MI PADRE
Por: Maria Victoria Gómez Bohórquez
Discurso pronunciado en la Academia de Historia de Santander el día 3 de Septiembre de 2013 con motivo del homenaje póstumo al Doctor Alfonso Gómez Gómez
En el amanecer del 12 de marzo de 1921 vino al mundo quien fuera un ser privilegiado:” Don Alfonso Gómez Gómez”, en el hogar conformado por Don Agustín Gómez Castillo y Doña Sara Gómez Rueda, quienes ya habían perdido 2 hijos y uno de ellos se llamaba también Alfonso; la razón por la cual Don Agustín insistía en llamar a un hijo Alfonso, era la de que admiraba profundamente a un personaje de la historia: Don Alfonso X “el sabio” , Rey de Castilla y de León -1222-1284-, y a España , a donde soñaba viajar. Por eso mi padre en homenaje a su padre, el primer país de Europa que visitó fue España. También era grande su admiración por Don Alfonso Villegas, eminente jurista y connotado periodista colombiano de comienzos del siglo pasado, fundador de los periódicos más importantes de la época: “El Tiempo” el 30 de Mayo de 1911 y “La República”, precisamente el 13 de Marzo de 1921.
En aquella época tenía singular importancia el nombre que los padres escogían a los hijos, muchos de ellos acudían a colocar los nombres del santoral, en aras de que sus hijos tuviesen algo de la personalidad del nombre que llevaban. En el caso de Don Alfonso Gómez Gómez, podríamos decir que al igual que Alfonso décimo, su vida estuvo siempre allá, en la cumbre de la sabiduría.
Nos quedamos cortos en calificativos para denominar la personalidad de Don Alfonso. Al respecto recuerdo las palabras que dijera un día el poeta Rafael Ortíz González refiriéndose a mi padre: “El Doctor Alfonso Gómez Gómez, es un hombre que casi se acerca a la santidad”, lo que resume en términos generales todos los calificativos que se refieren a la moral y las buenas costumbres.
El recorrido por sus 92 años de vida, una epopeya de la vida misma, llena de éxitos en el ámbito regional, nacional e internacional, si bien como político o educador, o ya como realizador de proyectos, o desempeñándose como el Ministro de Gobierno del Presidente Belisario Betancur, llevando a cabo el pacto de la paz con el M19, en 1984 allá en el Hobo (Huila), o el pacto de tregua con las FARC, que sirvieron mucho a éste país en su momento dado. O bien fuera como embajador en la antigua U.R.S.S., promoviendo el intercambio educativo que dio lugar a la formación de tantos estudiantes colombianos, gran parte de ellos santandereanos, que hoy son personas que han ayudado a progresar éste país en todos los ámbitos. O siendo el mejor alcalde del País, habiendo recibido el premio en Valencia (España). Pero también en la rama legislativa, elaborando leyes con gran visión para el desarrollo de Colombia, como la Ley 146 de 1959, que le dio base jurídica a la Represa de HidroSogamoso, que solo hasta hoy va a ser puesta en marcha. Y así… nos haríamos interminables.
Pocos son los personajes de la historia Nacional que así como Don Alfonso Gómez Gómez, han hecho el recorrido por las tres ramas del poder público bien fuera en el Ejecutivo, o ya en el Legislativo pero también en el judicial, desempeñándose siempre con la mayor altura y dignidad.
Del análisis de su vida y del contenido de su obra, abarcando las múltiples facetas de diplomático, jurista, educador, político, gobernante, escritor, internacionalista, historiador, orientador, debe concluirse que se catalogó como un gran filósofo de la vida así:
Filósofo de la palabra, filósofo del bien obrar. Filósofo de la vida modesta, de las buenas costumbres, de la ayuda al prójimo y de las acciones nobles.
De sus obras escritas: “Testimonios de un Gobernador” publicado en 1982, dice López Michelsen en el prólogo refiriéndose de Alfonso Gómez Gómez con ocasión de la inauguración de un acueducto en San José de Suaita : “La distancia entre el orador y la multitud allí congregada se acortaba prodigiosamente con un sabor casi eclesiástico. No era un político sino un pastor de almas, un guía, un consejero, a quien como pude comprobarlo luego, las gentes del lugar se acercaban para hacerlo partícipe de sus preocupaciones y angustias, o en búsqueda simplemente, de una orientación segura para resolver sus problemas”.
De su libro: “La mirada profunda a un mundo cambiante” 2001. Aquí se recogen vigilias de muchos años, en su larga trayectoria por los caminos de la tierra, por donde transitó siempre con su espíritu sereno, transparente, positivo y analítico, encontrando que en todos los confines del planeta, hay siempre un hombre que piensa, sueña, sufre, goza…, y anhela superar dificultades individual y colectivamente.
De su libro “Figueroa el seminarista de los ojos tristes” rinde un culto al humor y a la amistad, demostrando que la vida hay que vivirla con humor y que es necesario reivindicar la risa y ese “ser malicioso pero de conciencia tranquila” de que habló Federico Nietzsche, lo cual es propio de las mentes despreocupadas y flexibles.
De su último libro “Apuntes para una biografía” 2011, el regalo que nos dejó con ocasión de sus 90 años. Hace allí un recorrido de su propia vida, dejando plasmada su filosofía y las huellas de su gran vivir.
Me quiero referir de Alfonso Gómez como padre:
De sus frases llenas de sabiduría y sus orientaciones se podría escribir un manual de frases sabias. Pero ante todo, la tolerancia, que fue característica de su vida en general. La serenidad la observó hasta el último momento en que sus días estuvieron casi en silencio sin dejar de pensar un instante en que la vida de su hija mayor, Susana, se apagaba en medio de una lucha voraz por la enfermedad que la consumía día a día en medio del sigilo más grande. Y al respecto y recién viudo repetía: “Yo ya estoy listo. Me tengo que ir yo primero que ella porque no es posible que ella se vaya primero que yo que tengo tantos años”…
¡Las cosas se le dieron como él quiso y así el instante fugaz en que se apagó su vida… habiéndole correspondido como bien lo merecía, la muerte de los justos!
Hoy también estamos rindiendo un homenaje a la memoria de quien fuera igualmente miembro de nuacute;mero de ésta ilustre Academia de la Historia. Susana fue la hija que siguió sus pasos en éste lugar. La Academia de Historia de Santander, entidad que está de luto por haber perdido a su Presidente Honorario y a una Académica de Número.
Luego de éste breve recuento, quiero dar las gracias por éste sentido homenaje póstumo a la memoria de mi ilustre padre y de mi hermana María Susana, no sin antes permitirme leer la siguiente elegía.
ELEGÍA
Todo en la vida tiene su momento,
Y todo momento tiene su vida…
Ahora, cuando el corazón ya no se siente palpitar
Cuando el canto de la vida ya se apaga…
Cuando terminamos de escribir con letras de oro
La última página de la historia de una vida…
En el momento fugaz de una tarde triste de abril
Alfonso Gómez Gómez
Ha pasado a la transformación.
De ahí en adelante
Se ha convertido en ser de luz
Dejando como estela el extraordinario ser humano que siempre fue…
Su sabiduría, su buen ejemplo, sus grandes virtudes…
Serán el faro que seguirá iluminando nuestras vidas desde ahora y para siempre.
¡Gracias Alfonso Gómez por la hermosa vida que nos brindaste ¡ Y gracias a todos los que nos han venido a acompañar en éste póstumo homenaje!
El compartir… es el vivir….
Que resuene ese canto del recuerdo…
Que resuene esa luz de la mirada alegre
Y que el Divino Poderoso lo haya recibido
Y lo tenga en su morada
Hasta siempre….
¡Honor y Gloria! Doctor Alfonso Gómez Gómez