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Pensar en una orquesta sinfónica para Bucaramanga, un lugar tan árido para las iniciativas culturales hace 10 años, eran palabras mayores. La ciudad no contaba con muchos músicos profesionales, el apoyo gubernamental era nulo y las críticas estaban a la orden del día. Sin embargo, con tiempo y dedicación se logró demostrar que esta era una manera de proyectar a la Universidad Autónoma de Bucaramanga, de llevar los valores de la Institución a muchas partes.

El primer fue con la creación de la Facultad de Música, gracias a la idea del Dr. Alfonso Gómez Gómez y Don Armando Puyana Puyana, de dar un perfil más humanista a la Universidad que desde sus inicios se caracterizó por la formación administrativa. Yo llegué a emprender ese proyecto  con la incertidumbre de un camino agreste por recorrer, pero motivado por el amor a la música y la visión de estos hombres.

Tuvieron que pasar nueve años de trabajo con la Facultad, dos intentos llamados la Filarmónica de Santander y La Camerata, para que viera la luz, un 29 de abril de 2003, la Orquesta Sinfónica de la UNAB con un concierto en el Auditorio Mayor ‘Carlos Gómez Albarracín’.

Esta experiencia como decano fundador de la Facultad de Música y director de la orquesta, ha sido gratísima, porque no pensé que esta ciudad apoyaría con tanta simpatía y cariño nuestra idea de “Llegar con la música”. Sin lugar a dudas, mis mayores satisfacciones me las ha dado la música.

Hoy gracias al apoyo incondicional del rector Alberto Montoya Puyana, y el vicerrector Administrativo y Financiero Gilberto Ramírez Valbuena, quienes desde el inicio de su gestión manifestaron su apoyo incondicional con esta causa, la Orquesta Sinfónica UNAB se consolida como un excelente campo  de práctica para los estudiantes y parte del patrimonio musical del Oriente colombiano.

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