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El adiós a don Octavio Cadena Gómez

Abr 24, 2006 | Institucional

Durante los últimos 25 años, a las tres en punto de la tarde de cada día llegaba don Octavio Cadena Gómez a su oficina en la UNAB. Era el tesorero de la Universidad y también miembro de la Junta Directiva.

En ese cuarto de siglo de trasegar por la Institución, don Octavio dejó una huella que es evocada por sus compañeros de labores a quienes embarga una mezcla de dolor y nostalgia por su ausencia.

Lo recuerdan como un hombre probo, a quien le brotaban con la misma espontaneidad los apuntes jocosos, como sus remembranzas de la Bucaramanga de comienzos de siglo XX o el elogio a los atributos de quienes le rodeaban.

Era un hombre sencillo, amable, buen amigo y siempre estuvo pendiente de la salud económica de la Institución, manifiesta el vicerrector Administrativo, Jorge Humberto Galvis Cote, quien compartió con don Octavio cerca de 18 años.

Para muchas personas de la UNAB don Octavio era visto como la persona encargada de girar los cheques, pero ?dice Galvis Cote? él cumplía otra misión importante porque era el nexo entre la Junta Directiva y la Administración.

María Victoria Puyana Silva, secretaria general de la UNAB y quien compartió tres años y medio como síndica con don Octavio, señala: Son varios los factores que lo hacían relevante dentro de la Institución. Su amabilidad, el respeto, el buen trato, su honestidad a toda prueba, cómo tenía visualizada la Universidad en su cabeza a la hora de tomar decisiones y teniendo algunas veces que rechazar cosas que estábamos haciendo porque consideraba que podían hacerse en otra forma o en mejores condiciones.

Ana Teresa Cañas, secretaria de Rectoría, dice que don Octavio ?quien se graduó de bacteriólogo en 1955 en Estados Unidos? se caracterizó por su trato respetuoso con todas las personas y con las damas especialmente les resaltaba si el color del vestido les quedaba bien y siempre tenía un piropo para todas. Estaba atento cuando uno se enfermaba o tenía algún problema.

Ese trato durante 17 años le permite a Cañas decir que don Octavio era un excelente conversador, estricto en el orden y en su oficina nunca le vio un papel fuera de lugar. Era una persona que sentía un cariño especial por la Universidad y una preocupación por su desarrollo. Siempre estuvo presente en todas las actividades académicas o sociales. Era el primero que llegaba, porque para él todos los actos revestían igual importancia.

María Eugenia Calonge, síndica durante dos años, agradece todo lo que don Octavio le enseñó, especialmente la sencillez, la puntualidad y el respeto. No olvida tampoco cómo la molestaba cuando ella venía elegante o con accesorios vistosos.

Irma Santos, secretaria en la UNAB desde hace casi medio siglo, concluye: Da mucha tristeza que se haya ido una persona tan aplomada y de tal calidad moral.

La UNAB expresa sus condolencias a su esposa Margaret Ann Carter y a sus hijos Miguel Antonio, director de Desarrollo Tecnológico; Juan Roberto, profesor del Departamento de Lenguas, así como a Vicente Alberto, y sus cuatro nietos. Don Octavio era hijo de Vicente Roberto Cadena, uno de los fundadores de la Universidad.

La Junta Directiva de la UNAB designó como nuevo tesorero al abogado Tiberio Gómez Bohórquez, quien venía desempeñándose como coordinador del Convenio UNAB-Universidad del Rosario y del Programa de Gobernabilidad que se dicta con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la Universidad George Washington (Estados Unidos). Es hijo del vicepresidente de la Junta Directiva, Alfonso Gómez

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